jueves, 20 de octubre de 2016

Detrás de Duarte, la corrupción

Raymundo Rivapalacio

Javier Duarte, exgobernador de Veracruz, en un mensaje que difundió ayer en sus redes sociales. (especial)

La aparición de un video de Moisés Mansur en el programa Despiertaeste lunes, donde menciona a todos los presuntos prestanombres del gobernador de Veracruz con licencia, preparó el terreno para la orden de aprehensión contra Javier Duarte a petición del SAT. Los señalamientos de Mansur fueron videograbados en Vancouver, la ciudad canadiense que ha sido santuario de algunos prófugos de la justicia, como el líder minero, Napoleón Gómez Urrutia, por personas que no han sido identificadas. Mansur, hasta ahora, no es acusado de nada, y la pregunta es sobre si las condiciones en las que se hizo el video llevan consigo una negociación con el gobierno de inmunidad o si busca desviar el foco de responsabilidades lejos de Duarte. Esto se debe saber en poco tiempo.

Mansur es un viejo amigo de Duarte, a quien conoció cuando compartió salón de clases en la Universidad Iberoamericana, junto con quien sería la esposa del gobernador defenestrado, Karime Macías. Vivieron juntos en un departamento cerca de la universidad y crecieron como íntimos, socios y cómplices. Si hay alguien que conoce con detalle todo lo que públicamente se sospecha de Duarte, ese es Mansur, mexicano de ascendencia brasileña, quien en la administración del gobernador con licencia fue el responsable de la asignación de obra pública.

En la gestión de Duarte, su esposa Karime Macías Tubilla era la fuerza política del gobernador, pero Mansur, el operador financiero. No tenía cargo público, pero según empresarios veracruzanos, si alguien quería hacer obra en el estado, tenía que pasar por él. “Designaba a quién se le daba la obra y decidía en qué términos”, dijo una persona que conocía el modus operandi. Los empresarios se han quejado desde hace tiempo que les cobraban comisiones, que comenzaron con 10 por ciento del total de la obra asignada, que subió después a 15 por ciento y terminó, en algunos casos, en 30 por ciento. Varios secretarios de Finanzas de Duarte renunciaron por lo imposible que era conciliar su trabajo con un poder en las sombras, y varios de ellos fueron llamados a declarar por la PGR en la indagatoria contra el gobernador con licencia.

Pero bajo cualquier considerando, Mansur era la puerta a la red de familiares y funcionarios que utilizaron el erario presuntamente en su propio beneficio. El entramado de la presunta corrupción fue construido durante años por Duarte, Mansur y, detrás de ellos, Karime, cuya puerta tenía que tocarse siempre que se quería asegurar que las cosas salieran como se deseaba. La esposa de Duarte tenía gran influencia sobre el gobernador y fue ella, por ejemplo, quien llevó a Rubén Aguilar, el exvocero del presidente Vicente Fox, a asesorarlo en imagen y comunicación, e incorporó a su primo, Jorge Fernando Ramírez Tubilla, como subsecretario de Ingresos, desde donde llenó de auditorías a empresarios al inicio de la administración, aparentemente para 'sensibilizarlos' del trato que tendrían con el nuevo gobierno. Cómo se estableció la correlación persecución-presión-negociación no se ha podido documentar todavía.

Peor no fue lo único. A través de la Secretaría de Educación Veracruzana, Eugenio Duarte, hermano del gobernador caído, surtía todas las despensas del sistema educativo, donde la Auditoría Superior de la Federación detectó el mayor desvío de recursos federales, no acreditado en su uso. Otro hermano, Cecil, quien tiene más de 300 taxis en Veracruz, presuntamente manejaba las empresas fantasmas por donde comenzó la caída de Duarte. Uno más, Daniel, que vive en España y trabaja en una gasera, es el eslabón por el que están buscando cuentas bancarias y propiedades de Duarte, Mansur y el multimillonario de Córdoba, Jaime Porres, en aquella nación. Esas propiedades, como decenas más, han sido denunciadas, aún sin pruebas contundentes, por el gobernador electo Miguel Ángel Yunes.

Las revelaciones de Mansur en la declaración videograbada esconden muchas de las realidades que se vivieron en Veracruz, y hace señalamientos a terceras personas sin aceptar responsabilidad de las imputaciones contra el gobernador con licencia. Afirma, por ejemplo, que no es prestanombres de Duarte, aunque no está claro hasta qué punto eran socios y cómplices o era uno de ellos. Una de estas zonas grises es el departamento sobre Campos Elíseos que utilizaba Duarte cuando pernoctaba en la Ciudad de México, que no aparece entre sus propiedades porque está a nombre de Mansur. Como este caso hay varios donde no es posible determinar, con la información disponible hasta ahora, si existió corrupción.

Uno de los más controvertidos fue el descubrimiento, en 2012, de maletas con 25 millones de pesos encontradas a dos funcionarios veracruzanos, que se dijo eran para pagar festividades en el estado, pero que en realidad, de acuerdo con la información disponible, eran para Porres. Otro, no público, es el de una empresa de aviones registrada en Toluca, donde presuntamente están involucrados Duarte, Mansur y Porres, además de un exgobernador cercano a Los Pinos y a la Secretaría de Gobernación, que era uno de sus asesores políticos en Xalapa.

El árbol de la presunta corrupción en el entorno de Duarte se desdobla por todo el estado. Las revelaciones de Mansur son acotadas y cuidadas para que no lo afecten a él. Sin embargo, todos los presuntos delitos relacionados con la corrupción pasaron por él. Por ello, su largo papel de confidente y socio de Duarte y su esposa, le dan la calidad de fuego para hundir a sus amigos. Quien lo escogió, supo que sería la bala de plata contra el exgobernador. La duda prevalece: a cambio de qué.

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