La desaparición de 43 normalistas, los escándalos de corrupción y tráfico de influencias, así como la inseguridad, el descontento social, la ingobernabilidad y desconfianza en las instituciones, eclipsan los logros de las reformas estructurales del gobierno mexicano.
EPN washington (Cuartoscuro) Dolia Estévezenero 5, 2015 10:22 am
El presidente Enrique Peña Nieto se reunirá mañana martes con su homólogo estadounidense Barack Obama en Washington, en medio de la peor crisis política de su joven gestión, con niveles de popularidad por los suelos, acosado por el cuestionamiento de una sociedad civil que demanda respuestas creíbles a la desaparición de 43 normalistas, manchado por los escándalos de corrupción y tráfico de influencia, repudiado por la violación de los derechos humanos e impotente ante la violencia en 20 estados de la República Mexicana que hizo que EU endureciera su alerta de viajes hace apenas doce días.
Para EPN, lejos quedaron los días en que era aclamado en el extranjero por sus osadas reformas del Mexican moment. Mañana, en el salón Oval, la inseguridad y el descontento social, la ingobernabilidad y desconfianza en las instituciones, eclipsarán el logro de las reformas, incluida la petrolera.
En contraste, Obama llegará a la cita con EPN gozando del nivel más alto de popularidad desde agosto de 2013, lo que los analistas atribuyen en parte a sus ordenes ejecutivas sobre migración y Cuba.
Por lo tanto, no será una reunión entre iguales. Tampoco estará ausente de desacuerdos. EU y México llegan a la reunión discrepando sobre los temas a tratar. Mientras que la Casa Blanca dice que BO y EPN abordarán “economía, seguridad y temas sociales”, la SRE omite mencionar éste último, limitando la agenda a seguridad, migración, educación y ciencia y tecnología.
Para Washington, los “temas sociales” pasan por la profunda indignación de la sociedad civil con el gobierno de EPN por el mal manejo del caso de los normalistas, los escándalos de presunta corrupción que implican directamente al mandatario, su esposa y colaboradores cercanos, y la impunidad.
En el marco de la agenda de actividades de Obama para la semana, la Casa Blanca informó que el martes sostendrá una reunión bilateral con Peña Nieto en la Casa Blanca. El vicepresidente Joe Biden también participará. La Casa Blanca indicó que Obama espera trabajar con EPN para “continuar fortaleciendo la sociedad estratégica entre EU y México y avanzando nuestros objetivos comunes”.
Añadió que los dos líderes resaltarán la importancia de “ampliar el dialogo y la cooperación entre EU y México sobre economía, seguridad y temas sociales, así como resaltar los profundos lazos culturales y de amistad que existen entre nuestras dos naciones”.
Consultado sobre los temas que habrán de tratar los presidentes, un funcionario de la administración Obama corroboró el interés del presidente estadounidense en discutir con EPN los problemas que han dado lugar a las amplias protestas cívicas que han captado la atención del mundo entero.
“El Presidente Obama”, me dijo el funcionario, “discutirá con EPN la grave amenaza que representa la impunidad generalizada –ya sea federal o municipal– para su gobierno de y tiene interés en escuchar cómo la administración de EPN está manejando las investigaciones sobre Iguala y otros preocupantes incidentes de violencia que se han dado recientemente”.
Debido a la compleja y a veces tensa relación bilateral, pocas veces hay momentos ideales para que los lideres de estos dos países se reúnan. Mañana no será la excepción. Para el presidente Obama “nunca habrá un buen momento” para reunirse con su contraparte mexicana, toda vez que la relación entre EU y México es tan intensa que es imposible que en algún momento en los próximo dos años haya condiciones perfectas para celebrar la reunión, me dijo el funcionario consultado.
De hecho, trascendió que EPN trató que Obama lo recibiera en 2014, pero no fue posible. Cabe destacar que es la primera reunión de trabajo bilateral entre los dos desde que EPN tomó posesión en 2012. Antes del derrumbe de su imagen derivado de la crisis en torno a los 43 normalistas, se manejó la posibilidad de que la visita pudiera ser de Estado.
Sin embargo, sabido es que Obama detesta la pompa y circunstancia de las visitas de Estado que erróneamente se perciben como más importantes. Obama prefiere los encuentros de trabajo pues considera que son más propicios para sostener conversaciones verdaderas como la que espera tener con EPN mañana.
El funcionario consultado dijo que “el inicio de un Nuevo Año es un momento excelente para que los dos lideres hagan un corte de caja sobre nuestras oportunidades y responsabilidades compartidas y reafirmen nuestra fuerte asociación”.
Añadió que el Presidente Obama dará un informe actualizado a EPN sobre la implementación de sus órdenes ejecutivas sobre migración. Asimismo, “Obama tiene interés en escuchar de EPN cómo está manejando su gobierno las investigaciones sobre Iguala y otros incidentes preocupantes de violencia”, además de discutir con EPN la “grave amenaza” que implica para su gobierno la impunidad generalizada.
Es poco probable que el ansiado encuentro con Obama tenga el efecto de producir el impulso político que desesperadamente necesita Peña Nieto.
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