Témoris Grecko
La pregunta urgente, que ya habíamos formulado pero cobra más fuerza es: ¿de dónde sacó la PGR el hueso de Alexander Mora Venancio?
La falsificación queda cada vez más en evidencia. Y la complicidad criminal.
No lo sacaron del río San Juan: la CNDH acaba de encontrar que Alexander Mora iba en el autobús Estrella de Oro 1531; que en el incidente participaron dos policías federales y lapolicía municipal de Huitzuco; y que a la quincena de normalistas del 1531 se la llevaron en cuatro patrullas hacia Huitzuco.
La PGR obtuvo el hueso de un desaparecido de algún lugar y mintió al respecto.
La otra pregunta, también muy importante: ¿por qué se ha rehusado el gobierno a tocar el feudo caciquil de los Rubén Figueroa (Alcocer y Smutny)?
El equipo de filmación de Ojos de Perro estuvo en Huitzuco en agosto: como pasaba en Iguala, antes de la crisis provocada por la desaparición de los 43 normalistas, los accesos del pueblo son controlados por policías municipales. Dos veces nos interrogaron antes de permitirnos pasar. Pero no nos hicieron nada: no les conviene llamar la atención y se limiten a verificar identidades, propósito y, sobre todo, que se va de paso. El pueblo está en mitad de una de las vías que conecta la Autopista del Sol con Iguala, y si uno se mantiene en la ruta principal, no hay razón para que vaya a molestar al pueblo, con sus temibles fantasmas y sus poderosos herederos, todos ellos de apellido Figueroa.
El feudo de los Rubén Figueroa
Rubén Figueroa Figueroa fue gobernador de Guerrero en 1975-81. Durante su gobierno condujo la guerra sucia a través del coronel narcotraficante y luego general Mario Acosta Chaparro, a quien nombró director de todas las corporaciones policiacas del estado. De esta época de terror, se estima que hubo al menos 500 desaparecidos y un auge del narcotráfico.
Acosta Chaparro fue capaz de concentrar el monopolio de la violencia en sus manos gracias al apoyo del gobernador y, en particular, de su hijo, el entonces diputado federal Rubén Figueroa Alcocer, quien en 1993 llegó a la gubernatura hasta que la matanza de Aguas Blancas lo obligó a cederla. En aquel momento, la Suprema Corte de Justicia de la Nación señaló a Figueroa y otros responsables de la matanza de 17 personas, pero el sistema decidió no molestarlos y permitirles seguir adelante con sus carreras y negocios, y mantener su influencia política.
Que, para el clan de Huitzuco, le tocaba ejercer al siguiente en la línea de sucesión caciquil,Rubén Figueroa Smutny, el cachorro que nació en 1967 y sigue la fórmula de escalar cargos electivos que creó su abuelo: ha sido dos veces diputado local (en 1999-2002 y en el periodo 2012-2015, en el que presidió la comisión de Seguridad Pública del Congreso estatal), diputado federal (2003-2006, cuando fue secretario de la Comisión de Transporte de la Cámara de Diputados) y senador suplente (2006-2012).
Es evidente que los Figueroa no están en la cima de su poder. Fueron considerados perdedores en la lucha intestina del PRI para repartirse las candidaturas en la primavera de 2015. Figueroa Smutny aspiraba a ser alcalde de Acapulco pero no obtuvo el respaldo del partido, y los suyos amagaron con renunciar para irse al PRD. Pero se quedaron. Sus tíos bisabuelos Francisco y Rómulo, fundadores del cacicazgo, sentaron ejemplo al agazaparse en los malos tiempos para no perderlo todo, cuidando su feudo en Huitzuco.
Los demás los respetan. O de otra forma es difícil comprender cómo es que estos policías municipales siguen deteniendo gente en la carretera, como a nosotros.
A donde el operativo de seguridad no llegó
Muchos de sus colegas de los municipios cercanos han sido despedidos, cuando no encarcelados. ¿Qué hace diferentes a Huitzuco y al vecino Tepecoacuilco de las localidades vecinas que han sido incluidas en el Operativo Tierra Caliente?
Como respuesta a la crisis de seguridad evidenciada por la desaparición de los 43 normalistas, el 3 de diciembre de 2014, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, anunció este plan de seguridad especial para 36 municipios de Guerrero, Michoacán, Estado de México y Morelos, en el que, bajo el mando único del Ejército, participarían la Marina, la Procuraduría General de la República, la Policía Federal y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN, órgano de inteligencia federal), para asumir el control del orden público: las fuerzas federales desplazaron a los cuerpos de policía municipal y les retiraron el poder a los alcaldes.
A los de Huitzuco y Tepecoacuilco, no. El Operativo Tierra Caliente llegó hasta sus puertas, a los municipios limítrofes de Iguala, Buenavista de Cuéllar y Eduardo Neri. No pasó.
Al dar a conocer la estrategia, Osorio Chong y el Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido García, no dieron detalle alguno de los criterios que utilizaron para definir los municipios en los que entrarían, salvo que se haría “especial énfasis en las demarcaciones de alta criminalidad”.
Si las cifras de homicidios dicen algo de las dimensiones de la criminalidad, los de Huitzuco y Tepecoacuilco son bastante altas, ubicándose en una franja media entre las de otros municipios cercanos intervenidos, en los tres años que pudieron haber sido considerados, de 2012 a 2014:
Homicidios en dos municipios no intervenidos por el Operativo Tierra Caliente:
Huitzuco: 36 (13 en 2012; 13 en 2013; 10 en 2014);
Tepecoacuilco: 33 (13; 11; 9);
Homicidios en municipios intervenidos por el Operativo Tierra Caliente, a 100 kilómetros o menos de Huitzuco:
Buenavista de Cuéllar: 12 (6; 1; 5);
Pedro Ascensio: 13 (3; 4; 6);
Cuetzala: 13 (4; 7; 2);
Ixcateopan: 20 (3; 12; 5);
Pilcaya: 20 (11; 6; 3);
Cocula: 28 (11; 12; 5);
Apaxtla: 40 (3; 19; 18);
Arcelia: 46 (14; 16; 16);
Eduardo Neri: 74 (12; 18; 44);
Taxco: 89 (46; 26; 17);
Teloloapan: 161 (45; 53; 63);
Iguala: 239 (67; 91; 81).
