E
l triunfo de Trump es mala noticia. No puede haber atenuantes. Si cumple sus promesas podría agredir a los mexicanos de Estados Unidos y de aquí. Sin embargo, si la amenaza de Trump se vuelve realidad, se puede convertir en una incitación.
Somos un enorme país de 120 millones de habitantes con riberas en los dos grandes mares y con 3 mil kilómetros de frontera con Estados Unidos no es poca cosa. Somos una nación que, por la corrupción y debilidad de sus gobernantes, ha perdido su proyecto, pero puede recuperarlo. Podemos dar una mejor respuesta a los desafíos externos. Las propuestas de mayor autoconfianza aparecerán pronto. Acabo de leer un ensayo de Mauricio de María (México tras la victoria de Trump) que apunta en ese sentido.
Antes de tomar sus iniciativas Trump tendrá que medir los riesgos. Por ejemplo, si intenta expulsar a 7 millones de indocumentados podría tener una respuesta tan sorprendente como su éxito electoral. Se provocaría una crisis humana. Habría resistencias internas y una condena mundial para un abuso semejante; hay que recordar que Hillary ganó el voto popular: más de la mitad de Estados Unidos está contra Trump. Otro ejemplo, puede denunciar al TLCAN. Pero tendrá que enfrentar la respuesta de los inversionistas estadunidenses que son los verdaderos beneficiarios. También, tendrá que explicarles a los trabajadores y a los empleadores la pérdida de 5 millones de puestos en California y en Texas. Trump es enemigo de esta globalización desequilibrada y del neoliberalismo. Como millones de nosotros.
Hasta hoy el fenómeno de integración a América del Norte ha resultado muy mal para nosotros. Llevamos tres décadas sin crecimiento efectivo ni en el PIB ni el ingreso per cápita; los niveles desempleo, subempleo y economía informal son muy preocupantes. En lo político nos estamos volviendo un protectorado y en lo cultural la pérdida de identidad es obvia.
La presencia de un radical como Trump nos da la oportunidad para dar por terminado el proyecto histórico impuesto autoritariamente a partir de Salinas. México puede buscar su propia modernidad, esto significa la reorganización de nuestras relaciones con Estados Unidos hasta hoy deficitarias para nosotros. Un desafío enérgico puede despertarnos. Podemos crear un nuevo proyecto nacional.
Twitter: @ortizpinchetti
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