domingo, 25 de febrero de 2018

Racismo y política .- José Agustín Ortiz Pinchetti

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E
nrique Ochoa, jefe del PRI, hizo un chiste infortunado sobre los priístas que se han pasado a Morena, a los que llamó PRIetos. Su comentario despertó una oleada de críticas que por poco lo ahogan. Hace 20 años, probablemente, su juego de palabras hubiera pasado desapercibido. Unos cuantos críticos veíamos el racismo en México no sólo como obvio, sino como nuestro mayor problema. José Iturriaga, Agustín Basave, yo mismo y un puñado de articulistas y escritores insistimos durante años en el tema.
Hoy las cosas son distintas, parece que despertamos a una consciencia que denuncia y describe la brutal discriminación que en México sufre la gente morena. Pedro Salmerón publicó Falsificadores de la historia: difusores del racismo y otros extremos de los comunicadores en México (2014); Federico Navarrete ha publicado México racista, una denuncia (2016) y El alfabeto del racismo mexicano(2017); así como Joaquín Careaga, El racismo en la sociedad mexicana(2015). Se montó la excelente exposición Encara el racismo, en el Museo de la Ciudad de México (2016). Estos trabajos han tenido repercusión. En junio de 2017 el Inegi publicó un estudio acerca de la movilidad social; al examinar las condiciones para el desarrollo de las personas mencionaron, entre otras, el color de la piel. Con base en una escala cromática de 11 tonalidades de piel se percibe que las personas de piel más oscura tienen menores oportunidades. Los blancos tienen mayores oportunidades educativas y profesionales. El director del organismo fue acusado de racista al publicar esta encuesta, pero con sensatez respondió: el racismo es una triste realidad en México. El tema llegó a la prensa internacional ( El País, 2018). “El racismo es una estructura narrativa de verdad y de poder que, por origen étnico y rasgos aparentes, elimina a grupos enteros de posibilidades de equidad, justicia y libertad… México es una nación racista porque los privilegios y el poder están prohibidos a los ‘prietos’”, afirmó Fabrizio Mejía ( Proceso, 2018).
El asunto tiene repercusión política, ha sido utilizado subliminalmente en las grandes campañas contra AMLO. Nadie quiere una guerra de castas, pero tenemos que reconocer el dominio de los blancossobre el resto de la sociedad. Hay preocupación de que la violencia racial pueda aflorar en México, pero puede prevenirse por la conciencia. Debe reconocerse que 85 por ciento, la mayoría mestiza, está dominada y discriminada, y que se somete con resentimiento. Poco a poco este racismo será aceptado como un hecho indiscutible y entonces podremos plantearnos soluciones.
Twitter: @ortizpinchetti

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