El "patito bonito" de EPN |
Por: Jaime Avilés @Desfiladero132
México, 6 de noviembre de 2015.- Una propuesta para ahorrar 100 mil millones de pesos en la construcción de un nuevo aeropuerto internacional para el valle de México sacó de sus casillas al número dos de la revista Nexos, Héctor de Mauleón, un experto en visitas guiadas por el Centro Histórico del DF.
En un artículo publicado ayer por El Universal, el hermano mellizo de Genaro García Luna dijo que la idea –presentada por Andrés Manuel López Obrador–, de que los vuelos internacionales aterricen y despeguen en Santa Lucía, y que los nacionales se queden en el Benito Juárez, es absurda.
“Es como si al llegar al aeropuerto de Madrid usted tuviera que viajar a Toledo para tomar un vuelo a Barcelona. ¿A quién se le ocurriría? A nadie. A López Obrador sí”, escribió el brazo derecho de Héctor Aguilar Camín. ¿Cómo explicarle que, anualmente, millones de pasajeros aterrizan en el John F. Kennedy de Nueva York y se trasladan al aeropuerto de La Guardia para abordar otros aviones?
¿Cómo decirle que otros millones de personas aterrizan día a día al mismo tiempo en el aeropuerto Sheremétievo de Moscú y se trasladan por tierra hacia los aeropuertos Vnúkovo, Domodédono y los otros dos que hay –hasta sumar un total de cinco– en la capital de Rusia? ¿Cómo hacerle entender que las mujeres y los hombres que en el ombligo cultural del Cono Sur aterrizan en el aeropuerto internacional de Ezeiza, necesitan ir a Aeroparque, el segundo aeropuerto de Buenos Aires, cuyo uso es exclusivo para vuelos dentro de Argentina?
Según el falso cosmopolita de Mauleón, es un “caso insólito en el mundo que los viajeros que deban hacer una conexión entre vuelos internacionales, tengan que salir de un aeropuerto y recorrer 48 torturantes kilómetros de tráfico urbano para abordar otro avión”. ¿En qué planeta será “insólito” esto, considerando que en París la gente baja en el aeropuerto Charles de Gaulle y se desplaza para seguir su viaje a los aeropuertos de Orly o Beauvais?
Con franqueza, no creo que Héctor de Mauleón sea una persona calificada para aprobar o reprobar nada relacionado con aeropuertos, un tema que evidentemente desconoce y peor tantito, en el caso que nos ocupa, es notorio que ni siquiera leyó la propuesta alterna, pues imagina que la edificación de una nueva terminal aérea en Santa Lucía –y su consecuente derrama millonaria en dólares– no modificaría en absoluto el entorno.
Sería, según él, un despropósito, “abrir un aeropuerto en un lugar remoto y carente de vialidades, incluso de transporte público: un lugar cuyo acceso ha estado restringido a los civiles desde casi 40 años (sic), a causa de lo cual no ha desarrollado más infraestructura que la que conviene a los militares del Ejército mexicano”.
No pos sí. Ya me imagino a Héctor de Mauleón saliendo del Santa Lucía Tecamac International Airport con sus maletas Louis Vutton a buscar un burro, un caballo, un triciclo que lo lleve al primer mundo de la colonia Condesa, porque desde luego afuera del nuevo aeropuerto no habrá sino “bancos de niebla”, indios folclóricos dormidos bajo un sombrero de petate y poco más.
Nuestro agudo analista se niega a hilar fino. Pasa por alto, ignora o pretende tapar que los militares acantonados en Santa Lucía dieron todas las facilidades a los expertos de Morena para que estudiaran las instalaciones, la topografía, las condiciones climáticas y demás etcéteras porque se oponen a que se cierre la base aérea más importante del México. Detalle que podría haber sido exigido por la embajada de Obama…
La ubicación del mega magno aeropuerto que Peña Nieto quiere construir en Atenco sobre un terreno susceptible de inundaciones frecuentes, en cuyo subsuelo hay vasos reguladores del lago de Texcoco –cuando está por desbordarse retiran el agua sobrante y la expulsan sobre los campos donde quieren implantar el mega magno–, además de ser un proyecto inviable, afectaría las operaciones aéreas de Santa Lucía y obligaría al gobierno a cerrar la base y gastar más aun en levantar otra.
Con excepción del general Cienfuegos y otros altos mandos castrenses, en el Ejército no todo el mundo está de acuerdo con el Nuevo Aeropuerto Internacional “Enrique Peña Nieto” de Atenco. Éste es un disparate que implicaría el desplazamiento forzado de los habitantes de San Salvador Atenco, con toda la carga de sangre y muerte que sería derramada si algún día el proyecto avanza, lo cual es altamente improbable.
En vez de demoler la horrorosa pero funcional y costosísima terminal 2 del Benito Juárez y borrar del mapa la base aérea de Santa Lucía, Morena propone que en el valle de México haya un total de cinco pistas: esas dos que los aviadores identifican como las “23 derecha 5 izquierda” a la sombra del Peñón de los Baños, más la pista que ya existe y funciona muy bien en Santa Lucía y dos pistas más que serían añadidas a ésta.
Una nueva carretera (ojo, Héctor) conectaría el Santa Lucía con el Benito Juárez en 45 minutos y, paralelamente(propongo yo) debería de haber un tren como el que Fox hizo para conectar las dos terminales del DF, pero más amplio y más rápido, como el que va del centro de París al aeropuerto Charles de Gaulle.
La obra que Morena ofrece como alternativa al disparate de Atenco estaría terminada en 30 meses y costaría 69 mil millones de pesos, es decir, 100 mil millones de pesos menos que el mega magno espantoso aeropuerto imaginado por Peña Nieto, otro “experto” en infraestruchur, quien ayer, con base en sus amplísimos conocimientos geográficos, dijo que del Distrito Federal se puede llegar al aeropuerto de Los Cabos, península de Baja California Sur, “en una hora y 25 minutos por carretera”.
Con el fino sentido del oportunismo que lo caracteriza, Ciro Gómez Leyva alabó ayer la propuesta de Andrés Manuel, en el mismo periódico donde Héctor de Mauleón publicó su artículo titulado “AMLO y su aeropuerto patito”. El intento de acercamiento de uno de los más ardientes defensores de la dictadura coincide con la postura de otros dos intelectuales orgánicos del salinismo, Jorge Castañeda y Héctor Aguilar Camín.
Castañeda escribió en Milenio que “ojalá AMLO haya madurado y de llegar al poder no eche por tierra las reformas de Peña Nieto” y Aguilar Camín elogió la campaña de Morena que está “llena de ideas”. ¿Qué tal? ¿Quién lo diría?
En cambio, al referirse a otro de los proyectos de Morena que, gracias a la dieta de sus legisladores, ya está creando escuelas de estudios superiores para formar profesionales en Agricultura, Contabilidad y Administración Pública, Derecho, Ingeniería, Medicina, además de una Normal y una Normal Intercultural Bilingüe, el nuevo titular de la Secretaría de Educación Pública, Aurelio Nuño, se refirió con desdén a “las universidades patito” de López Obrador.
La antipática palabra “patito” es pues –para los salinistas indavertidos de los cambios que se están dando en las altas esferas de la política–, la etiqueta del momento que a sus vez los describe: Mauléon es un aeropuertólogo patito y Nuño un “pedagogo” patito que sin el menor instinto de conservación se comporta como el nuevo Juan Camilo Mouriño. Allá él…
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