E
nrique Peña Nieto (EPN) ganó la Presidencia de la República por 6 puntos, en lugar de los 15 o 20 que marcaban las
encuestas. En el primer año de gobierno su aprobación alcanzó 56.2 por ciento gracias al apoyo de los medios de comunicación. Pero esto duró poco. Su popularidad fue disminuyendo no sólo a escala local, sino en todo el mundo, incluso en los medios más conservadores.
Quienes defienden el gobierno de EPN hablan de la creación de 4 millones de empleos, de incentivar inversiones extranjeras directas por 200 mil millones de pesos, de colocar a México como el cuarto mayor exportador de automóviles y haber aumentado 43.1 por ciento las exportaciones manufactureras.
Sin embargo, el sexenio de EPN destaca por sus puntos oscuros. Tan sólo 2018 será recordado como el año más violento de las últimas décadas con más de 25 mil personas asesinadas. Los casos de Ayotzinapa y Tlatlaya no han sido resueltos y son agravios que pesarán en el régimen de Peña. De igual forma, la corrupción, incluso del propio presidente, de algunos de sus más cercanos colaboradores y prácticamente de todos los gobernadores del PRI, destacando Javier Duarte, en Veracruz; Roberto Borge, en Quintana Roo, y César Duarte, en Chihuahua.
En el último año de su gobierno la popularidad de Peña alcanza apenas 18 por ciento, la cifra más baja de la historia (Felipe Calderón al concluir su mandato alcanzó 46). Los grupos que menos lo aprueban son los jóvenes y los universitarios y el problema más grave que perciben los ciudadanos es el de la inseguridad, seguido de la crisis económica y la corrupción.
EPN se enfrentó a una etapa avanzada de la descomposición del sistema político, económico y social. Se hizo de la Presidencia mediante una masiva compra de votos, misma estrategia utilizada en la elección de 2017 en el estado de México.
El mérito de Peña fue no utilizar el poder gubernamental para cambiar el sentido de la elección presidencial. Como diría Gabriel Zaid, ejerció la “acción hercúlea de… no hacer nada” y se produjo el cambio de régimen y un nuevo proyecto colectivo. Quizá EPN será recordado en el futuro como el presidente que abrió la puerta a la democracia.
Colaboró: Mario Antonio Domínguez.
Twitter: @ortizpinchetti
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