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a exigencia de la cancelación del registro del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) ha alcanzado una dimensión sin precedente; no sólo la promueven sus antagonistas políticos, sino miles de ciudadanos y un elenco impresionante de comentaristas. Pocas veces en la sociedad política se había logrado coincidencia semejante. De acuerdo con la ley, la cancelación sería inevitable. El PVEM ha violentado diversas normas de financiamiento, uso de recursos públicos, abuso de tiempos oficiales, contrataciones ilegales, actos anticipados y lo ha hecho de modo reiterado, obsesivo y cínico. De acuerdo con la Constitución y con la ley, debe perder el registro… pero además es algo que resulta conveniente para:
1. Los otros partidos. Porque es la única forma de volver al piso parejo en el actual proceso electoral (E. Huchim), de por sí desprestigiado, aburrido e impugnado por la ciudadanía. Todos los partidos están en una crisis de confianza; sólo 22 por ciento de la población confía en ellos (Reforma, 7/4/15). No sólo la contienda se volvería más equitativa, sino mejoraría la aceptación de los partidos.
2. El INE y el TEPJF. Estas instituciones también tienen un problema grave de credibilidad. Ninguno de los dos órganos claves como árbitros de la contienda política ha hecho nada importante para detener los abusos del Verde. El INE tuvo que enfrentar una rebelión de PAN, PRD y Morena. Tiene un nivel de confianza bajísimo, menor a 60 por ciento. Esta cancelación demostraría que estos órganos no están sujetos al capricho de los partidos: hoy, 65 por ciento opina (y con toda razón) que los partidos los controlan.
3. ¡Convendría al PRI gobierno! Ha demostrado una abierta complicidad con el Verde. Si esta percepción se mantiene, se confirmaría la certeza de que el Presidente y el PRI son enemigos acérrimos de la democracia. Es cierto que el PVEM quiere cachar votos que va a perder el PRI inevitablemente, pero no sería una gran tragedia para el viejo partido el perder el control de la Cámara de Diputados. Podría impedir cualquier cambio legislativo porque tiene mayoría en el Senado. Esto ya pasó en 1997 y no se paralizó la vida política del país.
4. Nos convendría a todos nosotros, porque si los comicios de junio carecen de credibilidad, se corroboraría que la democracia no tiene un camino abierto en México y esto, en las condiciones de deterioro de las instituciones y de grave crisis económica en puerta, podría ser muy peligroso para la estabilidad política y, por ende, para el bienestar de la nación y la viabilidad de su proyecto.
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