Cuando pretendía llegar al gobierno nuevoleonés, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, criticó a los funcionarios que chapulineaban de puesto público en puesto público. Ahora hace precisamente eso: su sexenio aún no llega a la mitad y ya busca la candidatura presidencial. Más aún, para hacerlo, y para obtener las firmas que le exige el Instituto Nacional Electoral a los independientes, descuida su trabajo y pone el aparato estatal a su servicio, denuncian políticos opositores.
MONTERREY, NL. (Proceso).- En su búsqueda de las firmas que requiere para ser candidato independiente a la Presidencia de la República –si bien ya cumplió el primer requisito, la cuota de 866 mil 593, aún le falta obtener el respaldo de 1% de la lista nominal de 14 entidades federativas–, el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, ha abandonado sus tareas al frente del estado y para promoverse hace uso del tiempo y recursos del gobierno, señalan sus opositores.
Durante su campaña como candidato al gobierno nuevoleonés, El Bronco repudió a los funcionarios que “chapulineaban”, que incumplían sus funciones en un puesto de representación popular para saltar al siguiente. Ahora él se prepara para buscar la Presidencia por la vía independiente y además convirtió a su administración en una fábrica de candidaturas: varios de sus funcionarios usaron sus puestos para darse a conocer y luego lanzarse a la aventura electoral.
“Él, que tanto repudiaba a los partidos, ya utiliza el concepto ‘independiente’ como uno”, dice a este semanario Arturo Salinas, coordinador de la bancada panista en el Congreso local.
Su similar priista, Marco Antonio González, afirma a Proceso que, cegado por su proyecto presidencial, Rodríguez Calderón ya ni siquiera se ocupa de gobernar y se concentra sólo en la recolección de firmas. Ha devaluado tanto la marca independiente, agrega, que en los comicios locales del año entrante “ni uno de sus gallos ganará la elección” y el Congreso local se quedará sin representación de los sin partido.
El portal en internet BuzzFeed lo exhibió: reveló que prácticamente todos sus secretarios están inscritos como recolectores de firmas y más de 200 trabajadores estatales se dedican a la misma tarea. Además su administración es un trampolín para que quienes alguna vez fueron sus funcionarios, busquen candidaturas, casi todos por la vía independiente.
Por ejemplo, Raúl González, El Matemático, pidió licencia en la dirección del Instituto de la Cultura Física y Deporte para buscar la senaduría por la vía independiente; lo mismo hizo Mónica Garza Candia, subsecretaria de Participación Ciudadana de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, que va por la misma posición. A su vez Yamilett Orduña, exdirectora del Instituto Estatal de las Mujeres, busca una diputación sin partido.
Incongruencia
A dos años de iniciado el actual sexenio, Arturo Salinas dice que nunca creyó en las promesas grandilocuentes de un cambio en la política tradicional que prometió El Bronco, para hacer que, ahora sí, “el pueblo mandara”.
“Una constante en el gobierno de Jaime Rodríguez es la incongruencia. Prácticamente quedaron en el olvido todos los temas que trajo de bandera en campaña como parte del cambio que ofrecía, apartado de los partidos: transparencia, combate a la corrupción, no pagar a los medios”, dice.
Desde que empezó su mandato, El Bronco presumió su aparato de redes sociales, con un equipo en el gobierno a través del cual se comunicaría con la población, mediante WhatsApp y Facebook. Esa ciberestructura es usada ahora para promoción suya y de sus funcionarios, quienes se lanzan a sus propias campañas para buscar puestos de elección popular, acusa Salinas.
Estima que el lanzamiento de los candidatos que emergieron del equipo de gobierno tiene el doble propósito de colocar personas afines al mandatario y, también, usar las estructuras que cada quien, en lo individual, hayan creado, para hacerle promoción a su jefe, lo que representa el uso total del aparato de gobierno al servicio del Bronco.
“Muchos de ellos van a andar en campaña, utilizando sus vehículos oficiales, sus celulares, horas de trabajo. Por eso vemos que se promocionan como candidatos a diputados y, al mismo tiempo, andan buscando firmas para que Jaime sea candidato a la Presidencia.
