martes, 17 de marzo de 2015

Siguen protestas por los 43 Julio Hernández López

Astillero
El bosque periodístico
Lo de MVS, un ejemplo
¿Y las reglas para publicidad?
Siguen protestas por los 43
Julio Hernández López
Foto
“Un segmento social al que se le acumulan las razones para protestar y manifestarse se volcó en el foro internético para apoyar a (Carmen Aristegui) la periodista agraviada, llevando incluso la etiqueta #EndefensadeAristegui (en dos versiones, la original y luego la 2, creada ésta para eludir los ataques de los llamados peñabots) a un primer lugar de las tendencias mundiales. Cientos de esos seguidores del noticiario abatido se manifestaron ayer a la entrada del edificio de MVS, en la avenida Mariano Escobedo de la capital del país”Foto Carlos Ramos Mamahua
L
a programación debe continuar. Así que en MVS quedó un suplente, Carlos Reyes (condenado a cumplir un rol de pararrayos efímero), para cubrir el primer día sin Aristegui, a reserva de que se defina el sucesor definitivo (ayer mismo hizo notables méritos para el relevo el joven Luis Cárdenas, conductor de otra emisión informativa de esa empresa, quien sentenció que en el conflicto había ganado el ego y la soberbia de alguien que quería imponer con amenazas el diálogo).
Por su parte, la periodista desplazada acudió de mañana a las afueras de la difusora, donde el viernes pasado había despedido su transmisión postrera con Often a bird, de Wim Mertens (lista para seguir el vuelo, siendo a menudo como un ave), y ofreció una rápida conferencia callejera de prensa en la que puntualizó su convicción de que ese equipo periodístico tiene una doble batalla por dar: una en términos jurídicos, a la defensa de su empleo del que se consideran despojados, y otra en terrenos empresariales y profesionales en cuanto a la consolidación de su portal noticioso y a la exploración de la viabilidad de una alternativa periodística propia.
Las reacciones específicas sobre el caso fueron previsibles, en el actual México polarizado. Un segmento social al que se le acumulan las razones para protestar y manifestarse se volcó en el foro internético para apoyar a la periodista agraviada, llevando incluso la etiqueta #EndefensadeAristegui (en dos versiones, la original y luego la 2, creada ésta para eludir los ataques de los llamados peñabots) a un primer lugar de las tendencias mundiales. Cientos de esos seguidores del noticiario abatido se manifestaban ayer a la entrada del edificio de MVS, en la avenida Mariano Escobedo de la capital del país, a la hora en que estas líneas eran tecleadas.
A su vez, otro segmento de la población reducía el episodio a una controversia de corte laboral, en el mismo tono estatuido por el mencionado Luis Cárdenas. A fin de cuentas, lo sucedido podría reducirse al tardío pero necesario restallar del fuete patronal para meter al orden a ciertos empleados insubordinados. No se estaría, conforme a esa visión, frente a un problema de libertad de prensa, sino de libertad de empresa. El dueño puede hacer lo que quiera con su negocio, pues para eso es dueño.
Más allá del árbol Aristegui, los vertiginosos acontecimientos de los días recientes permiten tender la vista hacia el bosque del periodismo nacional. La toma de distancia, e incluso la toma de posiciones críticas y hasta burlonas de ciertas especies opinantes cultivadas en terreno privilegiado, respecto de lo que sucedió con el árbol talado, denotan la predominancia en México de criterios cupulares uniformados y proclives a las pautas del poder. A pesar del evidente interés público que el ejercicio periodístico conlleva, y que el Estado debería proteger conforme al sentido de las concesiones que otorga en los planos electrónicos (radio y televisión), lo que rige en la gran mayoría de los medios mexicanos es el interés de las élites y el compromiso con los poderes gobernantes, convicciones derivadas del posicionamiento privilegiado de dueños, ejecutivos y figuras señeras de esos medios, pero también del caciquil uso condicionante de las partidas presupuestales de publicidad gubernamental.
A pesar de que durante su campaña prometió que de llegar al poder (Higa sido como Higa sido) establecería reglas modernas y justas para la asignación de esas partidas publicitarias, Peña Nieto no sólo ha incumplido su palabra sino que ha revivido y agravado las prácticas del priísmo clásico en cuanto a sometimiento de los medios de comunicación a través del garrote o la zanahoria en el terreno publicitario, la intencional tardanza prolongada en los procesos de cobro o la tramitación expedita de esos pagos e incluso la declaratoria de enemistad del régimen con determinada publicación, como asegura Rafael Rodríguez Castañeda, director de Proceso, que le fue mencionado en noviembre de 2012 por Aurelio Nuño, ahora jefe de la oficina principal de Los Pinos.
Al uso faccioso de los recursos públicos de publicidad gubernamental (reproducido en términos aún más cavernarios en los gobiernos estatales) se añade el alineado retraimiento extremo en anunciantes particulares cuando el gobernante en turno clasifica a determinado medio o periodista como conflictivo o abiertamente adverso. No hay en México un mercado publicitario amplio y sano que sea ajeno a las presiones, instrucciones y sentencias del poder político.
Más allá del equipo despedido de MVS por cumplir con notas relevantes su tarea periodística, en el resto del país hay un periodismo constantemente agredido por gobernadores, presidentes municipales, jefes policiacos, gerentes regionales del crimen organizado y empresarios de medios coludidos con esos poderes. Despidos, amenazas y agresiones físicas directas en este México donde se van sucediendo los escándalos, unos a otros, de tal manera que el asombro y la irritación en curso son relevados por nuevos episodios que se creían impensables (del incumplimiento de promesas e incluso del abandono absoluto de periodistas a su suerte maltrecha y en riesgo de muerte también hay ejemplos en el gobierno de Miguel Ángel Mancera en el Distrito Federal).
Y, mientras tanto, continúan las protestas por el caso irresuelto de los 43 normalistas desaparecidos (en el festival Vive Latino hubo varias expresiones de solidaridad). A pesar del paso del tiempo o justamente a causa de él, las movilizaciones se sostienen, sobre todo en Guerrero, donde el proceso comicial está en fuerte riesgo de no realizarse adecuadamente (los propios candidatos necesitan protección policiaca), a pesar de los discursos alegres de las autoridades electorales federales e incluso la advertencia de que se llamará a las fuerzas de seguridad pública para garantizar el festival de las urnas. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
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