Héctor Serrano operó elección desde el GDF
Son los enterradores del PRD en la capital
Martín Moreno. Sin Embargo
Semanas antes de realizarse la elección del 7 de junio, el todopoderoso secretario de Gobierno del DF, Héctor Serrano, mandaba llamar a candidatos a jefaturas delegaciones a su oficina en el GDF, y les hacía una oferta:
- Mira, yo te apoyo con “bisutería” (tinacos, playeras, gorras, etcétera) y te ofrezco, para ti, una concesión en Cetram (Centros de Transferencia Modal), pero apóyanos, jala con nosotros…
El intento de soborno político de Serrano fue inútil, al menos en la parte electoral: el PRD en el DF y, en particular, la descolorida tribu mancerista, Vanguardia Progresista – operada directamente por Serrano-, fueron barridos por Morena en cinco delegaciones, mientras Iztapalapa, GAM y Coyoacán, estuvieron a un tris de quedar también bajo el dominio morenista.
De nada sirvieron los ofrecimientos para coptar a candidatos desde el GDF, vía Héctor Serrano, un funcionario que, ante la debilidad mostrada por Mancera – más dedicado a promocionar yoga o diamantes de béisbol en el Zócalo- , es quien asume, en la praxis, el papel de jefe de Gobierno del DF.
“El jefe de Gobierno soy yo”, es la frase favorita de Héctor Serrano. (Serrano: el manotazo por el control del PRD/SinEmbargoMX/ 26-VIII-2014 /Mayela Sánchez, Shaila Rosagel y Linaloe R. Flores).
Hoy, Mancera y Serrano naufragan en su intención de apropiarse del PRD y ser los grandes vencedores del 7 de junio. No pudieron con AMLO.
Hoy, Mancera y Serrano han quedado como el payaso de las cachetadas: vapuleados por Morena.
Hoy, Mancera y Serrano se pueden despedir del 2018. Merecido lo tienen.
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Todos sabemos que Miguel Ángel Mancera no es perredista y que, tan sólo horas después del fracaso electoral amarillo del domingo pasado, salió para deslindarse de un partido que, a querer o no, lo hizo Jefe de Gobierno del DF. En 2012, el PRD hubiera ganado con cualquiera: con Barrales, Delgado, Batres. Mancera era la tercera opción de Marcelo Ebrard, quien no tuvo otra que darle la candidatura. Entonces Mancera en realidad creyó – o le hicieron creer- que era un político de grandes vuelos.
Pero no. Mancera es un híbrido político. Proclive, como procurador de Justicia del DF, a fabricar culpables. Aterrado de salir a las calles del Centro Histórico, como sus antecesores, cuando se lo han propuesto. Inexperto a la hora de gobernar. Y esos vacíos los ha llenado Serrano.
¿Qué deja a la parejita Mancera-Serrano la debacle del PRD en el DF?
1) Mancera se puede ir despidiendo de la candidatura presidencial por el PRD en 2018. La victoria de Morena fue un referéndum reprobatorio para el (mal) gobierno mancerista, que fue borrado, a golpe de votos, y sentenciado a muerte para la próxima presidencial. El 7 de junio no sólo significó los funerales del PRD en la ciudad de México, sino también la muerte política de Miguel Ángel Mancera, quien así dijo adiós a Los Pinos.
2) Dentro de la dirigencia nacional del PRD, aún controlada por Los Chuchos y Carlos Navarrete, ya no ven con simpatía a Mancera, de quien en privado recriminan su falta de compromiso con la izquierda y su entreguismo a Peña Nieto. “No veo en el 18 (2018) ni personajes ni un partido con capacidad de renovación para repetir la Jefatura de Gobierno…o nos la gana el PRI o nos la gana Morena”, reconoció Navarrete en un audio difundido por El Universal el pasado uno de junio. Si Mancera ya no era considerado presidenciable para el PRD a principios de junio, mucho menos después de la derrota del domingo pasado. Mancera ya fue desechado por los santones amarillos.
3) Héctor Serrano tenía un cálculo: apoderarse de la estructura perredista capitalina, arrasar el 7 de junio, liquidar a Morena y bordar tranquilo para que en 2018, fuera el candidato perredista a la Jefatura de Gobierno. Fracasó en todo. Sus intentos de coptar a candidatos no sólo no surtieron efecto, sino que lo exhibieron como un político deshonesto a los ojos de sus compañeros. Serrano no sólo fue reventado, en las urnas, el domingo anterior. De paso, cayó de la gracia del PRD-DF que no lo quiere ver ni en pintura. Morena ya lo desconoció como interlocutor. En su caída, Mancera arrastró a Serrano. Ambos se fueron al caño. ¿Adiós Serrano del GDF?
4) Mancera y Serrano no sólo pasarán a la historia como los grandes perdedores del 7 de junio, sino también como los enterradores del PRD en su corazón de poder político y económico: la ciudad de México. Mancera, empinado al gobierno peñista y despreciando siempre al PRD. Serrano, ejerciendo la Jefatura de Gobierno a la vieja usanza priista: comprando voluntades, más que convenciendo con hechos y discursos de izquierda. Mancera y Serrano, sencillamente, están fulminados.
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¿Qué sigue para el PRD en el DF con Morena como la primera fuerza política, una ALDF compartida, sin la mayoría suficiente para hacer y deshacer como antes del 7 de junio y en pleno declive político?
Una de dos: o se reinventa – cosa que se ve imposible de aquí a tres años-, o se resigna a lo que parece inevitable: perder la Jefatura de Gobierno del DF en 2018, tal y como lo pronostica Carlos Navarrete.
Por lo pronto, bien podría el PRD-DF en empezar a deslindarse de esa parejita calamitosa integrada por Miguel Ángel Mancera y Héctor Serrano, que tanto daño le ha hecho a la izquierda capitalina.
Ese sería un buen comienzo.
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