Fuente: INEGI.
Plaza de Guerreros Unidos
Además de la elevada incidencia de asesinatos, la Policía Federal distingue Huitzuco y Tepecoacuilco como “plazas” de Guerreros Unidos, cuyo jefe, hasta que fue detenido en junio de 2015, era Alejandro Palacios Benítez, “El Cholo Palacios”, primo de los seis hermanos Benítez Palacios, quienes conforman una de las principales pandillas que tiene el cártel en Iguala, la de Los Tilos.
Si estos datos no hubieran alcanzado a tener suficiente importancia, entonces la fama pública de los presidentes municipales de Huitzuco y de Tepecoacuilco para el periodo 2012-15, Norberto Figueroa Almazo y Antonio Galarza Zavaleta, debería haber sido considerada por los planificadores del Operativo Tierra Caliente.
Las versiones de que Figueroa Almazo tiene ligas con el crimen organizado parecieron reforzadas por una serie de incidentes que ameritaría una investigación especial: El 3 de febrero de 2013, fueron halladas varias mantas en la cabecera municipal en las que se acusaba a Figueroa Almazo, al cachorro del clan, Rubén Figueroa Smutny, y al entonces Secretario de Desarrollo Agrario del gobierno estatal, Héctor Vicario Castrejón (alfil del figueroísmo en el gabinete de ángel Aguirre), de proteger a capos del narcotráfico. El 18 de febrero, el alcalde, su tesorero y su chofer fueron “levantados” en el trayecto de Iguala a Huitzuco. Dos días después, Figueroa Almazo reapareció y difundió un comunicado en el que aseguró que no le había pasado nada, pero no aclaró dónde había estado. Hizo exactamente lo mismo año y medio más tarde, cuando su hermano Ignacio sufrió un secuestro de una semana, el 4 de agosto de 2014: “No fue cierto, fueron rumores, el municipio está en completa paz, gracias a dios”.
Tan en paz que el jefe de los agentes municipales que nos detuvieron, Leonardo Evangelista Moreno (quien en 2012 fue expulsado de la Policía Ministerial del Estado porque reprobó los exámenes de control de confianza), fue asesinado por tres sicarios que lo emboscaron y lo llenaron de balas, sólo un mes antes, el 3 de julio de 2015, quince días después de que Figueroa Almazo lo nombró director de la Policía Municipal. Y a uno de los escoltas del alcalde, Silvestre Cabañas Ponce, lo mataron en enero pasado.
En este contexto de secuestros desmentidos por Figueroa Almazo y de asesinatos de personas cercanas a él, cobran fuerza las declaraciones de Gildardo López Astudillo, conocido como El Gil, un jefe de Guerreros Unidos que supuestamente firmó una manta que fue hallada cerca de Iguala un mes después de la desaparición de los 43, y que es conocida porque en ella se aseguró que los normalistas seguían vivos. También menciona a políticos y policías que eran miembros del cártel. Entre ellos, Figueroa Almazo, su primer jefe de seguridad pública, Javier Duarte Núñez, y Vicario Castrejón, además del alcalde de Tepecoacuilco, Antonio Galarza Zavaleta.
Se desconoce si esta manta fue verdaderamente hecha por el Gil. Pero cuando la policía finalmente lo arrestó, López Astudillo declaró al Ministerio Público que varios de los personajes mencionados en esa manta brindaban protección a Guerreros Unidos a cambio de dinero. Entre ellos, Figueroa Almazo, Vicario Castrejón y Galarza Zavaleta.
Nada de esto es desconocido por las autoridades federales. En 2012, después de un enfrentamiento en Tepecoacuilco en el que murieron 10 presuntos miembros de Guerreros Unidos y un militar, el entonces comandante de la 35ª Zona Militar de Chilpancingo, Juan Manuel Rico Gámez, daba cuenta públicamente de que ésta es “el área crítica de la zona Norte (del estado), Taxco, Iguala, Huitzuco y Tepecoacuilco”, que las bandas criminales controlan tan bien que la utilizan “como zona de descanso”. Pero para quienes diseñaron el Operativo Tierra Caliente, no era necesario intervenir como en los municipios vecinos.
En las elecciones del 6 de junio de 2015, el clan de los Figueroa se aseguró el control de Huitzuco por otro trienio más, como desde hace un siglo. José Luis Ávila López ganó la presidencia municipal (que ya ocupó en 2002-05, además de que ha sido compañero diputado de Rubén Figueroa Smutny en el Congreso estatal las dos veces en que el cachorro se ha sentado ahí, en 1999-2002 y 2012-15; en ambos casos, a Ávila López le tocó hacer campaña para ganar el distrito mientras su jefe navegaba cómodamente en la lista de representación proporcional). Tal vez, los caciques no viven su mejor momento pero en Huitzuco, los poderes federales y estatales no tocan su feudo.
Ni los investigan. A pesar de que cada vez son más claras las señales de que la Policía Municipal de Huitzuco participó en los ataques contra los normalistas; y que a 15 o 20 de los desaparecidos, entre ellos Alexander Mora, se los habrían llevado rumbo a Huitzuco.
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