Columna ¡A babor! publicada en CRÓNICA, "El Nuevo Espíritu Público" y "RHEMA", de Campeche.
Por Roberto Escamilla Pérez.
“El que no sabe es un imbécil. El que sabe y calla es un criminal”. Bertolt Brecht.
El Instituto Federal Electoral (IFE), nacido en el año de 1990 durante el gobierno neoliberal de Carlos Salinas de Gortari, es resultado del proceso de derechización que ha vivido nuestro país a lo largo de los últimos 27 años en el marco del surgimiento y desarrollo de las políticas neoliberales en el mundo, promovidas, para su provecho, principalmente por los Estados Unidos de Norteamérica.
Así, dentro de este proceso, junto con la privatización de nuestra economía y con la apertura indiscriminada a las inversiones extranjeras, se ha dado la llamada “ciudadanización”, real privatización y derechización de los organismos y de las legislaciones electorales, no sólo a nivel nacional, sino en cada uno de los estados de la República.
En este marco es en el que nacen el IFE, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el famoso “Trife”, y el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe).
Estas instituciones surgen bajo un concepto falso, anticientífico, manipulador y tendencioso: que existe una “sociedad civil” neutral, que está por encima de los intereses de las diferentes partidos políticos, clases y grupos sociales, y que hay individuos “imparciales”, “neutrales”, casi ángeles, y libres de toda influencia partidista, política o de intereses económicos.
Pero el IFE, el TEPJF y el COFIPE, de resultados de un proceso de derechización se han convertido en instrumentos de la derecha, del Partido de Acción Nacional (PAN), de los elementos de derecha incrustados en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), así como de los grandes grupos empresariales mexicanos aliados a las corporaciones trasnacionales, a quienes sólo les interesa asegurar, por siempre, que un régimen político distinto al neoliberal no se implante en México y continuar beneficiándose con las privatizaciones y con todas las medidas que el neoliberalismo ha implantado en nuestro país.
El verdadero rostro de la “ciudadanización”.
No son necesarios más argumentos teóricos para probar estas aseveraciones, pues la realidad las comprueba, y de manera aplastante. Los siguientes son los hechos.
El “logro” más importante del IFE, del TEPJF y del Cofipe, fue la llegada a la Presidencia de la República de un hijo de extranjeros, de un ex ejecutivo de una empresa trasnacional, la Coca-Cola, y abanderado del partido de derecha tradicional en nuestro país, del Partido (de) Acción Nacional (PAN): Vicente Fox Quesada.
A esto se suma otro de igual dimensión: lograron mantener a la derecha en la Presidencia de la República a través de una de las elecciones más fraudulentas en la historia moderna de nuestro país, la del año pasado, permitiendo a Fox y a las organizaciones de los grandes empresarios intervenir en ellas descaradamente, impunemente, violando la ley y mediante una campaña del terror, muy al estilo del fascismo, todo con la complicidad de los dos grandes monopolios televisivos: Televisa y TV-Azteca.
Es decir, la derecha llegó al poder en nuestro país, y se mantiene, entre otras cosas gracias a las instituciones electorales de derecha creadas por ellos mismos, con las consecuencias enormemente negativas que esto ha traído para el pueblo y la nación mexicana, como la miseria, el desempleo, la inseguridad y la pérdida de soberanía nacional.
Consejeros electorales: “ángeles” caídos.
Por otra parte, los ex consejeros del IFE, “neutrales”, “imparciales”, “apolíticos”, casi ángeles, se han quitado la careta y muchos de ellos hoy militan principalmente en el PAN.
Tal es el caso de Santiago Creel Miranda, hoy “distinguido” militante del PAN, ex diputado federal panista, ex secretario de Gobernación foxista, ex precandidato a la Presidencia de la República del PAN y hoy flamante senador de la República por este mismo partido; o como Juan Molinar Horcasitas, también “destacado” panista, ex diputado federal por ese partido y hoy flamante director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La “neutralidad” y la “imparcialidad” del IFE y de sus miembros es pues sólo una falacia. En realidad son instrumentos de la derecha.
La actitud fascista del Trife.
