lunes, 19 de mayo de 2014

Las autodefensas, divididas y coptadas

PROCESO 1959

El sábado 10, quince meses después de nacido, el movimiento armado de las autodefensas de Michoacán, que despertó simpatías dentro y fuera del estado, desapareció formalmente y se convirtió en un remedo de corporación policiaca bajo la conducción del gobierno. Su iniciador y vocero intermitente, José Manuel Mireles, fue destituido y quedó fuera del proyecto del comisionado Alfredo Castillo y de su excompañero Estanislao Beltrán; éste afirma que los grupos se están depurando y podrán actuar sin esconderse, en tanto que el gobierno sigue vanagloriándose de detenciones y decomisos. Lo resume así el activista Francisco Jiménez Pablo: “las corporaciones policiacas y militares están corrompidas, en tanto que las autodefensas están partidas”.
Tras 15 meses de multiplicarse y avanzar en territorios que dominaban Los Caballeros Templarios, el sábado 10 las autodefensas michoacanas desaparecieron oficialmente y por orden del gobierno federal se transformaron en fuerzas rurales a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública estatal.
Así se cumplió la sentencia que el líder de uno de esos grupos y exvocero de todos ellos, el doctor José Manuel Mireles, lanzó días antes de su destitución: que el movimiento ciudadano que ganó más simpatías en el país en los últimos años al combatir al crimen organizado, sería suprimido por considerarlo una amenaza para el gobierno de Enrique Peña Nieto.
No obstante, para el nuevo vocero de las fuerzas rurales, Estanislao Beltrán, Papá Pitufo, este cambio benefició al movimiento en su afán de limpiar a Michoacán del crimen organizado, porque lo depurará de la gente que buscaba su propio beneficio y le permitirá actuar libremente y con las armas en la mano para recobrar la paz en la entidad.
Beltrán confía que con la transformación de los grupos de autodefensa en defensas rurales se avance en la pacificación del estado, se evite el surgimiento de organizaciones paramilitares como las colombianas y se acabe con el crimen organizado, que fue el objetivo inicial del movimiento.
Pero apenas desaparecieron las autodefensas y salieron a la calle con uniforme de defensas rurales, la violencia asomó una vez más. El domingo 11 fueron encontrados los restos de cinco hombres asesinados en la colonia Santa Bárbara de Uruapan; entre ellos estaba Magdaleno Zarco Bruno, hermano de un integrante de las autodefensas de Uruapan.
El martes 13, en el camino viejo a Zumpimito, de la misma ciudad, Verónica Alejandra Romero Valencia, esposa del servidor público del área de urbanismo municipal Armando Gómez Mier, fue asesinada de dos disparos cuando hacía ejercicio.
Y el día siguiente, en una conferencia de prensa que ofrecieron en la Ciudad de México, comuneros indígenas de San Miguel de Aquila denunciaron que la violencia, los secuestros y la venta de protección continúan, pero ahora los llevan a cabo nuevos grupos criminales que desde octubre de 2013 se hacen pasar por autodefensas y son avalados por el comisionado federal para Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes.
El presidente del Comisariado de Bienes Comunales de Aquila, Octavio Villanueva Magaña, señaló que las acciones gubernamentales no han disminuido la inseguridad en la región, donde las supuestas autodefensas exigen cuotas mensuales de 700 mil pesos por darles seguridad.
No obstante el gobierno federal sigue exaltando sus avances en la pacificación del estado. Según la Comisión Nacional de Seguridad, desde el pasado 14 de enero –cuando entró en vigor el acuerdo para el apoyo federal de la seguridad en la entidad– hasta el 27 de febrero se detuvo a 675 presuntos delincuentes, se liberó a 10 víctimas de secuestro y se decomisaron 418 kilos de mariguana y 61 de droga sintética, así como 255 armas ligeras, 30 granadas y un lanzacohetes.
