jueves, 24 de diciembre de 2015

La “cuauhtemiña” .- JOSÉ GIL OLMOS

Cuauhtémoc Blanco en campaña

MÉXICO, DF (apro).- Cuauhtémoc Blanco hizo la faena en Cuernavaca y repitiendo la famosa “cuauhtemiña” con la que festejaba sus goles ganó los votos que ningún candidato de otro partido pudo tener. Hoy el famoso futbolista del barrio bravo de Peralvillo no sabe qué hacer como futuro presidente municipal de la capital de Morelos y fiel a su carácter está peleado con todos.
El exfutbolista, presidente municipal electo por el Partido Social Demócrata, ha mostrado su nula capacidad de gobernante y su ignorancia política ad hoc a los tiempos presidenciales. Hace unos meses visitó la Cámara de Diputados y pidió 200 millones de pesos para hacer de Cuernavaca “un estado bonito”. Luego autorizó el pago de aguinaldos a los trabajadores del municipio con dinero de los impuestos que se recaudarán hasta el año entrante.
Después fue criticado por haber cobrado ocho millones de pesos por su candidatura, según denunció el munícipe de Cuernavaca, Manuel Martínez.
Contrario a muchos políticos que llegaron a puestos de elección popular por la vía plurinominal, es decir, sin haber hecho campaña, Blanco ganó la elección con una diferencia de más de ocho mil votos ante su más cercano contendiente del PRI. Fueron los habitantes de esa ciudad los que le dieron su voto, quizá como muestra de hartazgo ante una clase política que se ha caracterizado por su incapacidad, ineficiencia y corrupción.
Cuentan que en campaña al exseleccionado nacional de futbol le bastaba con hacer la “cuauhtemiña” en cada acto para ganarse a la gente que lo imitaba poniendo una rodilla en el suelo y las manos en forma de flecha apuntando al cielo. Esa fue su principal arma electoral y le funcionó.
La victoria de Cuauhtémoc Blanco refleja con claridad la crisis de los partidos políticos y el fenómeno de trivialización electoral. La llegada de Carmen Salinas a la Cámara de Diputados confirma esta tendencia de los partidos por buscar el voto fácil a través de figuras conocidas por el público pero carentes de formación y carrera política, así como de compromiso social.
Pero si los partidos políticos se reflejan en la trivialización de algunos de sus candidatos, los electores también tienen una responsabilidad en depositar su voto en personajes que no están capacitados para gobernar.
Hoy esos mismos partidos no saben qué hacer para acotar a Blanco cuando tome la presidencia municipal. Los regidores Dulce Arias, Valdemar Castañeda, Pablo Gordillo, Romualdo Salgado y otros seis pretenden quitarle poder y facultades mediante la aprobación de un reglamento y anunciaron que procederán legalmente en contra del exfutbolista.
En una especie de drible canchero, apoyado por la gente del PSD, Blanco mandó una carta pública al presidente Enrique Peña Nieto pidiéndole su ayuda ante estos intentos de anularlo. Con ello prepara la próxima “cuauhtemiña” para festejar su gobierno de tres años.
Mientras tanto, afuera de la cancha política, sentado en la tribuna, el jugador número 12 –el público o el electorado– mira el partido sin poder participar.
Cuernavaca se ha convertido en una de las ciudades más inseguras del país, los grupos del crimen organizado se han apropiado de ella desde hace años y los secuestros, robos y extorsiones no cesan a pesar de los cambios del gobierno.
Transformada en un polvorín, la otrora ciudad de la eterna primavera, el espacio de descanso de miles de familias del Distrito Federal pudiera encenderse pues quedará en manos de “un hombre inestable, violento, ignorante” e incapaz como lo calificó el poeta Javier Sicilia.
Twitter: @GilOlmos

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