La noche del 1 de julio hubo unanimidad televisiva: jornada electoral ejemplar, extraordinaria, todo dentro de la legalidad y sin sombra de duda, el PRI había ganado la Presidencia. Todos repitieron el guión escrito con anterioridad, sin saltarse una palabra, una coma, una pausa. El recuento fue el siguiente:
A las ocho de la noche Azteca, Reforma, Milenio, Gea-Isa dieron los resultados de sus encuestas de salida. El ganador siempre fue Peña, el segundo y tercer lugar se intercambió entre AMLO y Vázquez Mota. Quadri al cuarto sitio, muy por debajo de los otros tres.
Enseguida los comentaristas de todos los canales, citados a partir de las siete de la noche, iniciaron sus aseveraciones. Desde los matemáticos que explicaron lo que era una encuesta de salida, el conteo rápido y el PREP, hasta los supuestos analistas políticos que alabaron sin fin a nuestra democracia tan perfecta e impoluta. Por supuesto hubo alguna excepción, la más notable fue Sabina Berman. No conforme con el resultado, preguntó y puso sobre la mesa el asunto de la compra del voto y las condiciones depauperadas de la mayoría de los mexicanos. Salvó una mesa que pintaba para anodina. Seguramente alguien más que no pude ver daría también una nota discordante.
El resto no ofreció ninguna sorpresa: aparecieron los mismos personajes que desde hace seis meses se ocuparon de denostar la opción de izquierda dando atole con el dedo con unas cuantas entrevistas a representantes de la misma. En esta tarea se involucraron los canales abiertos privados de mayor rating, los nacionales de cable noticioso, y en un triste desempeño los medios públicos: Canal 22, Canal 11, TV UNAM y Canal 34.
Las encuestas de salida de los medios fueron suficientes para que una alegre y sonriente Josefina Vázquez Mota saliera a la pantalla a decirnos que reconocía su derrota pues los números no le favorecían, enredándose en un discurso lleno de gracias y más gracias a sus seguidores y a los que colaboraron en su campaña. Ella estuvo hablando frente a los micrófonos y cámaras media hora, aun cuando todavía el conteo previo del IFE no se daba a conocer. Siguió Gabriel Quadri, quien no tuvo tanta suerte pues prácticamente ningún medio le dio espacio cuando aceptó su derrota. Este candidato, sin embargo, siguiendo su línea le recomendó a AMLO que de inmediato se declarara vencido.
Para seguir con la historia y el suspenso, llegó a la pantalla Valdés Zurita, consejero presidente, media hora antes de lo pronosticado para dar los resultados del conteo rápido del IFE y reiterar lo prístino de la jornada electoral. Eran las 11:15 de la noche. Vestido de gala y sólo con los supuestos datos del conteo rápido, dio por ganador a Peña y lo colocó en un sitio inapelable. Luego Calderón ratificó a Peña como ganador, en cadena nacional.
Mientras todo esto sucedía en las pantallas televisivas, en la calle la historia era diferente. Hacia las 11 de la noche no había sábanas colocadas afuera de las casillas. Muchas no habían terminado el conteo. En otras, los funcionarios, bajo la lluvia y el frío, aguardaban para ir a depositar los paquetes al comité distrital. Si tal situación se dio en el Distrito Federal, ¿cómo pudieron llegar los datos de las casillas seleccionadas por el IFE tan rápido?, ¿cómo pudieron dar un ganador con tan pocas cifras?
El espacio reservado a AMLO fue de apenas unos minutos durante los cuales simplemente dijo que hasta el miércoles 4, en que finalizó el conteo y se tienen las actas, no se puede hablar de un ganador y menos aún de números. Pidió esperar.
El remate del cuento fue el final feliz con Peña dando un discurso frente a sus partidarios en tono de toma de posesión del cargo, papelitos rojos y verdes flotaban en el auditorio y una marimba tocó el Cielito lindo. Sólo faltaron las matracas para tener completo el regreso al pasado.
A las ocho de la noche Azteca, Reforma, Milenio, Gea-Isa dieron los resultados de sus encuestas de salida. El ganador siempre fue Peña, el segundo y tercer lugar se intercambió entre AMLO y Vázquez Mota. Quadri al cuarto sitio, muy por debajo de los otros tres.
Enseguida los comentaristas de todos los canales, citados a partir de las siete de la noche, iniciaron sus aseveraciones. Desde los matemáticos que explicaron lo que era una encuesta de salida, el conteo rápido y el PREP, hasta los supuestos analistas políticos que alabaron sin fin a nuestra democracia tan perfecta e impoluta. Por supuesto hubo alguna excepción, la más notable fue Sabina Berman. No conforme con el resultado, preguntó y puso sobre la mesa el asunto de la compra del voto y las condiciones depauperadas de la mayoría de los mexicanos. Salvó una mesa que pintaba para anodina. Seguramente alguien más que no pude ver daría también una nota discordante.
El resto no ofreció ninguna sorpresa: aparecieron los mismos personajes que desde hace seis meses se ocuparon de denostar la opción de izquierda dando atole con el dedo con unas cuantas entrevistas a representantes de la misma. En esta tarea se involucraron los canales abiertos privados de mayor rating, los nacionales de cable noticioso, y en un triste desempeño los medios públicos: Canal 22, Canal 11, TV UNAM y Canal 34.
Las encuestas de salida de los medios fueron suficientes para que una alegre y sonriente Josefina Vázquez Mota saliera a la pantalla a decirnos que reconocía su derrota pues los números no le favorecían, enredándose en un discurso lleno de gracias y más gracias a sus seguidores y a los que colaboraron en su campaña. Ella estuvo hablando frente a los micrófonos y cámaras media hora, aun cuando todavía el conteo previo del IFE no se daba a conocer. Siguió Gabriel Quadri, quien no tuvo tanta suerte pues prácticamente ningún medio le dio espacio cuando aceptó su derrota. Este candidato, sin embargo, siguiendo su línea le recomendó a AMLO que de inmediato se declarara vencido.
Para seguir con la historia y el suspenso, llegó a la pantalla Valdés Zurita, consejero presidente, media hora antes de lo pronosticado para dar los resultados del conteo rápido del IFE y reiterar lo prístino de la jornada electoral. Eran las 11:15 de la noche. Vestido de gala y sólo con los supuestos datos del conteo rápido, dio por ganador a Peña y lo colocó en un sitio inapelable. Luego Calderón ratificó a Peña como ganador, en cadena nacional.
Mientras todo esto sucedía en las pantallas televisivas, en la calle la historia era diferente. Hacia las 11 de la noche no había sábanas colocadas afuera de las casillas. Muchas no habían terminado el conteo. En otras, los funcionarios, bajo la lluvia y el frío, aguardaban para ir a depositar los paquetes al comité distrital. Si tal situación se dio en el Distrito Federal, ¿cómo pudieron llegar los datos de las casillas seleccionadas por el IFE tan rápido?, ¿cómo pudieron dar un ganador con tan pocas cifras?
El espacio reservado a AMLO fue de apenas unos minutos durante los cuales simplemente dijo que hasta el miércoles 4, en que finalizó el conteo y se tienen las actas, no se puede hablar de un ganador y menos aún de números. Pidió esperar.
El remate del cuento fue el final feliz con Peña dando un discurso frente a sus partidarios en tono de toma de posesión del cargo, papelitos rojos y verdes flotaban en el auditorio y una marimba tocó el Cielito lindo. Sólo faltaron las matracas para tener completo el regreso al pasado.
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