lunes, 17 de noviembre de 2014

Echar a Peña ya



María Teresa Jardí

En un editorial de MX publicado por nuestro diario POR ESTO!, anteayer, con relación a las ordenes dadas a los embajadores, impresentables todos, habrían renunciado si no lo fueran, de mentir presentando a un México en paz y tranquilidad, un país de mentirijillas que sólo viven los que se empeñan en no ver a cambio de dinero y del desprestigio que como el traje y la corbata que llevan los hace sentirse por encima de los otros. Aunque a años luz se encuentren de ser despreciables los otros. Como sí lo son los Osorio Chong y los Murillo Karam, los Chuayffet y los Videgaray, los bien comprados ministros de la corte, que ya ni mayúsculas alcanza, los legisladores y funcionarios de primer nivel del peor gobierno nunca jamás visto en la historia de la humanidad, correctamente se señala que: “... Cualquier intención de plantear una nación sin problemas es mantener a la farsa viva, y un país lleno de farsas es justamente el que se está viniendo abajo. La verdad oxigena. La verdad, y lo estamos viendo ahora, se impone. Vender a un México muy distinto al que realmente es, sólo conducirá a mantener la tragedia. La tragedia de la mentira. Difícilmente se podrá engañar a un país que está viviéndolo todo. Y difícilmente se podrá vender a la prensa extranjera, dos veces, una versión maquillada de México...”.
Peña Nieto no va a renunciar, es un individuo amoral y acomplejado, vengativo, canalla, ladrón... El pueblo mexicano indignado tendría que haber impedido su regreso obligando al avión que lo trajo de vuelta a partir rumbo a China de nuevo o a los Estados Unidos de Norte América que con los brazos abiertos lo habría recibido, como a un héroe, que no es, consciente de que entreguista traidor a modo, siervo y vasallo del imperio yanqui y de los grandes capitales extranjeros, sí es.
A Peña Nieto hay que echarle antes de que sea demasiado tarde. Y con él debe irse Mancera, quien le hizo el favor de enviar a sus policías a la UNAM como adelanto de la represión generalizada que se pondrá en marcha por un PRI amoral y corrupto hasta la médula que no entendió la misión que le tocaba cumplir a su regreso. aunque hubiera sido comprada la silla del Ejecutivo federal para ese esperpento impuesto por la pornográfica y deseducadora telebasura que la sociedad ha permitido que se tenga en México.
Todos de una manera o de otra somos responsables de lo que ocurre en el país. Unos por no verlo venir. Otros por no querer verlo. Algunos para no perder el confort que la violencia mata porque no hay padre ni madre que no se vea reflejado en los padres y madres de los normalistas de Ayotzinapa. La inmensa mayoría porque es más cómodo ser menor de edad porque duele crecer. Otros por dinero, los peores porque esos son los que venden la conciencia...
Pero los hay más culpables y esos deben irse ya. Peña no puede seguir al frente de un Ejecutivo que es despreciado en el mundo entero, porque eligió ser despreciable. Un ejecutivo farsante y asesino, vengativo y amoral, cínico y embustero, inculto e inepto, canalla y cretino, ladrón y criminal siniestro...
A Peña hay que sacarlo y hay que sacarlo ya de Los Pinos y de Palacio Nacional. No puede seguir al frente de un Ejecutivo federal desarmado por completo en su estructura ética por un fantoche de pacotilla producto televisivo de mala telenovela vendida en revistas de corazón como parte de la farándula del show que no alcanza a cubrir los ríos de sangre que ahogan al México real ni la fosa común en que se ha convertido el territorio de una nación que no debe volver a bajar la guardia y debe seguir saliendo a la calle hasta que Peña se vaya.

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