CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Al resumir el juicio que se sigue en Estados Unidos contra Marciano Millán, quien fuera líder criminal de Los Zetas en Piedras Negras, Coahuila, el periódico San Antonio Express News dio a conocer que por primera vez un testigo federal conectó públicamente a esa organización criminal con el exgobernador de Coahuila, Humberto Moreira, cuyo nombre está en una investigación vigente por presunto lavado de dinero en Estados Unidos.
Asimismo, destacó que Los Zetas “estuvieron involucrados en minería de carbón y tuvieron contratos gubernamentales para pintar y renovar escuelas y construir carreteras”.
En su edición de ayer, el diario establece que propiedades de exfuncionarios de Coahuila en Texas y cuentas bancarias estarían ligadas a sobornos dirigidos al exgobernador Humberto Moreira a cambio de libertad para asesinar, traficar drogas, e incluso usar vehículos oficiales como helicópteros para escapar de la Marina.
“Una vez que lavaban el dinero a través de operaciones financieras que aparentaban ser legítimas, los líderes Zetas evadían el pago de impuestos”, señala el periódico estadunidense.
“Los Zetas evadieron arrestos sobornando a la Policía Municipal. Evadieron impuestos sobornando oficiales de Hacienda. Obtuvieron contratos del gobierno para sus empresas constructoras y el permiso de usar el penal de Piedras Negras como otra casa de seguridad, incluso usaron helicópteros estatales para escapar de las persecuciones de los Marinos, todo esto sobornando a altos funcionarios en Coahuila”, precisa con base en el testimonio de Rodrigo Humberto Uribe Tapia, presunto operador financiero del grupo criminal que declaró en el juicio.
El pasado martes 19, Marciano Millán Vázquez fue declarado culpable de los 10 cargos que se le imputaban en Estados Unidos, entre ellos diferentes homicidios y tráfico de drogas. Si bien los delitos fueron cometidos en Coahuila, se pueden castigar en Estados Unidos si están relacionados con el tráfico de droga hacia aquel país.
En su edición 2073 que circula esta semana, la revista Proceso publica parte del testimonio que dio Efrén Tavira Alvarado en el juicio que se le sigue en Estados Unidos a Marciano Millán Vázquez, quien descuartizó con un hacha a una niña frente a sus padres y asesino y “cocinó” al menos a una docena de víctimas, mientras en San Antonio acudía los domingos a misa.
Chano operó la masacre de Piedras Negras y luego fue ascendido a jefe de plaza en esa ciudad fronteriza. Fue detenido en 2015 en San Antonio, para juzgarlo por los crímenes cometidos en Coahuila.
Tavira fue uno de los principales testigos contra Chano, pues trabajaron juntos en el tráfico de drogas y armas durante varios años.
Aquí, parte de su testimonio: “Era la madrugada del sábado y acababa de llegar a mi casa y me preparaba a dormir.
“De repente sonó el portón de la casa. Cuando me asomé vi que entraron tres personas armadas. ‘Vienen por mí’, le dije a mi esposa”. En su domicilio dormían sus dos hijos menores. El mayor había salido con sus amigos.
“Le dije a mi esposa que escondiera a nuestros hijos, cuando gritaron mi nombre y entró Gustavo (Ramón Martínez), mi amigo”.
Éste dijo: “¡Compadre vámonos, apúrate!” Enseguida entró Marciano Millán Vázquez, Chano, ordenando: “¡Vámonos ya, rápido!” El tercer hombre se apostó a la entrada. Se cubría la mitad del rostro con una máscara de calavera.
Gustavo tomó a los hijos de Tavira, que ya lo conocían, y los escondió en un clóset junto con su esposa, para que Chano no se los llevara.
Gustavo me preguntó: “¿Qué hiciste?” “No he hecho nada”, respondió. Lo sacaron de su casa y lo tiraron en el piso de una camioneta. Lo trasladaron a un lugar al cual tardaron unos 15 minutos en llegar. Durante el trayecto sólo se escuchaban radios informando que ya lo llevaban. Arribaron a un gran terreno bardeado en el extremo oeste de Piedras Negras.