Al respecto el dirigente nacional de la Coordinación Nacional Plan de Ayala-Movimiento Nacional, Francisco Jiménez Pablo, advierte que el plan de seguridad impulsado por el gobierno de Peña Nieto en Michoacán, con la creación de guardias rurales, “pervierte el proyecto comunitario, porque las corporaciones policiacas y militares están corrompidas, en tanto que las autodefensas están partidas: hay unos que apoyan a Mireles y otros a Papá Pitufo. Lo que vemos es que con ese planteamiento se está dando paso, a mediano plazo, al paramilitarismo y a comunidades luchando contra comunidades”.
En un recorrido por varios municipios se comprobó que el plan de transformar las autodefensas en guardias va lento, pues aún no se realiza en los municipios de Buenavista Tomatlán, Múgica, Apatzingán, Uruapan, San Juan Nuevo, Pátzcuaro, Parácuaro, Tingambato, La Mira, Taretan y Ziracuaretiro, que permanecen resguardados por la Policía Federal y el Ejército.
En Tancítaro, Los Reyes, San Sebastián, Cotija, Barranquillas, Peribán y Gabriel Zamora las autodefensas se inconformaron con el cambio, pues al desarmarse sus integrantes quedan indefensos ante el crimen organizado. Además hasta ahora no saben cuál será su sueldo o si tendrán prestaciones como el seguro de vida, pues en la ley no existe la figura de “defensa rural”.
Las fracturas
En su primer año los grupos de autodefensa ciudadana se mantuvieron unidos y liberaron de Los Caballeros Templarios a 24 municipios, lo cual no consiguieron los gobiernos de Felipe Calderón ni de Enrique Peña Nieto, al mando de las fuerzas armadas y con sus políticas sociales.
En esos 12 meses, encabezadas por Mireles, las autodefensas tuvieron índices de popularidad y de aceptación ciudadana muy altos. La empresa encuestadora Gabinete de Comunicación Estratégica realizó tres mediciones entre enero y mayo pasados, en los que más de la mitad de los consultados, en Michoacán y en el resto del país, manifestaron una muy buena y buena opinión sobre ese movimiento.
Todavía en la encuesta telefónica del pasado martes 13 se le preguntó a la ciudadanía si creía que el objetivo de las autodefensas michoacanas era restablecer la seguridad pública y combatir al crimen organizado. Más de la mitad contestó que sí.
Sobre la posibilidad de que la violencia en el estado disminuyera con la “regularización” de las autodefensas como defensas rurales, 48% de los consultados en Michoacán dijo que sí bajaría, 28% que aumentaría y 9.8% que seguiría igual. En el resto del país las tendencias fueron casi las mismas, excepto que 36% creían que el cambio aumentaría la violencia en la entidad.
A principios de 2014 el panorama empezó a cambiar para las autodefensas. El 4 de enero Mireles sufrió un accidente aéreo que lo tuvo retirado un mes y medio. El 17 de ese mes, desde Washington, el secretario de Estado estadunidense, John Kerry, admitió su preocupación por el surgimiento de las autodefensas en Michoacán.
En un encuentro preparativo a la reunión entre los presidentes de Canadá, México y Estados Unidos en Toluca, Kerry dijo que Washington “no teme pero sí está preocupado” por la situación en Michoacán y está “preparado para tratar de ser útil en lo posible”.
Desde entonces Peña Nieto abandonó la estrategia de contención que había establecido en 2013 y dispuso que una fuerza conjunta de 10 mil soldados y policías persiguiera y detuviera a los cabecillas de Los Caballeros Templarios, nombró a Alfredo Castillo comisionado federal para Michoacán y dio los primeros pasos para transformar a las autodefensas. A Mireles lo hizo a un lado aprovechando su convalecencia.
La noche del 13 de enero Joaquín López Dóriga difundió en su noticiario de Televisa un video en el cual, aún con huellas del accidente en el rostro, Mireles decía: “Aceptamos regresar a nuestra comunidades de origen y reincorporarnos a nuestras actividades cotidianas. Recuerden que sólo somos civiles, somos gente de trabajo y de bien que asumimos una responsabilidad que no nos correspondía porque por más de 12 años no hubo quien nos las resolviera”.
