El nombre de César Nava, secretario particular del entonces presidente Felipe Calderón, líder nacional del PAN, diputado y uno de sus miembros más distinguidos de los últimos tiempos, está totalmente embarrado por la acusación en una corte federal en Nueva York como presunto conspirador en un multimillonario fraude a Pemex. Hace no mucho, su nombre también apareció como gestor del empresario vinculado al PAN, José Susumo Azano, el principal proveedor de equipos de intercepción telefónica para la Secretaría de la Defensa durante el sexenio pasado, en un litigio con la empresa estadunidense de electricidad Sempra. Nada se le ha probado -al menos todavía-, pero la percepción de que anda en malos pasos se está convirtiendo en la metáfora de la parte oscura del gobierno de Calderón: la corrupción.
El nombre de Nava está asociado directamente al del ex Presidente, en cuyo gobierno se denunciaron, de manera regular, actos de corrupción que no terminaron en acciones legales. “No nos dio tiempo para combatir toda la corrupción”, declaró hace algún tiempo el senador Salvador Vega Casillas, quien fue secretario de la Función Pública, y que estaba involucrado en un conflicto de interés, pues su esposa Gladys López Blanco, ex subprocuradora de Verificación y Vigilancia de la Profeco, había sido acusada de participar en una red de extorsión a gasolineros, de la que fue exonerada en diciembre de 2011 por la ex procuradora envuelta también hoy en escándalos, Marisela Morales.
Existen demasiados indicios de corrupción en el gobierno de Calderón que no han tenido respuestas legalmente satisfactorias. Lo más relevante puede ser el caso actual de Pemex o el de la Estela de Luz, el monumento que quiso dejar como legado el ex Presidente del Bicentenario de la Independencia, y donde su operadora política y ex jefa de Oficina en Los Pinos, Patricia Flores, está señalada como responsable de manejos irregulares en su construcción que, paradójicamente, involucra en una parte a Pemex y a la Secretaría de la Defensa Nacional, que sufragaron algunos de sus costos. Otro tema de alto impacto es el de los casinos, una herida abierta del panismo por el involucramiento de políticos con los diferentes grupos de casineros que les financiaron campañas electorales, y que, de acuerdo con panistas con conocimiento de primera mano en el tema, tienen hilos que conectan con algunas de las más altas oficinas de la Presidencia anterior.
Estos son los casos más notables del chapoteadero panista, pero no serán los únicos que causarán revuelo. La PGR está investigando actualmente a Luz María Servín Sotres, ex directora de Delegaciones del Instituto Nacional de Migración, y a varios de sus colaboradores, para determinar su responsabilidad en el otorgamiento de un estatus laboral a inmigrantes traficados a México por la delincuencia organizada. En Pemex, hay una suspensión de pagos de obras ante la sospecha de la Secretaría de Hacienda que algunas de ellas, realizadas en la parte final del gobierno anterior, no existen.
Paralelamente, en la Secretaría de Educación Pública están revisando todo el proyecto de Enciclomedia y la compra de computadoras por parte del ex subsecretario Fernando González, yerno de la maestra Elba Esther Gordillo, de quien se sospecha es el propietario de la empresa que vendió el equipo. En Fonatur se investiga la gestión de Miguel Gómez Mont, quien fue cesado por un exabrupto durante el Mundial de Futbol en Sudáfrica, por la compra de una enorme extensión de terreno para un desarrollo turístico en Sinaloa, que nunca se hizo, a costos por encima del mercado. En la Lotería Nacional encontraron un patrón de sorteos que aparentemente fueron arreglados, por lo que están determinando quiénes fueron los autores de las trampas y quiénes los beneficiados.
Son muchos los altos funcionarios del actual gobierno que comentan haber encontrado irregularidades en las dependencias a las cuales llegaron, aunque no necesariamente en estos momentos pueden determinar si hay una explicación administrativa o si se trata de actos de corrupción. Lo que cada vez es más claro es que el Presidente de “las manos limpias”, como se autodefinió Calderón, difícilmente podrá presumir que cumplió con lo que prometió a la Nación.
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