“Todo el aparato gubernamental de Nuevo León está a disposición de las candidaturas de Jaime Rodríguez y sus funcionarios, que con recursos y programas son apoyados por el gobierno, práctica que hacían los gobiernos del PRI y que El Bronco criticaba, aunque acaba haciendo lo mismo, corregido y aumentado”, dice el panista.
Al abundar sobre el proyecto de Rodríguez Calderón, Salinas afirma que, paradójicamente, al repudiar a los partidos creó una marca electoral independiente que, ahora, maneja ya como un instituto político.
“Maneja a los candidatos independientes como un partido. De hecho, una de sus principales oposiciones a la Ley Electoral que se aprobó para las próximas elecciones, es que flexibilizaba las condiciones para ser independiente, bajando el número de firmas, cuestión a la que Jaime se negaba, pues al hacer más difícil acceder a una candidatura, él podría apoyar sólo a sus candidatos; ahora tendrá más competencia”, dice.
Sin directriz clara
Marco Antonio González, coordinador de la bancada del PRI en la legislatura nuevoleonesa, recordó la promesa, ahora ya reconocida por el mismo Rodríguez como incumplida, de no dejar el puesto para buscar otro.
“Hizo la promesa de no ‘chapulinear’, que estaba en contra de las acciones de cualquier político de aspirar a un puesto mayor; esa fue una de sus críticas en campaña. Cuando se sentó en la silla de gobernador, aseguró que se quedaría seis años. Pero ahora ya todo cambió”, señala.
Acepta que, por ley, al ser aspirante independiente a la Presidencia, no está obligado a separarse del cargo; pero la dualidad de funciones envía una señal que ha irritado a la población y también permite que, por imitación, sus funcionarios se tomen las mismas licencias.
“Yo no comparto esta acción, porque a la gente le molesta que esté haciendo estas dos cosas: o gobiernas o sacas firmas. Pero también, como el gobernador hace eso, los demás tienen la anuencia de hacer lo mismo. Raúl González, de Deportes, es director y recolecta firmas. Yamilett sí renuncia al cargo, pero el instituto queda acéfalo, cuando debiera haber un responsable”, señala.
Añade que la conducta del Bronco hace suponer que actualmente no hay una directriz clara de lo que quiere, pues tiene como meta recolectar firmas y, al mismo tiempo, hace como que gobierna Nuevo León.
“Me queda claro que sí va a conseguir las firmas, junto con Margarita Zavala, que son los únicos dos que, a mi parecer, van a cumplir con eso. Pero la distracción no es sólo de Jaime Rodríguez sino de su aparato de gobierno, porque para recolectar las firmas se necesita un ejército”, explica.
Hasta el martes 12 el nuevoleonés era puntero en la lista de precandidatos independientes y ya había rebasado la cifra de 866 mil 593 firmas demandadas por el Instituto Nacional Electoral (INE). Llevaba 102% (883 mil 752). Sin embargo, la mayoría se concentraba en su entidad. Batallaba para obtener el 1% de la lista nominal de por lo menos otros 17 estados, requisito que obedece al criterio de dispersión. Hasta ese día había alcanzado la cifra, además de en Nuevo León, en Tabasco y el Estado de México. Necesita 14 estados más.
González espera que el gobernador cumpla con lo que establece la legislación electoral para comprobar todos los gastos erogados en la búsqueda de apoyos, pues ha dado evidencia de que utiliza la estructura de gobierno para conseguir las firmas.
Lo niega
El gobernador rechaza todos los señalamientos. En su lógica, las críticas lo ayudan, porque quienes lo denuestan lo hacen aparecer permanentemente en el candelero político.
Ante las acusaciones sobre el uso del aparato de gobierno para su plan presidencial, Rodríguez le dice al reportero que ha trasparentado el procedimiento, que va en tiempos en la fiscalización del INE y que los voluntarios son ajenos a la nómina estatal. Niega que se le haya pedido a los empleados de su administración que aporten sus firmas.
