El ataque y desaparición de estudiantes en Guerrero es "la gota que derrama el vaso", pero debajo hay miles de casos que se fueron acumulando, remarcó Lorenzo Meyer.
Foto: Archivo
Lo ocurrido en Iguala, donde agredieron y desaparecieron a estudiantes de Ayotzinapa, ¿va a llevar a una revolución en México? Ojalá sí, pero no una revolución armada, violenta, sino una revolución de las conciencias, dijo la politóloga Denise Dresser.
En la Mesa Política de MVS, señaló que sería lamentable que lo que ha ocurrido forme parte del anecdotario de la tragedia del país o parte del paisaje de nuestra “normalidad anormal”.
Los hechos recientes deben cambiar la forma de gobernar y la relación con quienes pagan a quienes gobiernan, enfatizó. Ahora se debe demandar que toda la información sobre el caso Iguala, sea informado. Además de demandar que los niveles distintos de gobierno, digan qué van a hacer para lidiar con la crisis en Guerrero y en el resto del país, subrayó.
Contra quienes nos han dicho que lo nuestro es sufrir la violencia cotidiana, Dresser sostuvo que ya es hora de adoptar ideas transformativas, para que el gobierno rinda cuentas, que los culpables sean sancionados y todo esto sirva como catalizador “para cambiar la forma en la que llevamos padeciendo al gobierno de México desde hace demasiado tiempo”.
Dresser remarcó que hoy por hoy los estudiantes son quienes nos están dando lecciones a todos, en la construcción de una ciudadanía.
Y rechazó “seguir subcontratando el destino del país a los partidos”, entre ellos Morena.
Denise recordó que el cambio es lento, pero empieza con ciudadanos indignados, aglutinados en una idea que parece imposible -como era imposible que el aborto fuera despenalizado, que los homosexuales se casaran, que cayera el muro de Berlín, que votaran las mujeres.
La doctora confió en que encontraremos la forma, como lo están encontrando los estudiantes, de cambiar a México; pero indicó que esto “no es una carrera rápida, es un maratón”.
“Hay que seguir creyendo en México, en el patriotismo, en la justicia social, en lo que mira más allá de esos hombres cínicos y fríos en los Pinos y en Iguala”, afirmó.
Para eso están las “limpias decisiones de tantos mexicanos”, los que saltan paralizando el ruido mediocre de las calles, las voces que pelean contra el miedo, la impunidad, el abuso, el río de fatigas”.
No nos dejemos llevar por el río de fatigas, pidió. Construyamos una balsa común, fuera de las instituciones y de partidos, agregó.
Lorenzo Meyer criticó a la “retahíla de publicaciones extranjeras” que no se daban cuenta de lo que ocurría en México, sino que celebraban que “se estaba moviendo” y “se le iba a salvar”.
Ahora es Iguala y Tlatlaya “la gota que derrama el vaso“, pero debajo hay miles de casos que se fueron acumulando, remarcó.
En las calles la “energía va a seguir”, refirió sobre las protestas. “Todas son muestras de energía”, continuó.
“Pero, ¿cómo se va a conducir para que no se disipe?”, preguntó y encendió el debate.
Meyer sostuvo que los 3 principales partidos del país son inútiles, unas sanguijuelas que no le sirven a la sociedad.
El historiador también desestimó a los poderes fácticos y a la Iglesia como posibles cauces de la energía social, de una sociedad que “tiene muchos agravios”.
“¿Cómo hacer que eso (la sociedad) se enfrente al PRI de Atlacomulco, a los poderes fácticos y los enfrente con éxito? Eso es lo que yo no veo por dónde ir, los agravios los tenemos desde hace tiempo, ¿cómo canalizamos eso?”, preguntó.
Meyer llamó a no ser demagógicos, y decir simplemente no nos dejemos, no permitamos que nos pisoteen.
“No veo en México la vía institucional que hay que seguir, aunque fuera una solo”, aseguró.
“Hay que ser un poco más complejos en el razonamiento porque nos estamos enfrentando a una maquinaria con muchísimos años en el poder que en realidad nunca se fue… cínicos en extremo”, apuntó.
Y preguntó dónde estaban estudiantes cuando se puso el énfasis en el petróleo (la reforma energética), por lo que consideró que “había razones poderosísimas para que salieran” a manifestarse.
Meyer mencionó que “la sociedad se moviliza por sectores, por momentos”; ante ello, “¿cómo lo vamos a canalizar? es lo que yo me pregunto”.
Afirmó que Morena podría estar en el centro de las protestas actuales, por ser un partido nuevo, pero no lo está.
Enfatizó que hay un peligro de cansancio si las protestas no conducen a algo específico y rápido; “se diluyen, a eso le están apostando”.
“Más que en la bondad de nuestra queja, es cómo le hacemos para que no vuelva a pasar lo que pasó”, enfatizó.
A su vez, Sergio Aguayo coincidió en que las protesta no logran cuajar en un movimiento nacional.
El académico refirió que Morena no está tomando esta oportunidad de encabezar protestas porque, al igual que los otros partidos, no están dispuestos a representarnos.
Abundó que Morena no acaba de dar el paso para encabezar protestas “porque siguen seducidos por las jerarquías por obtener el cargo”. El razonamiento del partido de los lopezobradoristas, apuntó, es que primero tienen que estar en el poder para lograr los cambios.
Por lo pronto, la gente deseosa de los cambios carece de quién los represente. Y se vuelve un círculo vicioso en el que la energía no tiene la salida suficiente, “porque partidos y organizaciones nacionales no lo quieren hacer porque tienen miedo de la ciudadanía”.
Aguayo celebró que las universidades están dando el paso y están organizando a los ciudadanos, como en el caso de las protestas contra la desaparición de estudiantes de Ayotzinapa.
Y sostuvo que la situación ya es absolutamente intolerable, pero las protestas deben encontrar un cauce, o si no, languidecerán
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