SABINA BERMAN
Manlio Fabio Beltrones en la sesión del Senado. Foto: Octavio Gómez |
MÉXICO, D.F. (Proceso).- –Debemos ahora reformar el lenguaje –expresó el diputado Manlio Fabio Beltrones desde la tribuna del Congreso.
Consultó su iPhone antes de seguir:
–Debemos reformar las palabras que sean necesarias para que las reformas aprobadas en el último año por esta honorable asamblea de representantes de verdad reformen a México.
De nuevo ojeó su iPhone, y dijo:
–Empecemos por la palabra “representantes”. Esta palabra, que en pasado no-reformado significaba, o pretendía significar, “personas que actúan en representación de los ciudadanos”, pasará a significar, de forma más sencilla, “actor”, o en su definición elongada, “artista que representa un libreto escrito por algún autor literario”, palabra además sinónima de “comediante” y de “cómico” y prima lejana del término “bufón del Rey”.
Un letrero eléctrico se iluminó a sus espaldas. Contenía la palabra APLAUDIR.
Y dos terceras partes de los representantes nacionales aplaudieron con placidez.
–Privatización –dijo a continuación el diputado Beltrones, y un leve rumor de risas recorrió las curules del Congreso–. Este término ha sido abusado últimamente por la Izquierda, hasta vaciarlo de sentido preciso, así que proponemos que pase a significar “privativo de la primavera”, de forma que al decir un mexicano “se ha privatizado la industria petrolera”, esté significando, con orgullo, “la industria petrolera vive un florecimiento sine qua non”.
El letrero marcó: APLAUDIR. Los comediantes del Congreso de la Nación aplaudieron. Pero un insumiso diputado de la Izquierda empezó a desvestirse a un lado de su curul, en tanto gritaba:
–¡Traidores a la Patria! ¡Corruptos vendepatrias!
El letrero marcó: REÍR. Los representantes del guión oficial rieron, complacidos de la nueva armonía que reinaba en el Congreso.
–Palabra “corrupto” –enunció al micrófono, con su voz de terciopelo, el diputado Beltrones.
Y volvió a consultar el libreto que le enviaban por su iPhone.
–Palabra que significa en su primera acepción “podrido”. “Echado a perder”. Y en su segunda acepción “tomar del Bien Común para sí” o “robar de lo que es de todos”. Bueno, pasa a significar “desleal al gobierno”, “opositor político”, “antipeñista”, “deschavetado”. Esperamos que este término se usará este sexenio muy poco, pero si se usa ameritará cárcel o extradición.
Los comediantes aplaudieron con entusiasmo.
–¡No! –advirtió con irritación el diputado Beltrones desde la tribuna–. ¡No, señoras y señores representantes! ¡Si no se ordena aplaudir no aplaudan!
–¡Perdón, perdón! –se oyó por las curules–. ¡Perdone usted, perdón!
–Pónganse abusados –pidió el orador.
Miró un instante su iPhone, para continuar:
–“Abusado”. Creo que se sobreentiende el nuevo significado. Antes significaba “que ha sido violentado y humillado por alguien” y ahora significa “que es muy listo porque permite que se le violente y humille, pero sonríe porque obtiene beneficios cuantiosos de ello”.
El letrero marcó: APLAUDIR. Pero nadie aplaudió, es decir: durante medio minuto.
Luego los representantes fueron animándose a aplaudir mientras el diputado corrupto y desnudo volvió a sentarse en su curul y una campanita tintineó, señal de que el tiempo del representante Beltrones en la tribuna se había agotado.
El diputado se despidió al micrófono:
–Continuaremos reformando el lenguaje a lo largo del sexenio desde este honorable Congreso –prometió–. Muchas gracias.
Congreso. Dícese del nuevo teatro de la Nación donde se representan los debates sobre los temas cruciales para el país.
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