lunes, 9 de noviembre de 2015

¿AMLO presidirá Morena? Julio Hernández López

Astillero
 UNAM y PRD: relevos condicionados
 Graue, medicamento faccioso
 Basave, implante táctico
 ¿AMLO presidirá Morena?
Julio Hernández López
Foto
PERSISTENCIA. Integrantes del comité de Los otros desaparecidos de Iguala comenzaron la segunda etapa de búsqueda de familiares que habían suspendido en junio por presiones de la Procuraduría General de la República. La imagen, en Tijerillas, en el poniente de El Naranjo, en el municipio de IgualaFoto Sergio Ocampo
N
o pudo remontar el ingeniero Sergio Alcocer Martínez de Castro el estigma de ser la carta peñista para la sucesión de José Narro Robles en la rectoría de la Universidad Autónoma Nacional de México (una situación similar a la del abogado Raúl Cervantes Andrade, quien tampoco pudo alcanzar la postulación a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación). Contra la abierta intención del grupo de Los Pinos (Peña Nieto, pero sobre todo Luis Videgaray y sus cartas para la sucesión, José Antonio Meade y Aurelio Nuño), de hacerse del control de la más importante de las universidades públicas del país, se levantó una amplia insatisfacción que tuvo expresiones concretas en un movimiento de alumnos y docentes, en el que destacó el académico John Ackerman.
A pesar de las difíciles condiciones políticas del país en general, y del desaliento y división que se han inducido en espacios tradicionalmente críticos y participativos como ha sido la UNAM, el freno a la llegada de Alcocer, quien era subsecretario de relaciones exteriores hasta hace unos cien días, ha sido un triunfo para las corrientes progresistas, a pesar de que la polarización entre quienes impulsaban a Alcocer, y quienes lo hacían en favor de la bióloga Rosaura Ruiz, permitió al grupo de los médicos Juan Ramón de la Fuente y Narro Robles instalar a un tercer colega en línea consecutiva en ese cargo cuya relevancia va más allá de lo administrativo y académico y se instala en los terrenos de la gobernabilidad y la seguridad nacional.
El oftalmólogo Enrique Luis Graue Wiechers tiene suficientes cartas credenciales para acceder a la emblemática torre principal de Ciudad Universitaria. Su historial como médico es notable y ha servido a la UNAM en diversos cargos y representaciones, sobre todo como director de la Facultad de Medicina. Sin embargo, en términos políticos, su ruta anunciada es la de la continuidad de lo hecho hasta ahora por el grupo de De la Fuente y Narro, quienes han mantenido una alianza política y declarativa con los grupos gobernantes del país y, en consonancia con ese gobiernismo, aunque sin mucho éxito, han aspirado a ocupar otras posiciones de poder, con la Casa de Estudios como plataforma de lanzamiento y capital de negociación.
Es una ironía de larga duración que De la Fuente, enviado por Ernesto Zedillo como bombero universitario, posteriormente no haya podido formalizar ninguna de las múltiples candidaturas para las que ha sido mencionado por diversos partidos y personajes y en diversas circunstancias, siempre bien calificado y tomado en cuenta justamente por su buen desempeño profesional y la aceptación que tiene entre buena parte de la sociedad. Narro, a su vez, y vista su buena relación con Los Pinos, ha sido mencionado con insistencia como inminente secretario, ya fuera de educación o de salud. Ya se verá si Narro encuentra acomodo en la cartera ocupada por Mercedes Juan López después del próximo 17, cuando tomará posesión su sucesor, o en algún otro cargo que tenga verdadera relevancia, o será afectado por el mal fario de su antecesor, De la Fuente, quien, por lo pronto, parece tener ahora, con Graue, un ratificado posicionamiento grupal para intentar una candidatura presidencial independiente o ciudadana en 2018.
De la academia, aunque con experiencia partidista en el Partido Revolucionario Institucional, sobre todo en el equipo de Luis Donaldo Colosio, saltó Agustín Basave Benítez a una candidatura externa a diputado federal por el Partido de la Revolución Democrática y, luego de afiliarse a ese partido hace poco más de setenta días para quedar en negociadas condiciones de ser electo como dirigente nacional, este fin de semana se cumplió tal implante programado por las corrientes dominantes del perredismo con la esperanza de generar nuevos bríos en un cuerpo partidista con diagnósticos altamente negativos.
Tras la construcción de este liderazgo de importación han estado Carlos Navarrete y Guadalupe Acosta Naranjo, quienes se han distanciado de Jesús Ortega y Jesús Zambrano (Acosta Naranjo renunció silenciosamente a Nueva Izquierda en marzo pasado). A pesar de los reacomodos de las corrientes en la nueva realidad perredista, ese formato de segmentación facciosa se volcó aparatosamente en pro de la postulación del neoleonés Basave, a tal grado que el ex diputado Fernando Belaunzarán obtuvo tan sólo tres votos, de 304 posibles, contra 295 para el ex profesor de la Universidad Iberoamericana que en uno de sus primeros posicionamientos pareció apostar a quedarse en unas alturas desérticas si cumple su anuncio de propiciar que los corruptos y los delincuentes sean expulsados de esas filas de negro y amarillo.
Como en el caso del rector electo, Grau, en el análisis de las perspectivas de Basave al frente del PRD han de tomarse en cuenta las circunstancias de la llegada al poder (la antidemocrática Junta de Gobierno, en la UNAM; las corrientes internas como votos determinantes, en el sol azteca) y el predominio estructural de grupos que pretenden la continuidad de sus privilegios e intereses, por encima de la personalidad específica de quienes hubieran puesto al frente por razones tácticas.
Los tres principales partidos del país han hecho ya cambios con la mirada puesta en 2018: en el PRI, un Manlio Fabio Beltrones que trabaja en pro de su propia candidatura; en el PAN está el joven Ricardo Anaya, presuntamente renovador, y en el PRD ha quedado un personaje con buena calificación personal. ¿Quién dirigirá ahora Morena? ¿Abiertamente el propio López Obrador? Recuérdese que en un rápido movimiento, en el contexto de la batalla que se libra contra Miguel Ángel Mancera y el PRD, Martí Batres pasó del timón nacional simbólico al más operativo del Distrito Federal, con Bertha Luján asumiendo de manera provisional el mando en tanto se realiza la elección interna.
Y, mientras en Los Pinos cuentan los días para la llegada del palacio flotante, ¡hasta mañana, con la PGR insistiendo en que sí ha cumplido o va a cumplir recomendaciones de la CNDH sobre Iguala!
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