Dicen que la prisión ablanda a cualquiera, y que mientras a algunos los hace dóciles, a otros hasta los enferma. Hay políticos, empresarios y líderes charros que confirman esa circunstancia. Por ejemplo, el exgobernador Andrés Granier: aquel político tabasqueño priísta que gobernó esa entidad hasta 2012, y que cuando terminó su gestión enfrentó la cárcel bajo acusaciones de robo al erario, lo que le generó males físicos que lo postraron en el hospital.
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Dicen que la prisión ablanda a cualquiera, y que mientras a algunos los hace dóciles, a otros hasta los enferma. Hay políticos, empresarios y líderes charros que confirman esa circunstancia. Por ejemplo, el exgobernador Andrés Granier: aquel político tabasqueño priísta que gobernó esa entidad hasta 2012, y que cuando terminó su gestión enfrentó la cárcel bajo acusaciones de robo al erario, lo que le generó males físicos que lo postraron en el hospital.Otro caso es el de la maestra Elba Esther Gordillo, aquella aguerrida líder magisterial que presumía de ser muy bronca cuando manipulaba a su antojo la vida de cientos de miles de maestros agrupados en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), hasta que cayó en prisión bajo acusaciones de lavado de dinero y fraude, por apoderarse de las cuotas sindicales. A partir de ese momento se volvió muda, dejó el liderazgo magisterial y fue internada en el hospital de una prisión capitalina.
El caso más reciente ha ocurrido con el empresario naviero Amado Yáñez, exdueño de la empresa Oceanografía, quien en los gobiernos panistas gozó de impunidad por su complicidad y amistad con los ocupantes de Los Pinos, lo que le permitió ganar múltiples contratos multimillonarios de la principal empresa del Estado, Petróleos Mexicanos (Pemex).
Mientras ese empresario gozó de la protección presidencial, que lo convirtió en un magnate del petróleo, se conducía con prepotencia y amenazaba a todo aquel que lo criticara. Así vivió 12 años, hasta que hace unos meses quedaron al descubierto sus negocios sucios y ahora es procesado penalmente.
Con varias semanas de arraigo a petición de la Procuraduría General de la República, Yáñez Osuna aflojó el cuerpo, inculpó a muchos, traicionó a sus cómplices y cayó enfermo de miedo al grado de que dejó el hospital hasta el viernes pasado, a pesar de haber sido dejado en libertad por un juez tras de depositar una fianza por 80 millones de pesos.
En una nota periodística del reportero Abel Barajas, publicada la semana pasada en el diario Reforma, se informa de las declaraciones que ha rendido Yáñez Osuna ante el Ministerio Público federal, en donde el empresario panista se victimiza, por supuesto se dice inocente y acusa de inmediato a su cómplice Martín Díaz Álvarez de ser el responsable de todo. Este último está prófugo y es primo del exsecretario de Hacienda y Crédito Público Francisco Gil Díaz, quien también en la época del gobierno panista de Vicente Fox manejó a su antojo al país, y ahora ve con preocupación cómo su nombre aparece en las primeras planas de los diarios por ser el principal promotor de su sobrino en los negocios sucios con Amado Yáñez.
En ese interrogatorio, el empresario en desgracia también acusa a Banamex y a sus directivos de avalar las operaciones financieras que ahora lo tienen bajo proceso penal.
Y aunque Yáñez Osuna asegura que nunca usó documentos apócrifos de Pemex para la obtención de créditos irregulares de esa institución financiera, lo cierto es que su pasado lo desmiente, pues ésa era una práctica común del empresario.
Hace más de 10 años Yáñez Osuna defraudó también al Banco de Comercio Exterior al obtener créditos con facturas falsas de Pemex. Lo mismo hizo con Banco Interacciones, de la familia Hank, sólo que este grupo financiero actuó de inmediato, a diferencia de Banamex, y amenazó a Yáñez para que le devolviera el dinero obtenido de manera ilegal.
Pero además de estos antecedentes financieros y crediticios negativos, Amado Yáñez y su empresa Oceanografía tienen otras historias de corrupción y abuso, como lo describe en aquella entrevista dada a conocer en esta columna su cómplice Manuel Bribiesca Sahagún, hijo de la esposa del expresidente Vicente Fox, quien describió a plenitud cómo aprovechaba el poder de Los Pinos para llevarle negocios al dueño de esa empresa, en un claro conflicto de intereses, a cambio de beneficios económicos. Las declaraciones de Bribiesca
Ahora que Yáñez Osuna declara ante la autoridad que es inocente y que nunca ha hecho negocios ilícitos, recordamos aquella entrevista que le hicimos a Manuel Bribiesca y que muestra la forma de operar de este empresario.
El hijo mayor de Marta Sahagún de Fox confirmó que sus familiares solicitaron a la Dirección Corporativa de la paraestatal Pemex que asignara un contrato a Oceanografía por 154 millones de dólares (1mil 800 millones de pesos), para el alquiler de un barco grúa que le daría servicio a las plataformas en la sonda marina de Campeche.
Manuel Bribiesca Sahagún reveló: “Te debo decir que sí; mi hermano [Jorge] y mi tío [Guillermo] llamaron a Pemex para que le dieran un contrato a Oceanografía. Eso sí, siempre con apego a la legalidad, mediante concurso. Esa empresa se dedicada a trabajos petroleros, mi hermano y mi tío conocen bien a los dueños. Así que no tiene nada de malo que soliciten en Pemex que se tome en cuenta a Oceanografía para ese contrato”.
—Pero, Manuel, hablamos de un contrato de 160 millones de dólares. Y esto significa tráfico de influencias, porque lo hacen a cambio de una comisión. Tu familia puede verse involucrada en acusaciones de corrupción.
—No, no, no. Nosotros no tenemos dinero y no hemos hecho ningún negocio sucio. Mi familia no tiene ni un quinto, que nos busquen.
—Pero sí solicitaron el favor en la Dirección General de Pemex…
—Sí. Ellos lo hicieron por la relación que tienen con los dueños de Oceanografía. Además se trata de un negocio en el que la operación del buque significa sólo 60 millones de pesos, así que hay utilidades por 100 millones [de dólares].
—Es mucho dinero…
—Sí, y no hay nada ilícito.
—¿Dices que no tienen dinero? ¿Que tu familia no tiene recursos?
—No tenemos nada. El hecho de que mi mamá y el presidente vivan en Los Pinos no ha significado para nosotros tener dinero.
—No tendría por qué…
—Bueno, hasta nos quitaron la “partida secreta”. Por eso no tenemos dinero. Hasta el presidente Fox se ha opuesto a que nosotros nos acerquemos a Los Pinos. Tenemos prohibido hacer cualquier negocio que relacione a la Presidencia de la República; pero tenemos que ganarnos la vida, y no porque mi mamá viva con el presidente nosotros vamos a dejar de trabajar.
—¿Tú hiciste negocios en Pemex?
—No, nada tengo que ver ahí, los que llamaban a Pemex eran mi hermano [Jorge] y mi tío [Guillermo]. Ellos eran los amigos de Amado Yáñez Osuna.
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