Ahí Chano lo bajó y lo esposó. Lo llevó a otra camioneta. Era una noche oscura, pero Tavira logró ver que en el sitio había muchos vehículos y decenas de sicarios armados. En un lugar del terreno alcanzó a ver a más de 30 personas de rodillas, con las manos amarradas a la espalda.
En la camioneta lo esperaban los hermanos Miguel Ángel y Óscar Omar Treviño Morales, Z-40 y Z-42.
“Fue la primera vez que los vi”, dijo Tavira en el juicio.
“Fue la primera vez que los vi”, dijo Tavira en el juicio.
“Éste es Tavira, el que trabaja con Poncho”, le dijo David Alejandro Loreto Mejorado, el Comandante Enano, a Z-40. Éste le preguntó: “¿Dónde está Poncho?”
“Le dije que hacía tiempo que no lo veía”, contó el testigo.
En ese momento llegó otro zeta, Daniel Menera –con un teléfono en la mano–, y le dijo a Z-40: “Comandante, ¿me permite? Tavira trabaja para nosotros, ya no trabaja para Cuéllar” y le entregó el celular. Z-100 llamaba.
Tras tomar la llamada, Z-40 dijo: “Ok, está bien. ¿Por qué no me habían dicho? En este momento lo dejo ir, pero cualquier cosa que haga, tú me respondes”, le comentó a Menera.
Menera lo subió a un auto y salieron del terreno. En el trayecto pasaron junto a las personas hincadas entre las cuales alcanzó a ver a un amigo suyo de la secundaria, Víctor Cruz, con su esposa y su hijo. Eran amigos de Alfonso Poncho Cuéllar.
“Ya que estaba en el carro”… Tavira interrumpió su testimonio y rompió a llorar. Se hizo un gran silencio en la sala. Después de una pausa agregó: “Se comenzaron a oír disparos”.
Horas antes, al filo de las 17:30 del viernes 18 de marzo de 2011, habían llegado a Allende 42 camionetas con unos 200 hombres armados, escoltadas por cuatro patrullas de la Policía Municipal. Esa tarde los sicarios se llevaron a más de 150 personas rumbo a un rancho sobre la carretera a Villa Unión.
La escena se repitió varios días en municipios de Cinco Manantiales, de la Región Carbonífera y Ciudad Acuña…
De acuerdo con el testigo, Los Zetas controlaban a la Policía Municipal de Piedras Negras. También compraron mandos de la Policía Federal y a algunos miembros del Ejército. Tenían arreglos con la PGR. Con la Marina no pudieron.
De acuerdo con el testigo, Los Zetas controlaban a la Policía Municipal de Piedras Negras. También compraron mandos de la Policía Federal y a algunos miembros del Ejército. Tenían arreglos con la PGR. Con la Marina no pudieron.
“Supe de una contribución que le entregaron al gobernador, en el año 2012. Era para Rubén Moreira, no sé cuánto dinero era. Estuve presente en una entrega, pero me salí antes de que se realizara. Fue en el rancho de Beto Casas. Le entregaron una Suburban llena de maletas de dinero, pero no supe la cantidad.
Otro de los testigos, Rodrigo Humberto Uribe Tapia, hijo de un exalcalde de Piedras Negras y quien tiene dos hermanos desaparecidos, confesó que fue operador financiero de Los Zetas y que entregó cuatro millones de dólares a funcionarios de la administración de Humberto Moreira para comprar protección a la organización criminal.
“El dinero se entregó a través de Vicente Chaires (exsecretario particular del gobernador) y Jesús Torres Charles (exfiscal general), y varios pagos se hicieron en Saltillo. Fue algún tipo de acuerdo con el gobernador Humberto Moreira”, afirmó Uribe Tapia, quien fungió como testigo de la fiscalía.
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