En declarada alianza con el gobierno de Enrique Peña Nieto, el Grupo Prisa acogió con los brazos abiertos la llegada del priista y empresario mexiquense Roberto Alcántara como su principal socio individual. Y, según Antonio Caño, director de El País –el principal medio del conglomerado español–, después de apoyar editorialmente las reformas del presidente mexicano el diario se apresta a incrementar su presencia en este mercado.
MADRID.- El nuevo director del diario El País, Antonio Caño, se pronuncia sin rodeos a favor del gobierno de Enrique Peña Nieto y de sus reformas estructurales en México. “Nosotros apoyamos editorialmente las reformas de Peña Nieto, las hemos apoyado desde el primer día, no tengo por qué ocultarlo, nos parecen bien”, dijo el viernes 18 en entrevista con un grupo de corresponsales extranjeros, entre ellos el de Proceso.
Lo confirma el editorial del diario el jueves 24: “México se abre. El final de los monopolios petrolífero y eléctrico representa un hito reformista”, que plantea su posición ante la aprobación en el Senado de la reforma energética, que El País califica como “la joya de la ambiciosa agenda presidencial”. Y lo ratifican también las notas informativas referidas a un “vendaval reformista” del mandatario mexicano.
A Caño se le pregunta sobre el papel de cabildero que su diario asumió en favor de dichas reformas en la reciente visita de Estado del presidente mexicano a España, el 9 y el 10 de junio, y si esa política editorial tiene relación con las aspiraciones del Grupo Prisa –editor de El País– y los empresarios mexicanos con los que ha hecho mancuerna, para competir en la subasta de las dos cadenas de televisión abierta promovidas en la reforma de telecomunicaciones.
“Apoyamos editorialmente las reformas –insiste–; cuando Peña Nieto ha flaqueado o hemos detectado algunas dudas, le hemos pedido que prosiga adelante. Cuando han surgido obstáculos importantes, como por ejemplo Carlos Slim o (Emilio) Azcárraga, hemos apoyado al presidente frente a esos conflictos y lo hemos animado que se ejecuten las reformas; también en el sector energético.”
Y añade: “Creemos que con la reforma energética Peña Nieto está en la dirección correcta y creemos también en la reforma de las telecomunicaciones”.
Sin embargo fue cuidadoso y se negó a pronunciarse sobre los planes del Grupo Prisa para participar en la licitación de las nuevas cadenas de televisión abierta en México. Dicha participación sería en asociación con dos grupos empresariales mexiquenses cercanos a Peña Nieto: el de Roberto Alcántara Rojas y el de Mac Multimedia, de la familia Maccise, tal como lo adelantó Proceso en su edición 1960 del pasado 25 de mayo y confirmó posteriormente en Madrid una fuente próxima al grupo directivo de Prisa.
Para Caño hablar sobre esos planes “es demasiado”, pues, dijo, “me obliga a analizar la estrategia de la compañía, cosa que no voy a hacer. Yo sólo soy director de El País, no soy el estratega de la compañía”.
No obstante el martes 22, cuatro días después de la entrevista con Caño, Prisa hizo un par de importantes anuncios relacionados con sus finanzas y sus planes de expansión en América Latina.
Primero informó que Fernando Abril-Martorell abandonará en octubre su posición como consejero delegado del grupo. Lo sustituirá José Luis Sainz, hombre fuerte del grupo en la Cadena Ser y en El País. El anuncio se hizo a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de España y tiene gran relevancia porque Abril-Martorell fue el artífice en la renegociación de la deuda del grupo con los bancos acreedores.
Procedente de Credit Suisse y de JP Morgan, Abril-Martorell asumió en 2011 la misión de sanear las atribuladas finanzas de Prisa, cuando la compañía rozaba el estado de quiebra. Luego de varios movimientos financieros y la desincorporación de activos de la compañía, el ejecutivo consiguió en 2012 la refinanciación, cuyos bonos se traducirán estos días en la conversión obligatoria por acciones, con lo cual Telefónica, CaixaBank, HSBC y Santander entran en el accionariado de Prisa, para extender los plazos de pago de la deuda.
El mismo martes 22 el grupo de medios anunció que el empresario mexicano Roberto Alcántara Rojas, presidente del Grupo Toluca, invertirá 100 millones de euros a través de una ampliación de capital de Prisa, en la que suscribirá más de 188 millones de acciones a un precio de 0.53 euros por título.
Esta inyección millonaria le dará a Alcántara 9.4% del capital de la compañía, convirtiéndose en el accionista de referencia de Prisa. Para la prensa española el mexicano sigue siendo un desconocido y la pregunta recurrente es cuál es la razón para que legue con esa millonaria suma a un grupo con tantas debilidades financieras y una inmanejable deuda que aún se mantiene en alrededor de 3 mil millones de euros.
