El país reportó una expansión en los precios de alimentos de 4.2% durante junio. Foto: Eduardo Miranda. |
MÉXICO, D.F. (apro).- Con una inflación de 3.8% en junio, México se colocó en el tercer lugar entre las 34 naciones integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), luego de que los precios de los energéticos se dispararon ese mes.
La inflación en el país en el sexto mes del año fue la más alta de los últimos tres meses. No obstante, dicho índice está dentro del rango planteado por el Banco de México (Banxico) para 2014, que es de 3% (+/- un punto porcentual).
A nivel global el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) en México fue uno de los más elevados, sólo por debajo de Turquía, que registró una inflación de 9.2%, y Chile, con una tasa de 4.8%. Eso sí, superó la inflación promedio de los 34 países integrantes de la OCDE, que fue de 2.1%.
Por otra parte, el precio de los energéticos se elevó 8.3%, colocando a México en el segundo sitio entre los miembros del organismo internacional, sólo un peldaño abajo que Japón, donde esos precios crecieron 9.7%. El promedio de la OCDE fue de 3.1%.
En lo que corresponde a alimentos, el país se colocó en cuarto lugar al reportar una expansión en los precios de 4.2% durante junio. Los costos de los alimentos en Turquía se dispararon 12.5%, en Chile 5.7% y en Japón 5.9%, mientras que el promedio entre los países integrantes del organismo fue de 2.1%.
En todos los casos México se ubicó dentro de los primeros lugares con los precios más altos.
Pese a ello, la Junta de Gobierno del Banxico señaló que considerando el grado de holgura prevaleciente en la economía, así como la ausencia de efectos de segundo orden derivados de los cambios de precios relativos registrados a finales de 2013 y principios de este año, “la previsión para la inflación general anual es que en el segundo semestre de 2014 ésta se mantenga por debajo de 4%”.
Sin embargo, advirtió, “la trayectoria prevista no está exenta de riesgos, entre los que se encuentran, a la baja, la posibilidad de que la recuperación de la actividad económica resulte menor a la anticipada. Como riesgo al alza se podrían presentar episodios de volatilidad en los mercados financieros internacionales que pudieran impactar la cotización de la moneda nacional, aunque en su caso se anticiparía sólo un efecto moderado y transitorio sobre la inflación”.
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