Jorge Covarrubias (@vivalitos) y César Octavio Huerta (@zorrotapatio)
11 de junio 2017.- Margarita Zavala va por México; al menos así se llama la campaña que publicistas le crearon con la intención de atraer simpatizantes a su aspiración presidencial, que este domingo en Guadalajara pasó completamente desapercibida más allá de sus amigos incondicionales que la acompañaron a la colonia El Sauz.
Llegó a las 10 horas en un autobús de color morado con un rótulo de su nombre y el de la organización Yo con México que promueve su candidatura.
Pero quienes la arroparon tras bajarse de ese vehículo no fueron los residentes de esa colonia, ni siquiera los que viven en la primera manzana que se encuentra frente al parque donde se llevó a cabo la siembra de árboles.
Apenas era un grupo de simpatizantes y algunos miembros destacados del panismo jalisciense como el ex gobernador, Alberto Cárdenas Jiménez, el ex alcalde de Guadalajara, Alfonso Petersen Farah, y el ex secretario particular de Felipe Calderón, Tarcisio Rodríguez.
El escenario estaba previsto como para un picnic o tardeada cualquiera: nieve de limón, despensas empaquetadas, un mariachi de mujeres y hasta una réplica de la Virgen de Zapopan montada sobre una mesa, pero el evento resultó por demás soso.
Sin mucho ánimo, a los niños les dio un beso en la frente, se tomó algunas “selfies” con los jóvenes que se le acercaron y saludó al pequeño tumulto de personas uniformadas con camisas blancas y bien vestidas, provenientes de zonas en las que habita la clase media alta de la ciudad.
Tras un breve recorrido en el abandonado parque de esa colonia ubicada en los límites de Guadalajara y Tlaquepaque, habitada por miles de personas en edificios multifamiliares, víctimas de un alto índice delictivo y el olvido gubernamental, Margarita Zavala tomó una pala, la enterró en el piso, hizo fuerza con uno de sus pies para adentrarla lo más profundo y removió un poco de tierra.
Contrario a lo imaginado, no estaba cavando una fosa clandestina como las decenas que fueron encontradas en el sexenio de su esposo, Felipe Calderón, sino plantando un árbol. El cual, según sus palabras, representa un acto de solidaridad por el “cuidado de los bienes de las futuras generaciones”.
“Quienes aprendimos del PAN el principio y doctrina de la solidaridad, tiene que ver con las otras generaciones. Eso fue lo que plantamos ahorita, el recuerdo que cuando crezca haya muchos árboles más de los que ahorita recibimos y aún así encontremos nuestro progreso y nuestro crecimiento económico”.
El acto principal que motivó la visita de la mujer a Guadalajara: fue la entrega de una manguera para que una vecina del descampado se encargue de regar los casi 50 árboles que sembraron.
Sí, una manguera que el ex gobernador de Jalisco enroscó en el cuello de un niño como si le estuviese otorgando una medalla de honor.
“Esto como todo, se necesita regar, se necesita nuestra mano, nuestra inteligencia y nuestro corazón para que nuestros bosques se mantengan, para que nuestros océanos se mantengan limpios, para que nuestros mares sean unos lugares de belleza y de riqueza, y por supuesto para que nuestras selvas, tengan lo que tengan que dar a nuestro país y al mundo entero”, comentó Zavala.
Al final, la ex primera dama se puso a prueba ante los medios de comunicación presentes. Su equipo de colaboradores no dio mucho tiempo para preguntas pero una reportera alcanzó a recordarle el caso de la Guardería ABC.
Su sonrisa se descompuso, y pies en polvorosa respondió parcamente que se “solidariza” con los familiares:
“Eso ya, como varias veces lo he dicho, en solidaridad con las perso… con las mamás y papás que estoy más cerca de ellos, mucho más de lo que muchos imaginan… y por supuesto cuando la justicia no llega a tiempo, es justicia negada”.
Fue tan desangelado el evento que los aplausos escasearon y ni siquiera llamó la atención a sus enemigos políticos o algún ciudadano que le recordara el pasado, que sigue muy presente.
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