jueves, 19 de enero de 2017

Oligarquía, la próxima parada de EU


Bernie Sanders, senador por Vermont, y un incansable agitador de conciencias, se asomó esta semana al futuro inminente de Estados Unidos cuando confrontó a la multimillonaria, Betsy DeVos, la candidata de Donald Trump para hacerse cargo de la Secretaría de Educación:

“Muchos tenemos la impresión de que nos encaminamos hacia una oligarquía. Con multimillonarios y banqueros a punto de tomar las riendas de la nación.

“Usted, por ejemplo, no estaría aquí si su familia no hubiera donado más de 200 millones de dólares a partido republicano…”, le soltó Sanders para desnudar así a la mujer que ha elegido Trump y que más ha luchado por privatizar el sistema educativo en Estados Unidos.

“¿Apoyaría usted la educación universal para todos los jóvenes en EU?”, cuestionó Sanders.

“En esta vida todo tiene un precio”, le respondió DeVos insensible a una de las peores crisis de endeudamiento de millones de jóvenes que hipotecan sus vidas a cambio de una educación universitaria.

Ultimamente, el proceso de confirmación del gabinete Trump parece una puesta en escena de banqueros y millonarios intentado pasar por lo que no son. Disfrazando el interés de sus empresas o accionistas, con su supuesta vocación por el interés público y el bien común.

Soltando frases hechas que contradicen sus acciones pasadas, o dejando en evidencia la impostura de muchas de las promesas de su jefe Donald Trump.

En ese sentido, la confirmación del gabinete Trump se ha convertido en un baile de máscaras. Donde Rex Tillerson, su candidato a Secretario de Estado y uno de los más estrechos aliados de Vladimir Putin, aseguró por ejemplo que Rusia es un adversario y no una nación amiga de EU.

“Rusia representa un peligro para EU”, soltó Tillerson, el ex presidente ejecutivo de Exxon Mobil, pero sin llegar al extremo de considerara a Vladimir Putin como un “criminal de guerra” por las acciones de su ejercito en Siria.

Tom Price, el aspirante a Secretario de Salud, se mostró a su vez incapaz de asegurar que no recortará fondos a los programas de salud conocidos como Medicaid y Medicare, del que dependen millones de ciudadanos. 

¿Promete usted que preservará la promesa de Donald Trump de no recortar ni un sólo dólar a Medicad y Medicare?, le preguntó a Price la siempre combativa senadora por Massachusetts, Elizabeth Warren.

“Sólo puedo prometer que los recursos se destinarán para atender a la gente”, respondió Price al negarse a confirmar si, como ha combatido a lo largo de su carrera en el Congreso, recortará los programas de salud de los que dependen millones de ciudadanos de los segmentos más vulnerables.

Entre ellos, muchos de los que votaron a favor de Trump.


Por cierto, Price se mostró incapaz de convencer a la bancada demócrata de su inocencia en una serie de operaciones bursátiles que realizó en su beneficio y en el de varias compañías farmacéuticas. 

Price obtuvo jugosas ganancias de sus acciones en esas compañías mientras impulsaba desde el Congreso legislaciones a su favor.

A su vez, Wilbur Ross, el candidato de Trump para ser su Secretario de Comercio, ofreció una de cal y otra de arena cuando aseguró que una de sus prioridades será la renegociación del Tratado de Libre Comercio con México (TLCAN). 

Pero, acto seguido, se pronuncio a favor de una reforma migratoria comprensiva que incluya una vía a la ciudadanía y que evite la deportación de millones de inmigrantes que han contribuido a la recuperación y crecimiento de la economía en EU.

“Apoyaré todo lo que contribuya a nuestra economía”, aseguró Ross durante un intercambio con la recién electa senadora demócrata por Nevada, Catherine Cortez.

Los intentos de estos banqueros o multimillonarios haciéndose pasar por desinteresados servidores públicos bajo la presidencia de Donald Trump cayeron en saco roto entre las decenas de protestas de activistas en el Congreso y ante el reclamo de la minoría demócrata en el Senado.

En nombre de los demócratas, el senador por Nueva York, Chuck Schumer, denunció que la aplanadora republicana les recortó considerablemente el tiempo de las preguntas que les habrían permitido desenmascarar a esos lobos disfrazados de ovejas y poner en guardia a millones de ciudadanos que hoy se encuentran a sólo unas horas de arribar a esa parada que ya muchos llaman sin tapujos “Oligarquía”.

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