Alcántara es originario de Acambay, Estado de México, tierra natal de la familia del presidente Peña Nieto. Pero además el empresario y su familia son priistas y mantienen fuertes nexos con el Grupo Atlacomulco, del cual surgió el mandatario. También preside la aerolínea de bajo costo Viva Aerobus y el Grupo de Inversionistas en Autotransportes Mexicanos, que controla empresas de autobuses foráneos.
En 1991 Alcántara encabezó un núcleo de inversionistas que tomó las riendas de Bancrecer, la quinta institución en aquel tiempo, cuando fue privatizado por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. En 1999 el gobierno de Ernesto Zedillo –con quien ahora el empresario se encuentra en el consejo de administración de Prisa– rescató el banco de la quiebra y el Instituto de Protección al Ahorro Bancario le inyectó 102 mil millones de pesos, una notable pérdida para el erario porque sólo pudo recuperar 7 mil millones (Proceso 1281, 1282, 1291).
Independencia editorial
Alcántara se incorporó al núcleo duro de Prisa en febrero pasado y en la junta de accionistas de mayo fue nombrado miembro del Consejo de Administración y de la Comisión Ejecutiva (Proceso 1960).
Su entrada fue tímida. En el comunicado que Prisa envió al CNMV el 26 de febrero, se señala que Alcántara primero adquirió 233 mil 50 acciones clase A del grupo. Lo hizo por medio del Consorcio Transportista Occher S.A. de C.V., filial del Grupo Herradura Occidente, S.A. de C.V.
Aunque sólo significaba 0.01% de las acciones, los principales ejecutivos dieron una enorme importancia a la llegada del nuevo socio. Pero el martes 22 éste adquirió más de 188 millones de acciones adicionales.
El comunicado de la sesión del consejo de administración de ese día señala: “Esta operación refuerza la apuesta del grupo con Latinoamérica como principal foco de sus actividades y confirma el compromiso de Roberto Alcántara con la empresa como su principal accionista individual”.
El grupo también anunció que los fondos obtenidos en esta ampliación de capital “se destinarán a la recompra de deuda de diversas entidades financieras acreedoras del grupo con un descuento mínimo de 25%”. Los bancos acreedores (CaixaBank, HSBC y Santander) no tienen mucho interés en permanecer en Grupo Prisa, según fuentes financieras, con lo cual se abre la posibilidad que vendan sus acciones este año, ruta que también dejó entrever el propio corporativo.
En dicha junta Juan Luis Cebrián, presidente ejecutivo de Prisa, dijo que la entrada de Alcántara coincide “con una nueva etapa en la compañía que podrá centrarse en un futuro próximo en proyectos de crecimiento y expansión”. Cebrián ya ha definido que, por su fuerte implantación en Latinoamérica, “Prisa es un grupo más iberoamericano que español”.
A su vez Alcántara mostró su beneplácito por formar parte de la compañía, pues “junto a las brillantes perspectivas de negocio que ofrece, resaltan sus perfiles institucionales y su contribución a los valores sociales y democráticos en Latinoamérica”.
En la entrevista, Caño sostiene que El País –buque insignia de Prisa– tiene nuevos planes de expansión en México y el resto de América Latina. Y coincide con Cebrián: “Hoy yo puedo decir que el periódico es español y americano, y particularmente español y mexicano”.
Además de su edición española, El País imprime una en México y otra en Argentina, de las cuales vende 60 mil ejemplares en papel –según datos del entrevistado– y se registra un ascenso en las consultas en el portal en internet del diario, que oscila alrededor de 1 millón de lectores. Recientemente se fundó una edición impresa en Brasil.
Más de la mitad de esas ventas en papel se realizan en México “y es el único país donde vamos a tratar de aumentar la edición impresa, porque vender más de 30 mil ejemplares de un diario extranjero en un país en el que pocos medios pasan los 100 mil ejemplares y otros están en 40 o 60 mil, es una cifra bastante buena. Yo voy en septiembre a México para explicar nuestro proyecto”, adelanta.
A pesar del respiro que la inversión de Alcántara traerá al grupo español, éste carga todavía la pesada losa del rescate de los bancos CaixaBank, Santander y HSBC, así como Telefónica, que en 2012 inyectaron 434 millones de euros a través de bonos que se convertirán en acciones. El diario digital El Confidencial informó, el viernes 25, que Telefónica y CaixaBank ya anunciaron al CNMV que adquirieron 10.6% de Prisa y otro tanto harán HSBC y Santander, para sumar 23%, es decir el doble de lo que ahora posee la familia Polanco, heredera de Jesús de Polanco, el fallecido accionista principal, y la cual llegó a ostentar 70%. En fuentes del sector se dice que algunos de estos acreedores están considerando vender su participación.
