domingo, 22 de marzo de 2015

México sin Carmen Aristegui .- Álvaro Cueva

Prácticamente todos los noticiarios llevan las mismas notas, en el mismo tono, con las mismas fuentes y, por supuesto, las mismas conclusiones.

Pues será el sereno, pero sí se siente la ausencia de Noticias MVS con Carmen Artistegui.
Es una gran pérdida, un error, un escándalo que no se deja de comentar y que nos coloca en una pésima posición mediática mundial.
¿Cómo es posible que yo me atreva a defender, una vez más, a esta periodista? ¿Cómo es posible que insista después de todo lo que he dicho en tantas plataformas?
Insisto porque lo que le pasa a una periodista nos afecta a todos los periodistas. Es mi gremio y estoy en mi derecho a defenderlo e insistir en este caso, como he insistido en muchos otros desde 1987.
¿En qué me baso para decirle que su ausencia se siente cuando tenemos tantos noticiarios al aire con tantos conductores, algunos de ellos tan buenos, tan valientes?
En algo que los consumidores de contenidos padecemos y que casi nadie se atreve a reconocer: salvo honrosas excepciones, sin Carmen Aristegui, casi todos los noticiarios son iguales.
Prácticamente todos llevan las mismas notas, en el mismo tono, con las mismas fuentes y, por supuesto, las mismas conclusiones.
¿Cuáles? Que México es un paraíso, un país que corre vertiginosamente hacia el progreso, la seguridad, la igualdad, la riqueza y la paz.
Si ocurre algún problema, como el de la devaluación del peso, es por culpa de factores ajenos a la buena voluntad de nuestras magníficas autoridades.
Todo, al final, va a ser precioso, espectacular, aunque, claro, siempre habrá entidades que no funcionen como Michoacán, Guerrero, Oaxaca y el Distrito Federal, que, casualmente, o no son priistas o se hundieron por haber estado en manos de otros partidos.
Ahí sí, todo es un infierno, la gente se mata, se construyen obras que no funcionan y a cada rato hay manifestaciones porque la gente hace lo que se le paga la gana.
Carmen Aristegui manejaba otro tono, hablaba de otras cosas y ofrecía magníficas investigaciones.
Que si era muy negativa. Perdón, pero aunque en muchos lados se insista en levantarle la moral a la gente con noticias bonitas, el verdadero periodismo es el que habla de las cosas malas.
Que si otros periodistas también se esfuerzan en hablar de temas diferentes. Pues sí, pero son asuntos que no trascienden, o muy de color o muy sensacionalistas.
Que si otros medios también hacen investigaciones especiales, algunas de ellas excelentes, de concurso.
Volvemos a lo mismo, son investigaciones de nicho, que no conmueven a gran escala, que no marcan agenda.
Es muy delicado lo que está pasando aquí porque, independientemente de cualquier postura que usted o yo podamos tener sobre esta historia, me parece terrible que en un país con las necesidades noticiosas de México todo el peso del contrapunto informativo haya caído únicamente sobre esta mujer.
¿Por qué no hay más figuras como Carmen Aristegui? ¿Por qué no hay más equipos de trabajo como el que ella construyó? Y no hablo de uno, deberíamos tener 18 más.
Sí, México tiene muchos y muy buenos periodistas, grandes estrellas, gente que podría ofrecer noticiarios igual de buenos que el de Carmen, tal vez mejores.
Pero ella tenía algo que la hacía diferente: congruencia editorial.
A diferencia de la mayoría de nuestros informadores que cambian de personalidad dependiendo del medio en el que salgan, Carmen era la misma en radio, televisión de paga, columna e internet.
Esto la convierte en un personaje ejemplar, incómodo, indispensable, en una ausencia que se siente, que pesa. ¿O usted qué opina?
¡Atrévase a opinar!
alvarocueva@milenio.com

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