Bajar las palancas de emergencia en los vagones del Metro de la ciudad de México, salir a las calles de todos los lugares del país con cucharones soperos y cacerolas haciendo ruido para que otros vecinos se sumen y el escándalo se extienda, reunirse en las principales plazas públicas de cada localidad para emprender acciones sorpresa de protesta…
Estas fueron algunas de las iniciativas que durante el sábado y el domingo pasados discutieron en instalaciones de la UNAM los participantes de la octava asamblea interuniversitaria del movimiento #YoSoy132, que acordó establecer un semáforo de alerta, para coordinar la respuesta que los jóvenes darán al fallo que emita el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tribepojufe) sobre los comicios presidenciales del primero de julio.
Otras medidas, que recibieron menor difusión pero no fueron desechadas, contemplan la posibilidad de realizar bloqueos carreteros, encender fogatas en los cruceros de las grandes avenidas, ocupar las tiendas departamentales con largas filas de carritos llenos de mercancías y muchas, muchas más…
Al concluir sus debates, la asamblea intereuniversitaria de #YoSoy!32 encendió el semáforo en “alerta amarilla”, o preventiva, y dio a conocer que no bien se reúnan la y los magistranzas a retocar la versión final de su veredicto, la herramienta simbólica se pondrá en “alerta roja”.
De tal modo, si la decisión de los representantes de los poderes fácticos consiste en validar la mega operación de lavado de dinero y compra de votos a fin de declarar “presidente electo” a Enrique Peña Nieto, la desobediencia civil estallará automáticamente en todo el país, poniendo en marcha aquellas resoluciones que adopten en su lugar de residencia cada una de las asambleas locales de #YoSoy132.
Lo que acordaron los estudiantes y académicos congregados el fin de semana en la UNAM coincide plenamente con lo que Paco Ignacio Taibo II hizo público el domingo por la noche en la ciudad sudcaliforniana de La Paz (véase el Desfiladerito de ayer), en el sentido de que una vez que el Tribepojufe diga su última palabra, las bases de Morena-Cultura también pasarán a la acción con el evidente propósito de demostrar que los magistranzas, en su afán por beneficiar a Peña Nieto, destruyeron la gobernabilidad del país.
¿Es ésta una salida más deseable? No: lo mejor, desde luego, sería que las momias del Tribepojufe, con la mano sobre la Constitución que juraron cumplir y hacer cumplir, declaren inválido el resultado de los comicios, habida cuenta de que éste fue producto de prácticas delictivas calificadas como “graves”, y llamen al Congreso de la Unión a nombrar un presidente interino que, a partir del primero de diciembre, convoque a nuevos comicios en un plazo de 15 a 18 meses.
Pero, si como todos los pronósticos lo auguran, los magistranzas derraman el contenido de sus intestinos gruesos encima de las 25 toneladas de pruebas de fraude cometidas por Peña Nieto y los priístas, entonces será el pueblo el que se convierta en guardián de la legalidad y las acciones de protesta de los jóvenes –que éstos definieron el domingo como “contundentes”— desembocarán en una crisis constitucional de consecuencias previsibles sí, pero también incalculables.
Previsible, por ejemplo, es que para frenar las expresiones del descontento colectivo, Calderón decrete el toque de queda y la suspensión de garantías individuales. Lo incalculable es si de tal manera lograría obligar al pueblo a replegarse.
Pero también es previsible que, si las protestas se desbordan, la autoridad tenga que recular y anule los comicios a un costo político mucho más alto: el de los disturbios y su ingrediente más difícil de calcular: la violencia que engendrrá más violencia.
Tenemos que declararnos todos, en todas partes, en alerta amarilla. El país entró ya en cuenta regresiva. Si los magistranzas y Calderón apuestan a que el pueblo de México no estará a la altura de su histórica grandeza, miles y miles, aquí y allá saldrán a desmentirlos. ¿O no lo creen ustedes? Entre otras razones, por eso, hoy también estaré en Twitter, en la cuenta @Desfiladero132, por si ocupan.
Jaime Avilés
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