Al peso de los bancos en el accionariado, se suma que hasta ahora 75% del consejo de administración de Prisa tiene vínculos con el sector financiero o proviene de él.
Sobre el riesgo que corre la independencia editorial de El País por la aplastante presencia de la banca, Caño reconoce: “Te diría que la vida era más cómoda cuando teníamos una cuenta de resultados boyante y positiva, y no teníamos como accionistas a los bancos. Ahora la vida es más difícil para este periódico y para otros muchos”.
Los bancos “tienen un poder enorme” en España y en México, dice, por tanto “es un factor con el que hay que contar; no te oculto que es un factor el hecho de que los medios están atravesando por dificultades económicas y necesitan los créditos de los bancos”.
Pero cuestiona y se responde: “¿Mi actividad como director se ve influida por eso? La verdad es que no. ¿Yo estoy pendiente para que no aparezcan los nombres de los bancos en las informaciones de desahucios? No”. En efecto, El País ha abordado ampliamente el drama que viven los afectados por los desahucios, pero es común que eluda nombrar a los bancos que promueven esos juicios.
Caño prosigue: “¿Estoy pendiente de los banqueros o me llaman porque algo no les gusta? Honradamente no. Existe ese entorno en el que los medios en España en este momento tienen que contar con el factor de que su financiación procede de los bancos. ¿Vivo yo en ese entorno? Sí, es un asunto con el que hay que convivir”.
Sin embargo opina que El País mantiene “el poder de nuestra cabecera”, un “prestigio alto”, lo que es “un valor”, y eso “es un poder que utilizamos en la relación dialéctica con el poder de los bancos”.
“Sin ideología”
El nuevo director del diario español más influyente se define como un “periodista sin ideología”. Se defiende así de los señalamientos que en la prensa española lo vinculan ideológicamente con la derecha y de ser el artífice de un giro editorial a favor del gobierno y la monarquía.
“Jamás me he pronunciado ni he firmado un manifiesto, nunca he participado en ningún acto político. He sido un periodista muy a la anglosajona; entiendo el periodismo sin adjetivos. No creo en el periodismo comprometido ni en el ciudadano”, afirma.
Caño, de 57 años, licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, ingresó al periódico en 1982, donde ha sido corresponsal en México y Centroamérica, así como delegado de la corresponsalía en Washington durante más de 10 años.
Tomó posesión el 4 de mayo pasado, en el 38 aniversario de la fundación del diario. Sustituyó a Javier Moreno, que permaneció ocho años en el puesto.
La llegada del nuevo director no fue tan sutil como él lo plantea. En la redacción aún había vestigios de la convulsión que provocó el despido de 129 profesionales (27% de la plantilla) en la administración anterior, a finales de 2012. El malestar se reavivó con un demoledor informe interno que el propio Caño elaboró para Juan Luis Cebrián, con sus ideas para recuperar la influencia y credibilidad perdida. Por un “error informático”, Caño envió el correo electrónico no sólo al presidente de Prisa sino a varias decenas de trabajadores del diario.
En él lanza una dura crítica a la anterior dirección, habla de una “renovación” total de los cargos directivos, de la “pérdida de credibilidad” de El País y su desconexión con la sociedad y sus lectores. También es crítico con la redacción, de la que espera una “actitud revanchista, obstruccionista, casi saboteadora” ante sus nuevos planes, según la carta, copia de la cual tiene este semanario.
También se refiere a la necesidad de buscar “nuevos públicos”, lo que en la redacción y en otros medios se entendió como un giro editorial cada vez más cercano al del gobierno de Mariano Rajoy, al que se le atribuye haber prestado sus buenos oficios para lograr el rescate financiero de Prisa. El medio digital InfoLibre definió el informe de Caño como “un programa electoral de derechas”.
De acuerdo con el Estatuto de Redacción del diario, su designación fue comunicada al Comité de Redacción y sometida a una votación consultiva de la plantilla, donde obtuvo 78 votos favorables de los 200 redactores. Pese a todo, Caño dice que el relevo fue “natural” y por la necesidad de que llegaran “caras nuevas” ante los desafíos que constituyen internet, las nuevas tecnologías y la necesidad de expandirse en América Latina, ya que “desde el nacimiento del diario tenemos una vocación hacia esa región, que nunca hemos llegado a consumar”.
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