domingo, 16 de septiembre de 2018

En su último Grito de Independencia, EPN se queda solo


Ciudad de México. En el Zócalo de la Ciudad de México todo está dispuesto para la última ceremonia del Grito de Independencia que será encabezada por Enrique Peña Nieto.
Y cuando se dice todo, se habla de las cámaras y las luces, de los micrófonos cubiertos con plástico y de filtros de seguridad a cargo de las policías capitalina y federal.
Detrás de las vallas metálicas, se extrañan las camisetas rojas de los acarreados mexiquenses y son notorios los huecos en la plancha de la plaza mayor.
La multitud da la espalda al Palacio Nacional, para gozar -es un decir- el concierto a cargo de la pareja formada por Emmanuel y Mijares, quienes combinan sus repertorios clásicos con canciones típicas y éxitos de Juan Gabriel.
Diez minutos antes de las diez, las gradas destinadas a los invitados especiales están aún vacías.
Las ceremonias del Grito de Independencia en el sexenio actual han estado marcadas por sucesivas tragedias.
En 2013, Enrique Peña Nieto cumplió con el ritual y luego bajó a uno de los patios del Palacio Nacional sólo para informar que se retiraría para atender la emergencia provocada por las lluvias torrenciales.
Los años que siguieron no fueron muy distintos. En 2017, la conmemoración estuvo marcada por los sismos del 7 de septiembre que golpearon a Oaxaca y Chiapas.
En una búsqueda simple en internet, las notas que tratan de los vestidos que han vestido la esposa y las hijas del presidente casi igualan las dedicadas a la ceremonia cívica.
Las revistas del corazón e incluso publicaciones “serias” han dedicado muchas líneas a la vestimenta de la familia presidencial.
En 2016, por ejemplo, destacaron que Angélica Rivera se sumó a la “austeridad” gubernamental porque volvió a vestir una prenda que había portado en una cena con los reyes de España.
El año pasado, las revistas del corazón, por supuesto ajenas a las millonarias cifras que este gobierno ha gastado en publicidad, destacaron que la esposa del presidente usó un vestido negro, eran solidaridad con las víctimas de los sismos.
Todo esto se cuenta mientras el Zócalo semilleno acompaña a Mijares con uno de sus viejos éxitos.

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