CIUDAD DE MÉXICO (apro).- A diferencia de su comparecencia en la Cámara de Diputados, el jueves pasado, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, no pasó este martes en el pleno del Senado de la República nada parecido a un día de campo.
A pesar del formato muy a modo –debió escuchar posicionamientos partidarios realmente incómodos y críticos, pero sin obligación de responder–, el funcionario debió enfrentar comentarios acres y preguntas insólitas.
–¿Cuál es su pensamiento ideológico? Como economista, ¿con qué corriente de pensamiento se identifica? Si es de pensamiento liberal, si es socialista, si es pragmático a ultranza en el corto plazo… porque eso nos podría dar luz de ver bajo qué mecanismos pudiéramos entablar el diálogo –le planteó el senador independiente Manuel Cárdenas Fonseca, antes militante de Nueva Alianza.
La pregunta causó risas y expectación entre los 74 senadores asistentes, de los 128 que integran el Senado.
Y el secretario, hábil siempre, dijo que no sabría cómo definirse, pero de lo que sí estaba seguro es que “no era neoporfirista o neoliberal”.
Lo dijo así, textual, un poco atropellado:
“Empiezo por aclarar, en términos de la definición como economista, que sin atender a ciencia cierta cuál sería, la que no sería es neoporfirista y neoliberal, que es como se ha querido tachar a algunos egresados del ITAM”.
La libró, pues arrancó sonrisas y aplausos de las bancadas priista y verde ecologista, y de no pocos del PRD y del PT
Y contestó el secretario porque era una de las rondas de preguntas y respuestas. Pero nada pudo responder, porque era la ronda de posicionamientos de cada partido, al senador del PT, Manuel Bartlett, cuando le preguntó:
“¿Cuál es su impresión, señor secretario, de ser secretario de Hacienda del PAN y después secretario de Hacienda del PRI? En el debate sobre la política en este país y la diferencia de los partidos, se dice mucho, señor secretario, que el PRI y el PAN son lo mismo, pero no exactamente lo mismo.
“Tal vez usted nos podría decir y sacarnos de esa duda que se maneja mucho, ¿el PRI y el PAN son la misma cosa?
“Me podría decir, si tuviéramos tiempo y si no, después me lo platicaría, señor secretario, ¿cuál es la diferencia del PAN en su política económica con la política económica del PRI?
“Los datos nos muestran a un gobierno de Peña Nieto dedicado a garantizar privilegios, dedicado a garantizar la penetración del capital extranjero y su hegemonía, dedicado a proteger a las grandes empresas y en un cero desarrollo.
“Este gobierno ha mentido a la nación una y otra vez, y lo vuelve a hacer. Y lo volevermos a ver con este paquete económico porque no se va a crecer como ahí se dice. Eso no va a suceder”.Bartlett, con sorna, había felicitado a Meade por ser el secretario con más experiencia en comparecencias ante legisladores.
“Lo hemos recibido como secretario en tres ocasiones, con diferentes portafolios, lo cual le hace usted uno de los secretarios más experimentados en estas comparecencias. Lo felicito a usted”.
Pero luego arremetió: “Todo lo que podemos decir ahorita sobre la economía, pues no es su responsabilidad, aunque lo será a partir de hoy. Vamos a ver qué logra usted hacer con este desastre económico del país.
“El gobierno de Peña Nieto gobierna para la oligarquía, gobierna para los intereses económicos, dominantes en México, no los intereses económicos en general; gobierna para los intereses trasnacionales, para el manejo del poder hegemónico extranjero”.
Nada pudo hacer el secretario. El formato decía que los posicionamientos de los partidos se harían uno tras otro, sin comentarios ni réplica del funcionario, en ningún momento. Luego vendría una ronda de preguntas de los legisladores, de hasta tres minutos; la respuesta del secretario, hasta de cuatro minutos, y finalmente un comentario del mismo senador o de otro, del mismo partido.
En su presentación incial, como en sus respuestas, el secretario refrendó el optimismo oficial en materia económica, justificó yerros de su antecesor y, ya plenamente mimetizado por el discurso gubernamental, cayó en la desmemoria y en las comparaciones fáciles.
Repitió lo que ha venido señalando en sus apariciones públicas. Que la economía está bien, que se compara mucho mejor que otros países; que ha habido responsabilidad en el manejo de las finanzas públicas y la deuda, y que la situación en la que estamos prácticamente así se había diseñado ante el “complicado entorno internacional”.