Por su parte, el TEPJF (Trife) ha asumido también un papel reaccionario porque, junto con el IFE, y apoyado por la legislación electoral, se ha entrometido en la vida interna de los partidos políticos, principalmente de los democráticos y progresistas, obligándolos, con la amenaza de quitarles el registro o aplicarles multas, a tener documentos básicos acordes a los conceptos que sobre la democracia tienen esos organismos electorales, imponiéndoles cambios en sus estatutos internos aún en contra de la voluntad de la mayoría de los militantes de los partidos y de sus órganos de dirección, o presionándolos para anular procesos electorales internos. Esta constituye una actitud sólo propia de regímenes e instituciones fascistas.
El IFE y el TEPJF arrebataron ilegalmente su registro, por dos ocasiones, al único partido político de izquierda que existe en nuestro país, al Partido Popular Socialista (PPS), negándoselo en una ocasión a pesar de haber cumplido con todos los requisitos para obtenerlo, con el único argumento de que sus estatutos son “antidemocráticos”, lo que demuestra también su fobia anticomunista.
Ugalde: ¿Quién te eligió?
Hoy los defensores del IFE alegan que éste es un organismo “ciudadano”, que los “ciudadanos” eligieron a los consejeros y que es una de las instituciones con más credibilidad en México.
Bueno, pero me pregunto: ¿En qué proceso electoral los ciudadanos elegimos a los consejeros del IFE? ¿Quién votó por su Consejero Presidente Luis Carlos Ugalde? Si hubo alguna elección para ello, perdónenme, pero no me enteré.
Creo, por lo contrario, que Ugalde no ha leído el artículo 74, párrafo 2, del Cofipe, donde claramente se señala cómo fue nombrado y electo, no precisamente por los “ciudadanos”, como él presume, sino por los diputados ¡de los diferentes partidos políticos!.
O sea, que los consejeros son una especie de “prestanombres” de los partidos políticos, aunque en realidad han demostrado servir sólo a los grupos y partidos de derecha, pero cuyos millonarios sueldos son pagados, eso sí, por los ciudadanos de carne y hueso. ¡Toda una maniobra digna de Nicolás Maquiavelo!
Por otro lado, la supuesta “credibilidad” del IFE se la han dado no los ciudadanos, sino los monopolios televisivos y las encuestadoras que sirven a la derecha en el poder.
¿Qué tipo de reforma electoral requiere el país?
Es hora ya de terminar con la farsa hipócrita y maquiavélica de la llamada “ciudadanización”, que sólo esconde la derechización de las instituciones y organismos electorales.
Deben ser los partidos políticos los principales protagonistas de los procesos electorales, de principio a fin, con equidad de recursos y con la misma posibilidad de acceder a los medios masivos de comunicación para que los ciudadanos conozcan TODAS las propuestas y decidan realmente de manera consciente su voto.
Por ello una verdadera Reforma Electoral progresista debe considerar, entre otros, los siguientes aspectos:
1.- Eliminar la figura de “consejeros electorales” o “ciudadanos”.
2.- Que los órganos electorales a todos los niveles estén formados por un representante de cada partido político con derecho a voz y voto, y que los acuerdos se tomen por mayoría simple.
3.- Que existan juntas ejecutivas a todos los niveles para llevar a la práctica los acuerdos tomados.
4.- Prohibir a los organismos electorales entrometerse en la vida interna de los partidos políticos, respetando su ideología y su régimen interno.
5.- Equidad en los gastos de campaña y en el acceso a los medios masivos de comunicación.
6.- No discriminar a los partidos socialistas, comunistas, obreros o marxistas-leninistas debido a su ideología, ya que son los auténticos representantes de la clase trabajadora, clase que hoy no se encuentra representada en el Poder Legislativo de la nación, pues en él sólo conviven partidos representantes de las diferentes capas de la burguesía.
La democracia que viene.
El IFE cuenta apenas con 17 años de vida, pero ya es una institución decrépita porque el neoliberalismo que lo engendró está en plena decadencia y condenado a desaparecer y, junto con él, todos los instrumentos e instituciones de los que se sirvió.
Vendrán pues tiempos de auténtica democracia para los mexicanos, pero de una democracia como la que señala el artículo 3º. Constitucional: “...la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”.
EL POEMA.
Durante el nacimiento de un hijo (según Su Tung-pó)
Las familias, cuando nace un niño
lo quieren inteligente.
Yo, que con la inteligencia
arruiné mi vida entera,
sólo puedo desear que mi hijo,
algún día,
sea ignorante y perezoso de pensamiento.
