Agustín Basave, presidente del PRD |
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El PRD “cavó su propia tumba” con las alianzas electorales establecidas con el PAN en Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Veracruz, pues en las dos primeras perdió ante el PRI, y en las dos últimas “ganó” con candidatos que no emergieron de las filas perredistas.
El ánimo que mostró su presidente nacional Agustín Basave, ayer domingo, tras emitir su voto y durante la jornada electoral, al afirmar que “el PRD no está muerto”, e incluso aventajaba a Morena en la Ciudad de México, se desvaneció horas después cuando las cifras del PREP revelaron que los perredistas no ganaron alguna gubernatura por sí mismos y que los morenistas se convirtieron en la primera fuerza política de la capital del país.
“A pesar de todo esto, el PRD, del cual se decía que estaba muerto, la enésima acta de defunción que se firma, tenemos sepultureros consuetudinarios que nos anuncian que nos vamos a morir o que ya nos morimos. De hecho, nos hacen autopsia en vida. Resulta que el PRD está más vivo de lo que pensaban y fuerte y sólido, a pesar de los pesares”, había declarado ese domingo electoral.
Sin embargo, el sol azteca dejó de brillar al día siguiente, cuando se dio a conocer que de las alianzas pactadas con el PAN, sólo en Veracruz, Quintana Roo y Durango habían ganado con aspirantes que no son perredistas. En Hidalgo y Oaxaca, donde los candidatos sí eran militantes del partido amarillo, perdieron de manera estrepitosa.
A manera de justificación para ocultar la evidente debacle electoral del PRD, Basave consideró este lunes que “no es poca cosa” haber ganado en tres estados donde había alianza con los panistas.
Tampoco lo es, dijo, “haber derrotado satrapías en Veracruz y Quintana Roo” donde, por cierto, recordó que la alianza la buscaron los perredistas.
Refiriéndose a Quintana Roo, Agustín Basave comentó que el PRD buscó a Carlos Joaquín González para que fuera su candidato, luego que renunciara a su militancia priista.
Carlos Joaquín González fue subsecretario de Innovación y Desarrollo Turístico del 2016 hasta su renuncia al PRI. Fue diputado priista entre 2009 y 2012 y presidente municipal de Solidaridad de 2005 a 2008. Es gente del priista Pedro Joaquín Codwell, exgobernador, es senador y actual secretario de Energía federal.
Basave aseguró que después de que Carlos Joaquín González aceptó ser postulado por el PRD, el PAN se sumó a la alianza electoral.
“El caso de Quintana Roo fue una alianza que construyó el PRD. Nosotros construimos esa alianza. Y después se sumó el PAN, y no estoy menospreciando al PAN, hizo un gran esfuerzo, ayudó al triunfo. Sólo estoy diciendo que la alianza en Quintana Roo la construyó el Partido de la Revolución Democrática”, argumentó.
Un caso similar es el del aspirante ganador a la gubernatura de Durango, José Rosas Aispuro, quien también fue priista hasta el 2010 cuando no lo eligieron candidato a gobernador por su partido.
“No debemos en el PRD caer ni en la autocomplacencia ni en la autoflagelación. No creo que estén las condiciones para decir que salimos maravillosamente bien, que somos los mejores, pero tampoco para decir que nos fue de la patada”.
También se dijo convencido de haber ganado Tlaxcala, donde los resultados preliminares le dieron la ventaja al priista Marco Mena. Calificó la elección como “de Estado” porque fue “un cochinero”, y anunció que defenderán los comicios de manera legal.
Su interés reside en que él mismo supervisó la campaña electoral. Incluso, acompañó a la candidata perredista Lorena Cuéllar a votar y permaneció varias horas en esa entidad.
“Yo le ofrecí a Lorena Cuéllar ser su jefe de campaña y se lo reitero ahora, yo, como presidente nacional del partido, voy a supervisar directamente esa campaña, voy a estar ahí cuantas veces sea necesario, voy a ser todo lo que tenga que hacer para apuntalar lo que yo ya anticipo, va a ser un triunfo contundente”, resaltó entonces.
