CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Rodrigo Humberto Uribe Tapia, empresario y presunto operador de los Zetas quien es testigo de la Corte Federal del Distrito de San Antonio, Texas, en el juicio que se sigue al presunto líder zeta Marcino Millán Vázquez, confesó que el penal de Piedras Negras Coahuila era un centro de operaciones de ese cártel.
De acuerdo con el diario San Antonio Express Uribe Tapia señaló que la prisión era el “matadero” del grupo criminal, como lo publicó Apro en febrero pasado.
El cártel, declaró el testigo, asesinaba y desaparecía personas, empacaba drogas y modificaba vehículos para actividades propias del narcotráfico.
Y aseguró que él vio cómo fueron mutilados y desintegrados los cuerpos de dos mujeres y un hombre.
“Ellos toman estos cuerpos y los llevaban al Cereso para poder destruirlos o desintegrar ellos (…) Tenían contenedores de ácido, o no sé qué proceso para desaparecerlos”, añadió Uribe Tapia.
En febrero pasado Apro publicó que entre 2009 y 2011 Los Zetas usaron el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Piedras Negras como un “campo de exterminio” en el que improvisó hornos para desaparecer a más de 150 personas entre hombres y mujeres, según una investigación de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Coahuila.
Declaraciones de reos en poder de la Procuraduría estatal, testimonios de familiares de las víctimas y la confesión del “jefe de cocineros” revelaron que la cárcel de Piedras Negras se trasformó en un gran horno crematorio desde finales de 2009 y durante todo el año 2011, período en que gobernaba Humberto Moreira.
De hecho el mismo Uribe Tapia declaró a inicios de esta semana que el cártel de los Zetas pagó cuatro millones de dólares a funcionarios del equipo de Moreira a cambio de protección.
Saúl Fernández, de 21 años, es otro testigo en el juicio contra Marciano Millán, está en espera de sentencia por un cargo de conspiración de distribución de mariguana. Al rendir su testimonio declaró que en septiembre de 2012, un mando de los Zetas presumía la “megafuga” de la prisión de Piedras Negras.
“Me dijo que tomaron dos autobuses, y se los llevaron por la puerta principal”, relató.
Dicha fuga se llevó a cabo porque los Zetas se quedaron sin gente, debido a que muchos se pasaron al bando del Cártel del Golfo, luego de que un comandante desertó.
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