Como se veía venir, en el presupuesto del año próximo se propone una reducción al gasto en educación y salud, acompañado de deuda, disfrazada de bonos y proyectos para prestación de servicios (PPS).
Desde luego, no tocan los contratos de obra de las empresas contratistas vinculadas a EPN y Videgaray como OHL, Higa y otras.
A como dé lugar quieren llevar a cabo obras como la construcción del nuevo aeropuerto, llevar agua del Pánuco a Monterrey y otras, para seguir saqueando a sus anchas.
Tampoco, desde luego, reducen a la mitad los sueldos de los altos funcionarios públicos ni quitan pensiones a los expresidentes ni venderán sus aviones y helicópteros de lujo.
Por eso se retratan riéndose.
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