miércoles, 5 de julio de 2017

Meade y Nuño, los candidatos de Peña

Nuño y Peña en Los Pinos. Foto: Octavio Gómez
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Cuentan que la boda de Eruviel Ávila, más que una fiesta familiar, fue una pasarela política para los que quieren ser candidatos a la presidencia en el 2018 y que los nombres más mencionados entre las mesas de mantel largo fueron José Antonio Mead y Aurelio Nuño, como los favoritos del presidente Enrique Peña Nieto.
Entre copas y el banquete, los priistas que asistieron, la mayoría cercanos a Peña, brindaron por los dos personajes que ven como los principales candidatos del PRI, aunque no cumplan con los requisitos fundamentales de militancia y representación popular.
Mientras los peñistas festejaban mencionando los nombres de los favoritos del presidente, no contaban con la presencia del vocero presidencial, Eduardo Sánchez, quien les aguó la fiesta al decirles que no estuvieran tan confiados pues habría una sorpresa y que el candidato más fuerte en el PRI era otro, su jefe Miguel Ángel Osorio Chong.
La versión de lo que ocurrió en el convite de la exhacienda de Santa Mónica, municipio de Tlanepantla, la compartieron algunos de los 600 asistentes que vieron felices a los políticos mexiquenses, seguros de ganar la presidencia en el 2018 como lo hicieron en la pasada elección a gobernador en el Estado de México.
Aunque les extrañó la ausencia de Carlos Salinas, Miguel Ángel Osorio Chong y de Manlio Fabio Beltrones, los peñistas mencionaron en repetidas ocasiones los nombres de José Antonio Mead y Aurelio Nuño como los posibles candidatos de Enrique Peña Nieto para abanderar la candidatura presidencial en la campaña del 2018.
A partir de que se anunció la realización de la 22 asamblea nacional del PRI en agosto próximo, muchos nombres comenzaron a escucharse en el partido y en el círculo peñista como aspirantes a la candidatura presidencial, pero de todos estos dos han sido los más mencionados.
Fuera de este círculo hay otros que igualmente tienen fuertes aspiraciones, entre ellos el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
En el caso de Mead el principal argumento que se esgrime en su contra es que no es priista. Pero, aunque resulte paradójico, al PRI le conviene más un personaje que no esté identificado con el partido por todos los escándalos de corrupción, vínculos con el crimen organizado, casos de impunidad y violación a los derechos humanos en los cuales han estado inmiscuidos al menos 21 exgobernadores de las últimas décadas.
Mead es identificado como un personaje de origen panista que hasta ahora no cuenta con un historial negro en comparación con los priistas, tiene un perfil de tecnócrata al estilo de los peñistas y al parecer es bien visto por los círculos empresariales mexicanos e internacionales. Esas son sus ventajas por encima de Nuño que no tiene experiencia ni capacidad de gobierno.
En el caso de que se quiera elegir a Mead como candidato presidencial, en su próxima asamblea nacional el PRI tendría que modificar sus estatutos porque no cumple con los requisitos de 10 años de militancia y un cargo de elección popular. Es ahí donde podría haber confrontaciones entre peñistas y los priistas de linaje partidista.
De cambiarse los estatutos, esa sería la señal más clara de una nueva alianza del PRI con el PAN para el 2018, a la que se uniría el PRD, para enfrentar a Andrés Manuel López Obrador al que consideran no un peligro para México sino para sus intereses.

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