Horas después, ya en la madrugada, en un nuevo video que grabó en la casa de su amiga Talía Vázquez, exdiputada perredista por Michoacán, Mireles aclaró que había sido engañado para hacer esa declaración y que no estaba de acuerdo con el desarme de las autodefensas hasta que se limpiara Michoacán del crimen organizado. Sus diferencias con el gobierno de Peña Nieto se acentuaron.
El 27 de enero Castillo se puso de acuerdo con algunos representantes del Consejo General de Autodefensas, depusieron a Mireles como vocero, instalaron en su lugar a Estanislao Beltrán y pactaron el inicio del desarme. Días después, el 4 de febrero, en una entrevista con el diario español El País, Mireles rechazó el convenio: “Ninguno de nosotros vamos a ir a registrar las armas de las autodefensas. Están burlándose unos de otros. No hay algo realmente formal, todo es teatro”, dijo. Y lo reiteró en el noticiario de Carmen Aristegui en MVS Noticias.
“A partir de esas declaraciones el Cisen y la PGR me quitaron todo el apoyo, los escoltas y la camioneta blindada. Me abandonaron a mi suerte, pensé que me iban a matar”, recordó Mireles, consultado al respecto por Proceso.
Principio y fin
Antes de iniciar el movimiento, el 24 de febrero del 2013, Beltrán no tenía la barba que hoy lo identifica. “Como no tenía tiempo por andar de aquí para allá me la dejé crecer”, explicó a este reportero en febrero pasado, cuando los grupos de autodefensas devolvían a sus dueños huertas de aguacate en Tancítaro. El mote de Papá Pitufo se lo pusieron sus compañeros, y le agradó tanto que mandó ponerlo en la funda de su pistola.
Originario de la comunidad de Punta del Agua, municipio de Buenavista Tomatlán, cuando era un joven normalista solía leer a Carlos Marx, Federico Engels, José Stalin y al Che Guevara. Es ganadero y limonero, fue extorsionado por Los Caballeros Templarios. Conocía de años a Mireles. Cuando el doctor recuperó el conocimiento tras cuatro días de inconsciencia en un hospital de la Ciudad de México, pidió a los agentes federales que lo resguardaban que llevaran a Beltrán, porque era el único en quien confiaba. “No tengo familia”, les dijo Mireles.
Papá Pitufo se convirtió en un personaje clave para la estrategia del gobierno federal en la “regularización” de las autodefensas. Las dos veces que Mireles ha sido destituido como vocero y miembro del Consejo de Autodefensas, Beltrán lo reemplazó con el apoyo y la anuencia del gobierno federal.
De hecho, Castillo negoció con Beltrán y otros representantes del Consejo General de Autodefensas –entre ellos Alberto Gutiérrez, el Comandante Cinco–, la salida de Mireles de este órgano, que es la máxima autoridad del movimiento, al acusarlo de la muerte de cinco jóvenes en una barricada de Caleta de Campos, Lázaro Cárdenas, el pasado 27 de abril.
Las diferencias entre Mireles y Beltrán se ahondaron el pasado jueves 1 en una reunión de los jefes de las autodefensas con Castillo en las instalaciones de la 43 Zona Militar, en Apatzingán. Papá Pitufo llevó hasta allá a un grupo de familiares de los cinco jóvenes muertos para que le achacaran la responsabilidad de los asesinatos a Mireles.
Al terminar el encuentro, en el cual participaron otros líderes, Mireles se veía molesto y no quiso hablar a la prensa, pero flanqueó a Beltrán cuando éste desconoció a la autodefensa de Caleta de Campos y advirtió que se investigaría al responsable de la muerte de los jóvenes para castigarlo, “sea quien sea”.
La ruptura entre Mireles y Beltrán fue evidente el miércoles 7 cuando una fracción del Consejo de Autodefensas emitió un comunicado para destituir al primero como líder y vocero oficial del movimiento armado.