Tema recurrente en la sesión fue el panegírico que hace Meade Kuribreña con el histórico aumento en el empleo –réplica de lo que a cada rato repite el presidente Peña Nieto–. Pero esta vez sí le respondieron de manera crítica, aunque el no se bajó de sus argumentos.
Básicamente, lo que ha venido diciendo el secretario es que en lo que va de la administración “se han creado 2 millones 171 mil empleos formales, lo que permitió alcanzar la cifra de 18 y medio millones de trabajadores registrados en el IMSS. Uno de cada nueve de ellos corresponde a esta administración”.
Y para darle más énfasis a ese gran logro del gobierno de Peña Nieto, dijo: “Del total de los empleos establecidos en nuestro país en lo que va del siglo XXI, un tercio se crearon en los últimos tres años”. Y tan sólo “desde enero de este año se han establecido 582 mil empleos nuevos, lo que equivale a un crecimiento de 3.3%.”
Y más: Hay que “ciertamente es un logro, una generación de 2 millones de empleos, y si lo pone en una perspectiva histórica cuando comparamos ese avance respecto de los últimos 16 años, y respecto de nuestra historia, pues nos damos cuenta de que es un logro, insisto, en exceso relevante”.
La cifra puede ser cierta, pero es un desvarío del secretario esa exaltación, producto de una desmemoria interesada.
Se le “olvidó” que en sus primeros años, el gobierno de Vicente Fox debió padecer las consecuencias de la recesión estadunidense, por la incertidumbre creada por los ataques a las torres gemelas de Nueva York, y luego la debacle de las empresas tecnológicas –las punto com, como les llaman–, que produjeron un estancamiento de la economía mexicana.
Y que se vio agravado aún más por la incorporación de China a la Organización Mundial del Comercio y que desplazó a México como segundo exportador a Estados Unidos.
Así, imposible crear empleos. Más bien se perdieron.
Y también se le “olvidó” la segunda mayor crisis económico financiera internacional, la de 2008-2009, y que significó para México una brutal caída de casi 5% de su producto interno bruto, la más dramática de todo el mundo.
Y lo peor es que se le haya “olvidado” eso, cuando él era subsecretario en la Secretaría de Hacienda –Agustín Carstens al frente–, que debió enfrentar las consecuencias de esa crisis, como el brutal desempleo que se registró.
Y, sin perdón, que haya “olvidado” que en esta administración se pudieron crear empleos porque el gobierno anterior, del de Felipe Calderón, al que sirvió, le dejó a la actual –a la que ahora sirve– una economía creciendo más del 4% en los últimos tres años.
Pero al secretario optimista con el empleo se le apareció la senadora independiente Martha Angélica Tagle Martínez, antes militante de Movimiento Ciudadano.
Le dijo: “Nos parece cuestionable (ese optimismo) si consideramos que de estos 2 millones 53 mil 195 empleos, el 75% se caracteriza por ser empleos de mala calidad y mal remunerados, es decir, de 1 a 5 salarios mínimos diarios, y sólo cubren la mitad de la demanda de trabajo anual durante 2012 a 2015”.
Además, agregó la legisladora, “el sector informal continúa siendo otro motor de generación de empleos sin prestaciones sociales”, y “el aumento observado de empleos, se concentra en extractos de bajos ingresos que generalmente son empleos de bajo valor agregado.
“En un balance del sexenio en esta materia, me percato que han sido insuficientes las medidas implementadas por este gobierno para garantizar empleos de calidad. Los empleos que genera este gobierno no permiten avanzar en una sociedad menos desigual, por el contrario, ha generado que la desigualdad se profundice.
“Hoy la gente trabaja más, pero le alcanza para menos. Se crean nuevos empleos de menor calidad que debilitan el mercado interno, generando desigualdad, bajo crecimiento económico, con bajos niveles de productividad por trabajador, que se traducen en bajos salarios”.
Meade respondió que no era así. Negó todo el argumento de la senadora, pero ésta, en su réplica, no se arredró: “Efectivamente, señor secretario, 2 millones de empleos suenan mucho, pero si se contrastan las cifras, esto en realidad no es tan verdadero.
“El 81.14% de la población ocupada recibe menos de 5 salarios mínimos, y aunque usted manifiesta que el crecimiento de empleos ha sido (bien) distribuido, solamente el 6.4% gana más de 5 salarios mínimos. Las cifras pueden decirnos mucho, pero si se comparan realmente con los datos y con la realidad, que es la que vive la gente, definitivamente ésta no corresponde” a lo que usted dice.
Y Meade debió quedarse con la estocada, pues el formato ya no le permitía responder.
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