jueves, 2 de agosto de 2018

Manuel Bartlett, mitos y verdades


Por Ernesto Villanueva
Desde 1988, Manuel Bartlett ha estado en el centro de la polémica hasta ahora, con menor impacto, pero con motivo de su próximo encargo como titular de la Comisión Federal de Electricidad han renacido los mensajes que estaban en pausa, pero no olvidados ni muertos.
Se le ha atribuido la frase “la caída del sistema” como un eufemismo para explicar el fraude electoral en las elecciones presidenciales de ese año.

El de Bartlett es un interesante caso de cómo las técnicas de persuasión y manipulación de la opinión pública pueden incidir en las pautas de comportamiento de la gente, de articulación de emociones y de percepciones en el ánimo colectivo para posicionar varios mensajes que, con la suma de todos ellos, se logre el objetivo de posicionar la imagen deseada por sus detractores, iniciando por los operadores mediáticos de Carlos Salinas de Gortari y continuando por malquerientes anteriores y nuevos que reprodujeron exitosos mensajes iniciales para mantener por asociación de frases: Bartlett=fraude, Bartlett=corrupción. Veamos.

Primero. La operación psicológica (PSYOP por sus siglas en inglés) inició en Estados Unidos antes de la segunda guerra mundial para dividir e impactar el estado anímico de las fuerzas armadas de los países enemigos de los aliados. Hoy esta técnica se ha desarrollado hasta el presente, no siendo necesariamente aplicada como en sus orígenes en contra de una idea, gobierno o sistema, sino contra un conjunto de personas o contra una de ellas. (Department of the Army. Psychological Operations Tactics, Techniques, and Procedures.Washington, D.C. Headquarters of the Department of Army. 2003 )

Las características principales de una operación psicológica son las siguientes:
a) Análisis del contexto (el día de las elecciones presidenciales de 1988 había un clima de tensión en amplios grupos a pesar de no haber Internet);
b) Narrativa de los mensajes y de frases efectistas susceptibles de llenar vacíos informativos sin importar sin son verdad o mentiras o mezclas de verdad con mentiras. (Ahí se inscribe la “caída del sistema” la cual al revisar en la Hemeroteca Nacional como parte de una investigación que estoy llevando a cabo sobre el tema no se encontró esa declaración en cursivas; es decir, que la haya dicho literalmente Bartlett)
c) Medios amigos o afines que en trascendidos o con columnistas se reproduzcan los mensajes;
d) La repetición de los mensajes
e) La alimentación con nuevos mensajes para dejar firme la percepción sobre el objetivo (en esos mensajes se incluyen, por ejemplo, el homicidio del periodista Manuel Buendíaque también se le busco atribuir como uno de los “autores intelectuales”, que Bartlett “no tiene visa de Estados Unidos”, lo que es totalmente falso, el propio embajador de Estados Unidos estuvo varias veces en Puebla cuando Bartlett era gobernador como reuniones oficiales; es lógico si Bartlett fuera prófugo de la justicia norteamericana o tuviera requerimientos judiciales en ese país, JAMÁS el embajador hubiera estado en Puebla con Bartlett como gobernador y así hay otros mensajes que no son investigados y se perciben como si tratara de verdades y no “pos verdades” para estar a tono con los nuevos conceptos para acuñar a la información con una dosis de verdad y cuarta de mentira).

Segundo. A Bartlett se le aplicó la técnica de comunicación aplicada del “pánico moral”(Stanley Cohen. Folk devils and moral panics. Routledge Classics, NY, 1972) y la de la“espiral del silencio” (Elisabeth Noëlle-Neumann. La espiral del silencio. El nuevo espacio público, Gedisa, Barcelona, 1992).

La primera consiste en presentar a una persona como enemiga o nociva para la sociedad como una técnica complementaria de la operación psicológica y de más nueva data que la primera surgida desde los años 40 la que se ha ido actualizando y mejorando hasta la fecha con el apoyo de las neurociencias y la sociología. La “espiral del silencio” tiene como propósito maximizar los mensajes seleccionados y minimizar aquellos otros que pudieran considerarse positivos para la persona objetivo pero contrarios a los fines de la estrategia aplicada.

De ahí se explica cómo ha pasado desapercibido en los medios que Manuel Bartlett fue uno de los artífices de la defensa de la energía y con su compañera Dolores Padierna (quien incluso escribió un obligado estudio de los peligros de la Reforma Energética) se metieron al estudio del tema en el Senado de la República. Tampoco se recordó que junto con otros senadores tiempo atrás fue uno de los impulsores de la inconstitucionalidad de porciones significativas de la Ley Televisa que ganaron en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Estos “olvidos” son efectos de la espiral del silencio bien aplicados.

Tercero. El error de Manuel Bartlett fue esperar demasiado tiempo para reaccionar jurídica y mediáticamente contra esos mensajes que no tuvieron ninguna resistencia y se posicionaron fácilmente en un sector no menor de la sociedad. En últimas fechas lo ha hecho a través del gran jurista Carlos Meza Viveros que ha salido avante.

La enorme contribución del también respetado jurista Ulrich Richter Morales a los mexicanos, quien ha logrado que la justicia mexicana sea competente para conocer de los abusos de Google debería ser aprovechada por Manuel para explorar como litigio estratégico el derecho al olvido que en México nadie lo ha ganado…aún, pero la puerta jurídica que deja abierta Richter Morales abre posibilidades nuevas para combatir o minimizar este tipo de campañas de aniquilación de los derechos de la personalidad de muchas personas de manera ilegal e ilegítima.
 

Ernesto Villanueva

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