Sobre este cambio, el llamado Comandante Cinco dijo que “desafortunadamente el doctor comenzó a hacer declaraciones que no van con la realidad. Anda en (la Ciudad de) México sin permiso del consejo, que lo integran 34 coordinadores, y habla mal del movimiento”. Añadió que tiene “deficiencia mental”.
El martes 6 Mireles difundió un video en el que pedía diálogo directo con el presidente Peña Nieto y señalaba que temía por su vida. “Mi destitución es en represalia por pedir ese diálogo”, confió al reportero ese día.
Beltrán, entrevistado por teléfono el jueves 15, dice que todo tiene un principio y un fin. Se refiere a la conversión de las autodefensas en fuerzas rurales y al periodo en que Mireles dirigió el movimiento.
Sostiene que la transformación en fuerzas rurales servirá para depurar a las autodefensas, que fueron infiltradas por bandas criminales: “El objetivo de la lucha era la libertad de nuestro pueblo y que eso no se perdiera. En un inicio era una lucha bonita, realmente de defender a la gente. Teníamos enfrentamientos diarios, pero a través de que fuimos desarticulando el crimen organizado y fuimos avanzando se incluyeron algunas gentes que no conocemos y que tal vez llevaban otro objetivo. No quiero decir quién, pero se veía que ya no era el mismo interés, era para dominar una plaza, como el caso de Lázaro Cárdenas.
“¿De qué manera podemos meterlos en cintura? Legalizándonos. El crimen no se va a legalizar porque son aquellos que tienen algún problema con la justicia. Eso es lo que estamos viendo, esta es la razón de la legalización, nosotros seguimos siendo para el pueblo las autodefensas, aunque para el gobierno seamos una corporación policiaca. Nosotros vamos a mantener la unidad, vamos a mantenernos firmes, va a permanecer el Consejo General.”
–¿Cómo es que se van a mantener, si lo que les daba la fuerza era la autonomía e independencia del gobierno? Esto les daba legitimidad y eran un ejemplo para otras partes.
–Todo lo que inicia tiene un término. Nosotros no podemos seguir y seguir y seguir… tenemos que aterrizar y lo vamos a hacer. La fuerza la vamos a mantener, pero tenemos un fin. Yo, Estanislao Beltrán, nací y tengo que morir, todo tiene un término. Entonces necesitamos que esto tenga un buen término, no queremos que pase como en Colombia, que esto se salga de control y al rato nos estemos matando entre nosotros. Queremos la paz y la tranquilidad, no el crecimiento de otros grupos.
–¿Qué va a pasar con Mireles? ¿Ya no está en los planes de ustedes?
–Ya he dicho que para mí es un amigo. Lo respeto, es un gran luchador, pero dentro del movimiento hay reglas y la máxima autoridad de las autodefensas es el Consejo General, es la asamblea general que determina lo que hay que hacer, si decide que yo ya no sea vocero, hay que aceptarlo. Eso no lo dispone nadie, ni yo: es el consejo.
–Entonces él ya no va a participar…
–Yo no sé, él ha hecho muchas cosas… me reservo, yo soy su amigo y nunca he dicho una mala palabra en su contra. Allá él si quiere hablar mal de mí, yo no quiero entrar en esa dinámica, en esa discusión. Sólo soy una persona que trata de decir la verdad y hacer las cosas bien, que el objetivo de la lucha no se pierda.
–El objetivo de la lucha es limpiar Michoacán del crimen organizado. ¿Cree que ahora, como fuerzas rurales, van a lograr eso?
–Creo que más bien hay cosas que no podemos decir y que están dentro del plan de trabajo. En su momento se van a enterar, pero va a ser mejor porque ahora vamos a poder andar con la libertad y no escondiéndonos. Vamos a ser parte de una corporación policiaca y ellos también (serán parte) de nosotros.
–Las autodefensas nacen con el sueño de limpiar Michoacán. ¿Continúa ese sueño?
–Claro, lo estamos haciendo, no hemos dejado un minuto de hacerlo. El hecho de que le llamaban autodefensas y ahora fuerzas rurales no quiere decir que ya cambió; el objetivo es el mismo. No se ha perdido nada.

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