No hemos terminado con nuestra herencia antidemocrática, acepta
Alma E. Muñoz
Periódico La Jornada
Domingo 21 de julio de 2013, p. 5
Domingo 21 de julio de 2013, p. 5
La corriente perredista Nueva Izquierda reconoce que la cohesión interna del PRD
tiene propósitos de sobrevivencia, de resguardo de pequeños intereses y está atrapada en un mar de ambiciones particulares o de grupo. Nos dedicamos a cuidar parcelas en lugar de proyectar nuestro esfuerzo hacia la transformación social y política, sostiene.
En un diagnóstico sobre la situacion de la izquierda y el partido, considera que los estatutos perredistas son “disfuncionales y contradictorios con nuestra realidad.
No somos un partido en el sentido clásico, sino un frente de liderazgos, organizaciones sociales y ciudadanos, muchos de ellos aislados entre sí, carentes de clara identidad programática e ideológica, así como de mecanismos eficaces de cohesión orgánica, señala en un texto de cuatro cuartillas.
También advierte que los cambios hechos a la estructura organizativa del instituto político
no han logrado terminar con nuestra herencia antidemocrática; la maquillamos para seguir reproduciéndola, lo que ha propiciado el fraccionalismo, el grupismo, la dispersión.
Nueva Izquierda –a la cual pertenece el presidente del PRD, Jesús Zambrano– asume que salvo algunos, los órganos colectivos institucionales
no funcionan y están siendo sustituidos por los liderazgos de las corrientes, los cuales
son en realidad la estructura para la toma de decisiones, limitándose éstas a negociar posiciones y candidaturas.
Y cada posición, agrega,
implica una negociación, y cualquier negociación fracasada es un conflicto, un amago de división.
En consecuencia, resalta,
la toma de decisiones desde los liderazgos de las corrientes ha perdido ya toda ulitidad para el partido.
De cara al congreso nacional, que se prevé para septiembre próximo, el grupo considera que están ante la posibilidad de hacer una renovación integral del sol azteca,
para evitar de una vez por todas la esquizofrenia que nos hace aparacer ante la población con dos visiones claramente opuestas sobre el papel de la izquierda en México.
Sostiene que
las discusiones e incluso las escisiones en los partidos no son, por sí mismas, negativas o catastróficas; pueden ser fructíferas si como resultado de ellas surgen mejores proyectos alternativos.
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