Campañas y promesas
Senadores del PRD con Delfina
Preocupaciónpor periodistas
ALTO A ASESINATOS DE PERIODISTAS, EXIGEN EN GUERRERO. Al menos 50 periodistas de diversos medios de comunicación bloquearon ayer la Autopista del Sol México-Acapulco, a la altura de Parador del Marqués, para exigir justicia por los homicidios de Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada en Chihuahua y colaboradora de Norte de Ciudad Juárez; Cecilio Pineda Brito, quien colaboraba en Despertar del Sur y en el semanario La Voz de Tierra Caliente, en Guerrero; Ricardo Monlui Cabrera, propietario y director del portal El Político y editor de la columna Crisol de El Sol de Córdoba, en Veracruz, ocurridos el mes pasado. Manifestaron su preocupación por la constante ola de amenazas que sufre el gremioFoto e información de Sergio Ocampo Arista, corresponsal
E
l priísta Alfredo del Mazo Maza, aspirante a dar continuidad al gobierno de Eruviel Ávila, se pinta de rosa. En una entidad caracterizada por un elevado número de feminicidios y una sostenida agresión cotidiana a las mujeres, el priísta abiertamente apoyado por Ávila (y, desde luego, por Enrique Peña Nieto) pretende ostentarse como benefactor del segmento femenino votante. La panista Josefina Vázquez Mota advierte que será una
cabronay asegura que combatirá ferozmente la corrupción, aunque ella misma no es capaz de explicar de manera satisfactoria por qué recibió, para una fundación que preside, más de mil millones de pesos de quien fue su anterior adversario electoral (EPN). La morena Delfina Gómez anuncia, por su parte, el aterrizaje en suelo mexiquense de las propuestas redentoras de Andrés Manuel López Obrador, con el Grupo Texcoco deseoso de ejercer el verdadero poder tras el eventual trono femenino. Y el perredista Juan Zepeda ha propuesto un plan de trabajo especialmente dirigido a las mujeres, incluso con un día de asueto al mes, para que las trabajadoras lo dediquen a asuntos personales.
Es la temporada de las promesas. Los discursos fáciles y la vehemencia pretenciosa: un torbellino de demagogia e irresponsabilidad que se manifiesta ya en el estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz (en esta última entidad, solamente por cuanto a presidencias municipales). Luego de junio y sus resultados electorales estatales, habrá un paréntesis formal que, sin embargo, estará cargado de las campañas federales informales que ya están en la agenda: el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, por ejemplo, ha prometido la creación de una comisión nacional de búsqueda de personas desaparecidas, según aseguran haber escuchado en una reunión privada los integrantes del Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México.
Promete, que algo queda (en votos) es la consigna de los políticos en acción. Y reparte (algo) que a fin de cuentas los ganadores se quedan con la mayor parte. La feria de la dádiva electoral comenzó antes de tiempo, pero ahora ya ha entrado en su etapa oficial: el PRI regala hoy lo que le pidan (hay versiones obscenas de esta recatada formulación), con tal de asegurar las cuotas de voto que le permitan obtener su futuro. Morena, la principal oposición a escala nacional, reitera su recomendación de pragmatismo con final cívico
feliz: acepta lo que te den, pero luego vota por quien quieras, no necesariamente el PRI (algún filósofo ocasional de la práctica periodística chayotera sugería, años atrás:
soborno que no te corrompa, agárralo).
Campañas, candidatos y elecciones van y vienen y poco es lo que cambia. Sergio González Rodríguez, por ejemplo, noveló, reportó y documentó porciones del México violento e injusto, sin que lo sustancial haya sido realmente atendido, ya no se diga solucionado. Nacido en Ciudad de México en 1950, González Rodríguez dio visibilidad a los patrones de asesinatos masivos de mujeres en Ciudad Juárez, mediante su memorable crónica periodística Huesos en el desierto. En 2666, la póstuma novela monumental del chileno Roberto Bolaño, aparecen las andanzas, el nombre y los reportes de González Rodríguez, quien ayer falleció en la capital del país. La realidad mexicana, tercamente inamovible (si acaso, en apariencias, en simulaciones), sigue nutriendo las narraciones, publicadas o no, de los asesinatos impunes de mujeres, de la violencia institucional, de las complicidades de los aparatos de procuración y de impartición de justicia, de los huesos en el desierto nacional, con políticos usando el rosa para seguir el teñido de rojo, con campañas, candidatos y elecciones en el círculo perfecto de la continuidad del sistema.
Senadores que fueron de los partidos de la Revolución Democrática y del Trabajo van cerrando su círculo de rencuentros. Ayer, en un acto de apoyo a Delfina Gómez, la antes mencionada candidata a gobernadora por el partido Morena, aparecieron en el tapanco principal Miguel Barbosa, Alejandro Encinas, Manuel Bartlett, entre otros legisladores que han decidido apoyar a Andrés Manuel López Obrador en la actual fase mexiquense. Fueron colocados en la segunda de las dos filas de personajes, con el tabasqueño levantando la mano de la candidata texcocana. El mensaje gráfico es que llegan a
hacer cola, sin desplazar al morenaje original, aunque la ubicación privilegiada, en el escenario de campaña, da cuenta de que, en estos procesos cuasi religiosos de alianzas purificadoras, los últimos podrán ser los primeros (en las próximas candidaturas).
El subsecretario de Gobernación, Roberto Campa, ha anunciado que entrará en contacto con los directivos de Norte, el diario de Ciudad Juárez que ha dejado de circular en su edición impresa a causa de la violencia contra periodistas que se vive en esa entidad, una de cuyas recientes víctimas fue Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada durante 20 años y colaboradora justamente de Norte.
La postura de la Secretaría de Gobernación es de
preocupacióny, según el subsecretario Campa, se realizarán reuniones con directivos de medios de comunicación estatales. Además, el funcionario reiteró la existencia de mecanismos oficiales de protección a periodistas.
A escala nacional, y a pesar de la tradicional desunión del gremio, se han realizado actos en demanda de justicia en el caso de los periodistas asesinados y de una verdadera protección al ejercicio de una actividad que es de interés público. En Torreón, Coahuila, y en la ciudad de San Luis Potosí, el autor de estas líneas ha escuchado, en estos días recientes, las quejas de periodistas ante la falsedad de discursos, fiscalías, comisiones, protocolos y mecanismos de presunta atención a las agresiones contra reporteros, fotógrafos, articulistas, columnistas y directivos de medios que critican a los poderes o que cometen el desliz de publicar información que molesta al nuevo poder dominante, el del crimen organizado, en sus vertientes expresamente delincuenciales o las del segmento político asociado. ¡Hasta mañana!
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