Así tendrá una vida apacible
como ministro en el gabinete.
Bertolt Brecht.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
Por Roberto Escamilla Pérez.
“El que no sabe es un imbécil. El que sabe y calla es un criminal”. Bertolt Brecht.
El Instituto Federal Electoral (IFE), nacido en el año de 1990 durante el gobierno neoliberal de Carlos Salinas de Gortari, es resultado del proceso de derechización que ha vivido nuestro país a lo largo de los últimos 27 años en el marco del surgimiento y desarrollo de las políticas neoliberales en el mundo, promovidas, para su provecho, principalmente por los Estados Unidos de Norteamérica.
Así, dentro de este proceso, junto con la privatización de nuestra economía y con la apertura indiscriminada a las inversiones extranjeras, se ha dado la llamada “ciudadanización”, real privatización y derechización de los organismos y de las legislaciones electorales, no sólo a nivel nacional, sino en cada uno de los estados de la República.
En este marco es en el que nacen el IFE, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el famoso “Trife”, y el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe).
Estas instituciones surgen bajo un concepto falso, anticientífico, manipulador y tendencioso: que existe una “sociedad civil” neutral, que está por encima de los intereses de las diferentes partidos políticos, clases y grupos sociales, y que hay individuos “imparciales”, “neutrales”, casi ángeles, y libres de toda influencia partidista, política o de intereses económicos.
Pero el IFE, el TEPJF y el COFIPE, de resultados de un proceso de derechización se han convertido en instrumentos de la derecha, del Partido de Acción Nacional (PAN), de los elementos de derecha incrustados en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), así como de los grandes grupos empresariales mexicanos aliados a las corporaciones trasnacionales, a quienes sólo les interesa asegurar, por siempre, que un régimen político distinto al neoliberal no se implante en México y continuar beneficiándose con las privatizaciones y con todas las medidas que el neoliberalismo ha implantado en nuestro país.
El verdadero rostro de la “ciudadanización”.
No son necesarios más argumentos teóricos para probar estas aseveraciones, pues la realidad las comprueba, y de manera aplastante. Los siguientes son los hechos.
El “logro” más importante del IFE, del TEPJF y del Cofipe, fue la llegada a la Presidencia de la República de un hijo de extranjeros, de un ex ejecutivo de una empresa trasnacional, la Coca-Cola, y abanderado del partido de derecha tradicional en nuestro país, del Partido (de) Acción Nacional (PAN): Vicente Fox Quesada.
A esto se suma otro de igual dimensión: lograron mantener a la derecha en la Presidencia de la República a través de una de las elecciones más fraudulentas en la historia moderna de nuestro país, la del año pasado, permitiendo a Fox y a las organizaciones de los grandes empresarios intervenir en ellas descaradamente, impunemente, violando la ley y mediante una campaña del terror, muy al estilo del fascismo, todo con la complicidad de los dos grandes monopolios televisivos: Televisa y TV-Azteca.
Es decir, la derecha llegó al poder en nuestro país, y se mantiene, entre otras cosas gracias a las instituciones electorales de derecha creadas por ellos mismos, con las consecuencias enormemente negativas que esto ha traído para el pueblo y la nación mexicana, como la miseria, el desempleo, la inseguridad y la pérdida de soberanía nacional.
Consejeros electorales: “ángeles” caídos.
Por otra parte, los ex consejeros del IFE, “neutrales”, “imparciales”, “apolíticos”, casi ángeles, se han quitado la careta y muchos de ellos hoy militan principalmente en el PAN.
Tal es el caso de Santiago Creel Miranda, hoy “distinguido” militante del PAN, ex diputado federal panista, ex secretario de Gobernación foxista, ex precandidato a la Presidencia de la República del PAN y hoy flamante senador de la República por este mismo partido; o como Juan Molinar Horcasitas, también “destacado” panista, ex diputado federal por ese partido y hoy flamante director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La “neutralidad” y la “imparcialidad” del IFE y de sus miembros es pues sólo una falacia. En realidad son instrumentos de la derecha.
La actitud fascista del Trife.