Crisis por las alianzas
En enero pasado, el PRD entró en una crisis interna porque seis “tribus” se opusieron a formar alianzas con el PAN en algunas entidades. En ese entonces eran Veracruz y Puebla, donde se señaló a los perredistas de pactar con los gobernadores en turno.
Ante la cerrazón, Basave puso su renuncia en la mesa de negociación del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), pues 17 miembros se opusieron a aprobar las alianzas en las ocho entidades que ya había pactado Basave.
Ahí, Basave reiteró que si lo desautorizaban para encabezar las negociaciones con el PAN, renunciaría a la presidencia nacional, como ya lo había manifestado en una grabación filtrada días antes, cuando dijo: “Si a mí después de haberme autorizado –aliarse con el PAN– me quieren desautorizar, entonces renuncio a la presidencia del PRD y lo sostengo”.
Trascendió que Basave dejará la presidencia nacional antes de terminar el mes de junio.
El PRD, a la baja desde 2008
A finales de 2015, Basave asumió la presidencia del partido, luego de la debacle electoral del 7 de junio de ese año en la capital del país, donde perdió cinco jefaturas delegacionales a manos de Morena y su incursión como bancada en la Cámara de Diputados.
Fue propuesto por el diputado federal Guadalupe Acosta Naranjo. En entrevista con Proceso(2041), Basave sentenció: “Soy el presidente nacional del PRD y lo que me interesa es el renacimiento del partido”.
–¿Por qué aceptó dirigir al PRD? –Se le preguntó entonces.
–Porque yo soy socialdemócrata y el partido más cercano a la socialdemocracia es el PRD. Digamos que es el más susceptible de convertirse en un partido socialdemócrata. Ésa es una. Otra, porque creo que el país necesita una izquierda de oposición firme.
El año pasado, la base perredista se mostró irritada con el antecesor de Basave, Carlos Navarrete, de Nueva Izquierda (NI), por los resultados del 7 de junio. La militancia se hartó de Navarrete. Durante sus 10 meses de gestión renunciaron los exjefes de Gobierno del Distrito Federal Cuauhtémoc Cárdenas, Alejandro Encinas y Marcelo Ebrard. Ya en 2012 lo había hecho Andrés Manuel López Obrador con militantes de base. Navarrete se jactó de que, según él, “no eran más de 30”.
El año pasado, la base perredista se mostró irritada con el antecesor de Basave, Carlos Navarrete, de Nueva Izquierda (NI), por los resultados del 7 de junio. La militancia se hartó de Navarrete. Durante sus 10 meses de gestión renunciaron los exjefes de Gobierno del Distrito Federal Cuauhtémoc Cárdenas, Alejandro Encinas y Marcelo Ebrard. Ya en 2012 lo había hecho Andrés Manuel López Obrador con militantes de base. Navarrete se jactó de que, según él, “no eran más de 30”.
El reto de Basave, dijo entonces, era alcanzar mejores resultados en las 13 elecciones de este año. No lo logró.
En 2007, los críticos de NI, la corriente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que ocupaba la presidencia, lo advirtieron: el partido se está desdibujando. Ocho años después, NI sigue ocupando la presidencia, y aunque la crisis por la que atraviesa el partido ya tocó fondo, según el documento que se leyó en el Quinto Pleno Extraordinario del IX Consejo Nacional perredista, la dirigencia aún no define qué rumbo seguir (Proceso 2024).
En las elecciones intermedias de 2009, el PRD sólo obtuvo 12% de los votos, y seis años después, en las de 2015, ganó casi 100 mil sufragios más pero su porcentaje se redujo de 12.1 a 10.8%. En el aún entonces Distrito Federal, que fue su principal bastión, perdió 106 mil 777 votos y pasó de 24.9% a 19.8% en el mismo periodo.
Escenario de sus mayores triunfos, la capital del país fue también el de la peor derrota del PRD en su historia.
El año pasado Morena se convirtió en la primera fuerza política de la Ciudad de México, con 22 diputados locales contra 19 del PRD, y cinco delegaciones. Sin embargo, el PRD tiene 56 diputados federales y Morena 35. Y el partido que preside López Obrador lo refrendó en este 2016 al ser mayoría en la elección de diputados constituyentes.
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