domingo, 16 de octubre de 2016

¿Cuándo perdimos el camino? .- José A. Ortiz Pinchetti

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ecuerdo que hace tres décadas, al mirar el panorama gris de la Ciudad de México, me vino a la mente un texto de Vargas Llosa: el protagonista se pregunta: ¿Cuándo se jodió el Perú? Me sentí tentado a preguntarme ¿cuándo se jodió México? Hoy como nunca en varias generaciones la percepción general es que no sólo perdimos el rumbo sino que nos cuesta trabajo imaginar cómo saldremos adelante. Porque lo más duro es la incertidumbre. Tiene un efecto paralizante e impide plantear los problemas e imaginar su solución.
Vivimos un momento en que los más viejos no recordamos algo más oscuro en 50 o 60 años. Los jóvenes carecen de fe en el país. Incluso perdemos de vista que, más allá de un mal gobierno, existe un país con grandes recursos y una población ingeniosa y trabajadora. Si uno habla en términos optimistas se convierte en impertinente.
No es fácil determinar cuándo perdimos el camino, y si nos ponemos a pensar en forma regresiva, veremos que son varios los momentos en que pudimos rectificar y triunfar: el grupo gobernante y las élites prefirieron mantener la inercia aunque muchos la denunciaban como autodestructiva.
Los años más cercanos de 2013 a 2016. El momento de México. EPN, en lugar de iniciar una modernización política y económica, se inclina por ceder cuanto puede a la oligarquía local y al poder de Estados Unidos. 2006: Fox, en lugar de garantizar la alternativa democrática, impone a Calderón apoyado por Elba Esther Gordillo y por el PRI. 1990-93: Salinas, en lugar de consolidar la capacidad negociadora de México, decide integrarse a Norteamérica y destruir el eje nacionalista. 1987-88: Miguel de la Madrid impone a Salinas en contra del PRI y tiene que consumar un fraude electoral que acaba con la oportunidad democrática.
1971-74: Echeverría, en lugar de iniciar una verdadera apertura democrática, mantiene el control conservador del país. 1968: Díaz Ordaz, en vez de aceptar el reclamo colectivo de respeto a los derechos políticos fundamentales, aplasta en Tlatelolco a un movimiento pacífico, estudiantil-popular y quiebra para siempre la legitimidad del sistema. 1958-1967: Los presidentes Adolfo López Mateos y Díaz Ordaz rechazan las reformas fiscales progresivas propuestas por Ortiz Mena y por el asesor N. Kaldor. Y confían en el petróleo como la palanca para modernizar a México.
1948: Cosío Villegas diagnostica en La crisis de México el abandono de las metas de la Revolución (democracia, reforma económica para favorecer a la mayoría, nacionalismo en la política internacional): fue la voz que clamaba en el desierto.
Twitter: @ortizpinchetti

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