Maestra
en cinismo
Por: Salvador Camarena - octubre 8
de 2013 –
Dice la RAE que cinismo significa
“desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas
vituperables”. Lo que no dice la Academia de la Lengua, no al menos en su
versión online, es que es una conducta contagiosa y expansiva, y que quienes la
practican llegan al extremo de poner a prueba todos los límites de la
imaginación. La última exponente de esta conducta es ni más ni menos que la
directora de un kínder. Sí, la directora del jardín de niños que fue grabada
mientras humilla y maltrata a un infante que es prácticamente un bebé. Eso
ocurrió, como ya se sabe, en la colonia Nápoles, es decir, en el corazón de la
Benito Juárez, demarcación donde autoridades y habitantes gustan de presumir
que su nivel de desarrollo humano es comparable con el de potencias europeas.
Todos vimos, con un nudo en la panza, el video de la señora Elena López
cometiendo su atrocidad. La educadora (es un decir) grita y zarandea a la
criatura. Justo es reconocer que tras ver la grabación a cualquiera le dan
ganas de pagar a doña Elena López con la misma moneda, tomarla de los hombros y
gritarle: “¡espabílate, estás viva, es un niño, no puedes joderle así su
tranquilidad!”. Doña Elena López sí sabe lo que hizo, pero lo que pasa es que
es una cínica. En vez de ofrecer una disculpa por su actuación, difundida urbi
et orbi a través de las redes, ha recurrido al viejo truco de intentar zafarse
de la responsabilidad haciéndose pasar por la víctima en esta historia. Esto le
dijo a El Universal: “Elena López, en breve entrevista para este diario, afirmó
que no golpeó al menor y que el video está fuera de contexto. ‘No lo agito, le
digo que se mueva y me muevo yo también (…) le digo que se espabile, que se
mueva y que está vivo’”. Leer para creer, ahora resulta que el video fue
armado. Sin embargo, no podemos culpar del todo a doña Elena López. Si es una
mexicana de su tiempo, es decir si ha visto cómo actúan políticos, curas y
empresarios mexicanos, entonces cree que puede emular a esas figuras públicas y
salirse con la suya recargándose en el cinismo que se ve por doquier. Porque
hoy es la señora López, pero apenas hace dos semanas, fue Inti Muñoz, el
encargado de la autoridad del Centro Histórico del Distrito Federal, quien
luego del atentado en contra de la escultura de Carlos IV conocida como “El
Caballito”, dañada al ser “restaurada” por una empresa poco conocida, se salió
por la tangente, no asumió responsabilidad alguna –su oficina encargó el
trabajo de restauración— y dijo que todo se debía a una “descoordinación
administrativa” con el INAH. Tal cual. Así que estimado lector, si por
decisiones suyas se desfigura parte del patrimonio nacional, la receta es
fácil: minimice, culpe de todo a una falla administrativa. Y listo. O si en
cambio todo mundo ve que en la marcha del 2 de octubre hubo policías vestidos
de civil deteniendo y golpeando, si circulan videos y denuncias de tales
hechos, si es una realidad innegable como el sol, no se apure, si usted es el
Secretario de Gobierno del Distrito Federal, y para todo efecto la cara visible
de Miguel Ángel Mancera en el tema de las marchas, cuando llegue la prensa y le
pregunte que quiénes eran esos señores fuera de toda norma, usted ni se inmute
ni se preocupe: minimice los hechos y prometa una investigación. Eso, ni más ni
menos, hizo Héctor Serrano la semana pasada ante el escándalo ante la aparición
de estos émulos de halcones del gobierno capitalino en, ni más ni menos, la
marcha del 2 de octubre. ¿Le seguimos? Ahí está el director del Fondo Nacional
de Desastres (Fonden), José María Tapia Franco, que no ha tenido la mínima
vergüenza de renunciar a su cargo luego de que prefirió seguir su festejo en
Las Vegas durante el puente patrio, mientras medio país se ahogaba y lo mínimo
que se tenía que hacer era preparar la ayuda del Fonden. O el alcalde Luis
Walton, que se asume como víctima y no como autoridad al pretextar que nadie la
avisó la magnitud de las lluvias que se avecinaban con la tormenta “Manuel”. Y
antes que ellos atestiguamos el “me hackearon la Blackberry” del delegado
Mauricio Toledo, o el caso del Diputado wawis Rubén Escamilla, grabado
recibiendo favores sexuales de una empleada –supuestamente a cambio de una
plaza— cuando era delegado de Tláhuac, o el hoy Diputado verde Arturo Escobar y
la maleta llena de efectivo en una víspera electoral en Chiapas, o el cardenal
Norberto Rivera fingiendo amnesia en el juicio por protección a un cura
pederasta en la corte de Los Ángeles… Estoy seguro de que a estas alturas
ustedes tienen en la memoria un largo etcétera sobre casos similares. La
maestra del kínder salió buena alumna de muchos líderes de este país: con sus
declaraciones se graduó con honores en la materia de cinismo. Si lo único
milagroso es que a estas alturas no haya declarado que fue el niño quien la
agredió y ella la que tuvo que defenderse. Pero es demasiado pronto para
descartar que doña Elena López diga eso. Peores cosas tenemos en nuestra
galería de cínicos.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/08-10-2013/18076. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
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