“No le pedimos a nadie, firma el que tiene voluntad para hacerlo. Firma el que está en el gobierno o donde sea”, señala el mandatario, quien aclara que actualmente enfrenta un problema con la recolección de respaldos, pues lleva un ritmo más lento del que esperaba.
“La instrucción a mi equipo es que se concentren en lograr el requisito. Y no somos un equipo muy grande. Estoy batallando por eso, no tenemos capacidad para la recaudación financiera y no vamos al ritmo que creía que pudiéramos ir para subsanar el requisito de los 17 estados”, dijo.
También niega que utilice su administración para proyectar candidatos que van por la vía independiente. La modernidad, asegura, permite que cualquiera siga su aspiración.
“Parece que ustedes son de Guatemala. ¡No chinguen! Estamos en México. Necesitamos ir al primer mundo. Cualquier ciudadano tiene derecho de participar. Hasta el arzobispo, si quiere renunciar al arzobispado, puede ser candidato. Cualquier cura puede renunciar y participar y no significa que los fieles vayan a votar por él.
“Los que están en este gobierno y quisieron participar, se fueron. Pidieron licencia los que tenían plaza sindical, los que tenían puesto de confianza renunciaron… y eso no quiere decir que lo vayan a lograr o que utilicen el aparato de gobierno, ni siquiera para mí. Siempre evado las preguntas que me hacen para meterme en el lío de que utilizo la plataforma de gobierno, por eso los mando al carajo cuando me preguntan de las firmas”, puntualiza.
Rechaza que los aspirantes que integraron su gabinete necesiten su “bendición” para lanzarse a la búsqueda de un puesto de elección popular. Toma a guasa el señalamiento: “No soy cura, cabrón, ni arzobispo, ni quiero ser. No le doy la bendición a nadie. Lo único que me dicen es que van a participar y está bien. Yo no puedo cortarles el derecho. Tenemos que emigrar de una política tercermundista a una de primer mundo, donde cualquier ciudadano puede ser y buscar esa posibilidad, siempre que no distraiga recursos públicos”.
El Bronco dice que en su casa tiene su propio equipo de especialistas en redes, y que no están incorporados al erario.
Pero el martes 5 BuzzFeed refutó al mandatario, al revelar que 205 trabajadores del gobierno de Nuevo León están registrados como auxiliares para recolectar firmas para su jefe. Entre ellos, 24 integrantes de su gabinete. El medio dijo que obtuvo los nombres gracias a la lista de colaboradores que le entregó el INE.
En el Congreso de Nuevo León, instancia que forzosamente tiene que darle licencia para hacer campaña, si es que consigue las firmas que le pide el INE, la votación está dividida. Fuentes consultadas de los mismos partidos señalan que el PAN se opondrá a concederla, para obligarlo a que termine su sexenio. Pero el PRI y sus aliados, el Verde y Panal, y hasta la fracción independiente, que reúnen dos terceras partes de los votos en la legislatura, le darán vía libre para que se aleje del estado.
Arturo Salinas sostiene que esperarán a ver cómo termina el intento del gobernador para recolectar firmas a fin de decidir sobre su eventual licencia.
La noche del pasado martes 12, el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, generó polémica al señalar que se alista otra elección en Nuevo León, ahora que el precandidato pida licencia como gobernador. Luego aclaró que sólo se refería a un escenario teórico.
Sin embargo, en la entidad, el presidente de la Comisión Estatal Electoral, Mario Garza, aclaró que habría nueva elección sólo si el mandatario se ausentaba de manera definitiva, pues la Constitución local le permite pedir una licencia de seis meses, y luego regresar, como dijo que lo hará. Precisó que era necesario esperar los términos en que pidiera permiso para ver si se convocaría a nuevos comicios y cómo deberá ser cubierta su vacante. De cualquier manera, hay lagunas legales sobre el tema.
En la incertidumbre, comienzan a sonar extraoficialmente como posibles sucesores interinos del Bronco, Humberto Torres, secretario de Infraestructura, y Carlos Salazar Lomelín, directivo del sector privado.
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