martes, 30 de junio de 2015

Dra. Claudia Sheinbaum .- José Blanco


E
sta es una carta de auxilio a usted, ya que pronto tendrá en sus manos las riendas de la enorme delegación Tlalpan, con sus más de 200 colonias y barrios.
El pasado 20 de marzo de este año, La Jornada publicó lo siguiente: “Iniciar la construcción de desarrollos comerciales sin contar con la autorización en materia ambiental no es cosa nueva en el Distrito Federal: la edificación de Patio Tlalpan, centro comercial que tendrá un Walmart como una de sus tiendas anclas, fue objeto, en abril del año pasado, de un dictamen de daño ambiental, pues el gobierno capitalino comprobó la ‘realización de obras asociadas al proyecto’ sin que existiera la licencia correspondiente.
“La acción de la autoridad, derivada de una denuncia ciudadana, no fue definitiva. Los sellos impuestos en 2013 por la Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal (Sedema) –que se sumaron a los pegotes colocados por la delegación Tlalpan, pues la empresa desarrolladora del proyecto, México Retail Properties (MRP), también violentó normas de protección civil– fueron retirados.
Finalmente el 27 de noviembre de 2014 la secretaría a cargo de Tanya Müller emitió la resolución administrativa SEDEMA/DGR/DEIA/013145/2014 en la cual se autoriza, entre otras cosas, el derribo de 166 árboles como parte de la construcción de una plaza comercial en el predio que ocupara la clínica siquiátrica San Rafael, en Insurgentes Sur a la altura de Santa Úrsula Xitla.
Vecinos de más de una docena de colonias de la delegación Tlalpan viven una creciente preocupación por la catástrofe ecológica, vial y social en que desembocará el complejo comercial que avanza a gran velocidad. Los árboles ya han sido derribados y dos plumas de gran altura propias de la construcción de proyectos enormes, trabajan sin cesar.
No pocos vecinos se han dedicado a recabar información, y según la que han obtenido, el Centro Comercial Patio Tlalpan es un proyecto de la trasnacional estadunidense México Retail Properties (MRP), que incluirá un Walmart, un Sam’s Club, un Suburbia, alrededor de 80 locales comerciales, un Sport World de dos pisos, establecimientos para restaurantes y salas de cine, zona de alimentos y varios sótanos de estacionamiento. MRP estima una asistencia de alrededor de 7 millones de personas al año, lo que significa más de medio millón por mes transitando por las calles de Arenal (donde vivo hace 40 años), Cuautla, y Santa Úrsula, sin contar los cientos o miles de personas que trabajarán ahí.
Tlalpan (centro), Santa Úrsula Xitla, San Pedro Mártir, San Miguel Tepetongo y varios más, eran hace 40/50 años pequeños pueblos relativamente cercanos entre sí. Hoy son pequeños puntos en el mar de ciudad que se extendió entre los ejes Insurgentes y Periférico sobre cerros y lomas de la zona serrana del Ajusco. Las calles de estos pueblos eran estrechas y así siguen siendo. Nadie quiere imaginar lo que significará la circulación de camiones y tráileres de proveedores en esas callecitas.
Esto ocurre después que el Gobierno del DF, tapando un hoyo para abrir otro mayor, confinó un carril de Insurgentes al Metrobús, y complicó hasta la demencia la incorporación del tráfico a Insurgentes dejando sólo unos cuantos puntos de paso. Varias veces al día, a las horas más inesperadas, Insurgentes Sur, entre el Periférico y el Monumento al Caminero, es un enorme estacionamiento. Es preciso recordar que Insurgentes es la entrada de quienes llegan del estado de Morelos, Guerrero, de una zona de Oaxaca y más de los estados llamados el sureste.
Agregue usted a este problema inimaginable el proyecto de Mancera de la Ciudad de la Salud, que ocupará 208 hectáreas en la hipercongestionda zona de hospitales, que tiene como centro a la Secretaría de Salud y a su rededor numerosos hospitales públicos y privados de gran envergadura, como Médica Sur (que aportará 5 mil metros cuadrados al proyecto) y Cardiología, Nutrición, Cancerología o el Hospital General Manuel A. González y muchos más. La ciudad estará ubicada entre los límites de la calzada San Fernando, el Viaducto Tlalpan, y el Periférico. Ojalá y ya cuente usted con los estudios de los impactos ambientales, viales y sociales, combinados, de estos dos proyectos.
Sólo menciono el problema del abastecimiento del agua. Tlalpan no se alimenta del agua del Cutzamala, sino de los manantiales de Fuentes Brotantes. El arroyo de Fuentes Brotantes ya ha sido entubado para dotar de agua a la Ciudad de la Salud. Otro brazo de abastecimiento del mismo origen, ira a parar al Patio Tlalpan, que tendrá ingentes requerimientos del líquido. Los problemas de agua para los tlalpenses se multiplicarán por n veces.
Algunos vecinos de la colonia Santa Úrsula Xitla me comentan que, de viva voz, fue usted enterada de la construcción del proyecto Patio Tlalpan, durante sus giras por la delegación debidas a las campañas para los comicios del 7 de junio. Ojalá esto sea así. Tengo conmigo, asimismo, buena cantidad de información, de la que tomé los pocos datos de esta carta. No es difícil que esta información contenga datos equivocados. Más allá de esa posibilidad, los grandes daños ambientales, viales y sociales, puede decirse, están a la vista. No es necesaria, asimismo, gran perspicacia para prever la tensión y aun la agitación social que en cualquier momento pueden estallar entre los tlalpenses. A nombre de ellos, gracias por la lectura de esta somera aproximación a un problema de dimensiones colosales.

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