El 1 de septiembre de 1983 un avión de pasajeros Boeing 747 surcoreano fue derribado por un interceptor Su-15 dela URSS cuando se desvió sin permiso lejos de su ruta programada hacia el norte y sobrevoló territorios restringidos del país. El trágico suceso provocó un escándalo internacional con muchas acusaciones recíprocas y solo ahora se está revelando de qué manera se manipularon los datos sobre el incidente.
Los archivos desclasificados del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón han revelado que dos meses después del derribo un alto responsable de la Administración de Estados Unidos informó a los diplomáticos nipones de que el incidente había sucedido por error. La Casa Blanca estaba al corriente de que los militares rusos confundieron el vuelo comercial por una incursión de un avión espía. Mientras tanto, a nivel oficial Washington insistió durante décadas en que los rusos habían destruido la aeronave intencionalmente, causando la muerte inmediata a sus 269 ocupantes.
El funcionario estadounidense cuyo mensaje acaba de ser publicado explicó a los japoneses que "en la Unión Soviética confundieron este avión con un espía aéreo estadounidense". Según lo cita la agencia TASS, señaló también que EE.UU. tenía la intención de emplear "medios secretos" para encontrar la caja negra del Boeing derribado antes de que lo hicieran los marineros rusos. No obstante, la Armada de la URSS se les adelantó en la búsqueda. Solo en 1992 Rusia entregó a los surcoreanos los materiales descifrados de la caja negra.
Con mucha posterioridad, en 1997 un agente de la inteligencia nipona retirado, Iosiro Tanaka, publicó un libro titulado 'La verdad sobre el vuelo KAL 007'. En sus páginas confirmaba que la tripulación del avión derribado en efecto cumplía una misión encargada por los servicios especiales estadounidenses. Fue él personalmente quien dirigió las escuchas de las comunicaciones por radio en el cielo del Oriente Extremo ruso en la noche del 31 de agosto al 1 de septiembre del 1983.
Otras investigaciones llevadas a cabo por aficionados relacionaron la naturaleza del ataque con el vuelo que había realizado el día anterior un avión espía estadounidense RC-135. Aquella aeronave militar cruzó la frontera de la URSS, incursionó en su territorio siguiendo la misma ruta que siguiera después el Boeing surcoreano y salió impune después de virar hacia Japón
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