Por su parte, el TEPJF (Trife) ha asumido también un papel reaccionario porque, junto con el IFE, y apoyado por la legislación electoral, se ha entrometido en la vida interna de los partidos políticos, principalmente de los democráticos y progresistas, obligándolos, con la amenaza de quitarles el registro o aplicarles multas, a tener documentos básicos acordes a los conceptos que sobre la democracia tienen esos organismos electorales, imponiéndoles cambios en sus estatutos internos aún en contra de la voluntad de la mayoría de los militantes de los partidos y de sus órganos de dirección, o presionándolos para anular procesos electorales internos. Esta constituye una actitud sólo propia de regímenes e instituciones fascistas.
El IFE y el TEPJF arrebataron ilegalmente su registro, por dos ocasiones, al único partido político de izquierda que existe en nuestro país, al Partido Popular Socialista (PPS), negándoselo en una ocasión a pesar de haber cumplido con todos los requisitos para obtenerlo, con el único argumento de que sus estatutos son “antidemocráticos”, lo que demuestra también su fobia anticomunista.
Ugalde: ¿Quién te eligió?
Hoy los defensores del IFE alegan que éste es un organismo “ciudadano”, que los “ciudadanos” eligieron a los consejeros y que es una de las instituciones con más credibilidad en México.
Bueno, pero me pregunto: ¿En qué proceso electoral los ciudadanos elegimos a los consejeros del IFE? ¿Quién votó por su Consejero Presidente Luis Carlos Ugalde? Si hubo alguna elección para ello, perdónenme, pero no me enteré.
Creo, por lo contrario, que Ugalde no ha leído el artículo 74, párrafo 2, del Cofipe, donde claramente se señala cómo fue nombrado y electo, no precisamente por los “ciudadanos”, como él presume, sino por los diputados ¡de los diferentes partidos políticos!.
O sea, que los consejeros son una especie de “prestanombres” de los partidos políticos, aunque en realidad han demostrado servir sólo a los grupos y partidos de derecha, pero cuyos millonarios sueldos son pagados, eso sí, por los ciudadanos de carne y hueso. ¡Toda una maniobra digna de Nicolás Maquiavelo!
Por otro lado, la supuesta “credibilidad” del IFE se la han dado no los ciudadanos, sino los monopolios televisivos y las encuestadoras que sirven a la derecha en el poder.
¿Qué tipo de reforma electoral requiere el país?
Es hora ya de terminar con la farsa hipócrita y maquiavélica de la llamada “ciudadanización”, que sólo esconde la derechización de las instituciones y organismos electorales.
Deben ser los partidos políticos los principales protagonistas de los procesos electorales, de principio a fin, con equidad de recursos y con la misma posibilidad de acceder a los medios masivos de comunicación para que los ciudadanos conozcan TODAS las propuestas y decidan realmente de manera consciente su voto.
Por ello una verdadera Reforma Electoral progresista debe considerar, entre otros, los siguientes aspectos:
1.- Eliminar la figura de “consejeros electorales” o “ciudadanos”.
2.- Que los órganos electorales a todos los niveles estén formados por un representante de cada partido político con derecho a voz y voto, y que los acuerdos se tomen por mayoría simple.
3.- Que existan juntas ejecutivas a todos los niveles para llevar a la práctica los acuerdos tomados.
4.- Prohibir a los organismos electorales entrometerse en la vida interna de los partidos políticos, respetando su ideología y su régimen interno.
5.- Equidad en los gastos de campaña y en el acceso a los medios masivos de comunicación.
6.- No discriminar a los partidos socialistas, comunistas, obreros o marxistas-leninistas debido a su ideología, ya que son los auténticos representantes de la clase trabajadora, clase que hoy no se encuentra representada en el Poder Legislativo de la nación, pues en él sólo conviven partidos representantes de las diferentes capas de la burguesía.
La democracia que viene.
El IFE cuenta apenas con 17 años de vida, pero ya es una institución decrépita porque el neoliberalismo que lo engendró está en plena decadencia y condenado a desaparecer y, junto con él, todos los instrumentos e instituciones de los que se sirvió.
Vendrán pues tiempos de auténtica democracia para los mexicanos, pero de una democracia como la que señala el artículo 3º. Constitucional: “...la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”.
EL POEMA.
Durante el nacimiento de un hijo (según Su Tung-pó)
Las familias, cuando nace un niño
lo quieren inteligente.
Yo, que con la inteligencia
arruiné mi vida entera,
sólo puedo desear que mi hijo,
algún día,
sea ignorante y perezoso de pensamiento.
Así tendrá una vida apacible
como ministro en el gabinete.
Bertolt Brecht.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
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