MÉXICO, D.F. (apro).- Todos los días, sin falta, presenciamos actos de violencia que ya forman parte de nuestra cotidianidad. Pero a pesar de esta mala costumbre, a veces ocurren hechos que sobrepasan esa rutina e impactan en la gente porque muestran los peligros de acostumbrarse a esa violencia o a los peligros que esta misma puede generar entre quienes están hartos de la inseguridad, la corrupción y la deshonestidad de las autoridades.
Ajalpan, un poblado de Puebla, fue noticia hace unos díasporque una turba hizo justicia por su propia mano, torturando y linchando a dos supuestos delincuentes a quienes acusaban de secuestro de una menor.
Los dos hombres sospechosos fueron detenidos por las autoridades que los metieron a la cárcel municipal para investigarlos. Una vez que se corroboró que eran inocentes los mantuvieron protegidos por unas horas hasta que una turba los sacó a golpes para torturarlos hasta darles muerte.
La muchedumbre incontrolable llevó a los dos presuntos secuestradores hasta el Zócalo del pueblo y los quemaron con madera y combustible.
Ninguno de los ajalpenses escuchó a los hermanos José Abraham Copado Molina, de 25 años de edad, y Rey David Copado Molina, de 35 años de edad que se identificaron plenamente como encuestadores de la empresa Marketing Estratégico del Distrito Federal.
Ambos habían llegado a ese lugar a levantar un estudio sobre tortillerías pero los acusaron de “sospechosos” de haber raptado a una menor que negó conocerlos cuando los tenían en la cárcel.
Los hermanos Copado se identificaron con su credencial de elector y como encuestadores. La policía descartó que fueran secuestradores pero la turba ya no escuchó de razones y los linchó sin piedad.
El hecho es de por sí grave pues se trata de un asesinato y el gobierno poblano habrá de tomar cartas en este asunto. Pero es más grave este linchamiento irracional si tomamos en cuenta que es una expresión social de hartazgo ante el fracaso del gobierno y del estado de garantizar la seguridad de la población.
En realidad la hoguera en que fueron quemados los encuestadores estuvo atizada por este deseo de venganza de grupos sociales cansados de ser abusados, asaltados, secuestrados, asesinados o desaparecidos por bandas criminales asociadas con autoridades que actúan en todos los rincones del país incluido el Distrito Federal donde cada día es más evidente la presencia activa del crimen organizado.
La existencia de 26 mil desaparecidos, 160 mil asesinados y 500 mil desplazados por la guerra al narcotráfico declarada por Felipe Calderón hace nueve años y que ha continuado Enrique Peña Nieto desde que llegó a la presidencia, es la base de esta violencia incontrolable que se reproduce cada vez más en algunas poblaciones como el Estado de México, Distrito Federal, Morelos y Puebla.
Bajo estas circunstancias lo que ocurrió en Ajalpan con los dos hermanos Copado se puede repetir en cualquier parte del país. Los dos son víctimas inocentes como los 43 de Ayotzinapa, los 45 de Acteal, los 27 de Aguas Blancas y otros tantos que han sido arrasados por la espiral de violencia motivada desde la maquinaria del poder donde lo mismo es el criminal que el funcionario coludido.
Twitter: @GilOlmos
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