Por: Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)
21 de agosto de 2015.- Un mes antes de julio de 2006, Andrés Manuel López Obradorencabezaba todas las encuestas. Su exitosa gestión al frente del Gobierno del Distrito Federal le había granjeado las simpatías de buena parte del electorado mexicano. Y es que nadie, antes que él, había planteado que era necesario ser austeros en eso del gasto burocrático, que para un buen gobierno primero debían ir los pobres del país (que eran y son mayoría), que México era una nación injusta y que por su viabilidad había que hacerla más justa, más donde todos tuvieran algo y no donde unos pocos tuvieran todo y todos los demás, nada o casi nada.
Digamos que, para el triunfo de López Obrador en las elecciones de 2006, todo iba viento en popa. Pero algo pasó: vino la campaña negra, la guerra sucia, el insulto, es decir, una estrategia para que AMLO no ganara.
Quien la ideó y la puso en marcha con más ahínco fue el PAN y sus empresarios cercanos. Fue cuando se creó el “López Obrador es un peligro para México”. Felipe Calderón y todo el panismo dijo lo mismo, repitió lo mismo, hizo lo mismo. Agredir un día sí y el otro también. Mentir descaradamente un día sí y el otro también.
Por todos lados se echó a andar esa campaña: en radio, en prensa, en tele, en internet. Anuncios que repetían hasta el hartazgo que un triunfo de AMLO representaba el fin de México, pues habría guerra, la economía colapsaría y todos seríamos pobres.
Jamás en este país se había dado una campaña negativa de esa magnitud. Jamás se ha vuelto a repetir. Calderón era el más echado para adelante en ella, y siempre acompañado de en ese entonces el presidente del PAN, Manuel Espino (hoy diputado electo por Movimiento Ciudadano), quien le puso a esa guerra sucia y de odio el rimbombante nombre de “campaña de contraste”. Acompañaban a estos individuos el entonces presidente: Vicente Fox.
Han pasado más de nueve años. Ahora no gobierna el PAN, sino el PRI (que, en los hechos, viene siendo lo mismo). A AMLO, por más guerra sucia que le han hecho (la hicieron en 2006 y la volvieron a hacer en 2012), continúa siendo un político carismático que atrae a la población. Esto tiene que ver con que nunca nadie la he encontrado nada, es decir, nadie ha logrado establecer que ha incurrido en corrupción. Lo único que se ha demostrado es que es un hombre congruente. ¿Qué político en México puede presumir ello? Nadie.
Hoy, a tres años de la elección presidencial y con una administración federal hecho un desastre, López Obrador marcha como puntero en todas las encuestas. Y hoy, nuevamente, se han echado a andar con más fuerza las campañas de odio hacia el tabasqueño.
Esto quedó evidenciado de forma contundente el jueves pasado, cuando, en entrevistas por separado, los virtuales presidentes del PRI y el PAN se abalanzaron para desprestigiar a López Obrador. El priísta Manlio Fabio Beltrones dijo:
[AMLO] ha demostrado que busca el poder por el poder, sin importar las alianzas que en su momento pueda hacer, porque le resulta fácil negarlas después. Se ha convertido en el principal ideólogo de la sección 22, que intenta sentenciar a los niños de Oaxaca a la marginación. Eso lo describe por completo. No importa a quién le haga daño, siempre y cuando alcance su objetivo que lo ha llevado al punto de la amargura. Es el pragmatismo locuaz. Va en contra de todo, menos de su obsesión, que parece haberse apoderado de su persona y para eso cuenta con muchos pejezombies que lo siguen si medir su despropósito. No se vale tratar de ganar elecciones a cualquier costo, pasando por encima de los derechos sociales elementales.
Resulta verdaderamente esclarecedor que Beltrones use la palabra “pejezombies”, la cual fue utilizada por los panistas en 2006. También resulta esclarecedor que diga que AMLO representa un “riesgo” para el país, cuando el PRI, en conjunto con el PAN, han fabricado millones de pobres y han hecho de México una nación de desaparecidos y de muerte, una nación en guerra.
Por su parte, Ricardo Anaya, virtual presidente del PAN, mencionó sobre AMLO:
Cuando hay un hartazgo ciudadano como el que hoy estamos viviendo en nuestro país, lo que ha venido ocurriendo en muchas otras partes del mundo es que emergen líderes populistas con discursos mesiánicos y que, en muchos casos, llevan a sus naciones a la quiebra. Existe el riesgo que México siga padeciendo al PRI corrupto y corruptos, pero, por otro lado queremos evitar que surja un líder populista.
En 2006, el PAN usó la palabra “populismo” (que jamás alguien dentro de la política que la ha usado para atacar la ha definido con claridad: ni siquiera la entienden) para equipararla con “peligro”. Y claro, como AMLO es, según ellos, “populista”, entonces AMLO es un peligro.
La guerra sucia en contra de López Obrador ya comenzó. Y como el PRI y el PAN están desesperados, no solamente porque están abajo en las encuestas, sino porque sus gestiones han sido un desastre y han dejado al país en una virtual ruina, quieren impedir, a como dé lugar, que AMLO logre ser presidente de México.
Se avecinan tiempos difíciles. El país se está cayendo en padacitos, y López Obrador, como en 2006, representa un rayo de esperanza. Por eso, tanto PRI como PAN buscan a toda costa que no llegue, que no gane, que no siga creciendo en las encuestas, que no sea considerado como una opción para gobernar. Y harán todo para impedirlo. Lo importante es no dejarse, y ser inteligentes para responder y para decirles a esos cínicos que el gran peligro para México es que ellos, el PRI y el PAN, continúen en gobernando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario