M
e sorprendió la escasa repercusión que tuvo el planteamiento de Enrique Krauze en apoyo al proyecto de una alianza electoral entre el PRD y el PAN para 2018. José Woldenberg puntualizó que él no estaba en favor de una alianza, sino que existe la posibilidad legal para construir coaliciones en el gobierno. El grupo Galileos, que fue el que convocó a la reunión, es una de las corrientes perredistas más furiosamente enemigas de AMLO. Y la alianza PAN-izquierda sólo puede ser interpretada como uno de los tantos medios para detener el avance del tabasqueño e impedir que gane en 2018.
Me parece absurdo que dos partidos con ideologías, historia y proyectos nacionales completamente distintos intenten unirse para efectos electorales, lo único que une a ambos es su cercanía con el PRI. En septiembre de 1999 se intentó una alianza PAN-PRD en condiciones más propicias: elección presidencial que podría lograr la alternancia. Se trabajó semanas enteras, 80 por ciento del electorado estaba en favor de la alianza. Vicente Fox, del PAN, y los empresarios que lo apoyan con dinero, por un lado, y Cuauhtémoc Cárdenas, por el otro, candidato opositor, querían
fintarpara
asustaral PRI, no querían la alianza, y ésta, a la hora de la verdad, naufragó. En elecciones realmente estratégicas todas las alianzas PAN-PRD propuestas han fracasado. Como las de 2011 y 2017 en el estado de México.
Insistiré en el primer punto. En el contexto actual, la alianza de la derecha y el PRD oficialista está basada en la fantasía de que la asociación de dos fuerzas contradictorias en la retórica podría detener a AMLO, ya que, según la intención de voto en las últimas encuestas, si se aliaran podrían aganarle al tabasqueño y no habría cambio.
La trayectoria probable de esta iniciativa será el agotamiento. En cuanto se perfilen más nítidamente los adversarios resultará evidente la incompatibilidad de intereses reales de los partidos y cada quien irá por su lado. La resistencia de los panistas a embarcarse en una aventura aliancista será cada vez más fuerte. Por lo que toca al PRD, se está desangrando. Pero las corrientes predominantes, el día de hoy, no quieren el poder, sino gozar de los beneficios de su cercanía. Desde el origen estos grupos han tenido la ambición de convertirse en organismos paraestatales. Temen la salida masiva, no sólo de muchos de sus miembros, sino de cuadros importantes. El partido del sol azteca perdió a Andrés Manuel, su principal activo, quien estuvo cerca de llevarlos al poder en dos ocasiones.
Twitter: @ortizpinchetti
No hay comentarios:
Publicar un comentario