Exhiben en la Segob féretro de madre de policía desaparecido. Foto: Eduardo Miranda |
MÉXICO, D.F. (apro).- Su último deseo fue que al morir la velaran frente a la sede de la Secretaría de Gobernación (Segob) y así fue: Margarita Santizo Martínez, madre del policía federal Esteban Morales Santizo, desaparecido en Lázaro Cárdenas, Michoacán, en 2009, a quien no paró de buscar sus últimos cinco años, fue velada este viernes en la puerta principal del Palacio de Covián por integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, al que se unió para reclamar la aparición con vida de su hijo.
Algunos arreglos florales, familiares y amigos acompañaron el féretro apostado a la entrada principal de la dependencia antes que se ordenara el inmediato acordonamiento de vialidades aledañas para impedir el acceso a más personas.
A pesar del operativo desplegado por la Policía Federal, los ahí presentes informaron que el cuerpo sería velado el resto de la tarde frente a Segob.
Margarita Santizo, quien radicaba en Valle de Chalco, Estado de México, falleció el pasado jueves 16 a causa de un cáncer fulminante, producto de “la rabia, el dolor y la indolencia de las autoridades”, dijo una madre que también simpatiza con el Movimiento por la Paz y busca a su hijo desaparecido.
En un comunicado, el movimiento fundado por el poeta Javier Sicilia, criticó el desdén de las autoridades para buscar al hijo de la señora Santizo, quien llevaba más de tres años buscando a su hijo.
“Visitó la Comandancia de la Policía Federal en diversas ocasiones sin recibir jamás atención o ayuda”, criticó.
Y advirtió:
“Responsabilizamos directamente a las autoridades federales, estatales y municipales, y en concreto a la Policía Federal, por no cuidar y atender a sus propios elementos y a sus familias. A la indolencia se añade el deshonor, la vergüenza y la impunidad de quien no tiene cara que dar”.
Margarita Santizo falleció la mañana del jueves pasado en el hospital Xoco de la ciudad de México; no sobrevivió al cáncer en el hígado que padecía.
La mujer era tortillera jubilada y vivía en Chalco. Tuvo que dedicarse a limpiar casas para financiar la búsqueda de su hijo, desaparecido el 3 de diciembre de 2009, en Lázaro Cárdenas, Michoacán, cuando tenía 28 años.
Antes de morir pasó por varios hospitales por problemas en los cálculos renales hasta que le detectaron cáncer.
Buscó a su hijo desde el principio, junto con otros familiares de policías desaparecidos durante la llamada “guerra contra el narcotráfico”, emprendida por Felipe Calderón, pero se animó a hacerlo público cuando vio cerca el fin del sexenio.
En su búsqueda de que el gobierno la ayudara a encontrar a su hijo, encontró a otras madres con su misma angustia y se integró con ellas al Movimiento por la Paz.
Hasta ese momento en la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), dirigida entonces por Genaro García Luna, la habían asustado para que no denunciara. Ella se opuso a la instrucción que les dieron a todos los familiares desde la dependencia: “A sus familiares declárenlos muertos”.
Luego les dijeron que los desaparecidos se “evadieron” del servicio y además fueron tratados como traidores.
Únicamente ante la insatisfacción por esa respuesta y el reclamo de que buscaran a sus familiares, los mandos policiacos se vieron obligados a presentar las denuncias penales por desaparición.
Únicamente ante la insatisfacción por esa respuesta y el reclamo de que buscaran a sus familiares, los mandos policiacos se vieron obligados a presentar las denuncias penales por desaparición.
Aunque recorrió todos los caminos posibles, el último eslabón al que acudió fue a Províctima, la procuraduría creada por Felipe Calderón, donde le indicaron que fuera a Michoacán a conseguir pruebas y que pidiera a la PF el expediente del caso de su hijo que siempre le negaron.
En enero de este año, ella y el padre de Esteban fueron a buscar a su hijo a Michoacán. Los miembros de la PF siguieron en su mutismo. Estuvieron en la procuraduría estatal; nunca les dieron informes sobre las investigaciones.
Margarita Santizo murió esperando a que su hijo regresara.
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