jueves, 1 de marzo de 2012

Los estertores del neoliberalismo económico


Álvaro Cepeda Neri


“Estar atentos hasta del crecimiento de la hierba”, recomendó Vladímir Lenin y hoy de las “primaveras”, en pleno invierno, que han generado revueltas civiles, en el umbral de revoluciones, para derrocar dictaduras con sus giros populistas de socialismo despótico, los pueblos árabes; y sacudirse los resabios del neoliberalismo económico asidos a las conquistas democráticas del liberalismo político, los europeos. Ese neoliberalismo económico, que impulsaron Ronald Reagan y Margaret Thatcher (ver el filme con la interpretación magnífica de Meryl Streep, La dama de hierro), y continuaron desde Carlos Salinas de Gortari a Felipe Calderón en nuestro país, ha causado el total desmantelamiento de los mínimos logros de bienestar conquistados por las luchas populares y políticas keynesianas, arrojando más empobrecimiento, desempleo, narcotráfico y, en lugar de más escuelas, más cárceles, millonarios y un capitalismo salvaje favorable a monopolios, banqueros, lavado de dinero y corrupción de gobernantes y empresarios, de bestial botín.

“El neoliberalismo económico comprende la liberación creciente y generalizada de las actividades económicas, abarcando la producción, distribución, cambio y consumo […] Las actividades económicas son desrreguladas por el Estado y se privatizan las empresas productoras estatales, organizaciones e instituciones gubernamentales relativas a la vivienda, transportes, salud y aportes jubilatorios. El poder estatal es liberado de cualquier emprendimiento económico o social que pueda interesar al capital nacional y transnacional […] Búsqueda de una mayor y creciente productividad, competitividad y rentabilidad, considerando los mercados nacionales regionales y mundiales” (Octávio Ianni, Capitalismo, violência e terrorismo), esto, más el libre y absoluto mercado. El Consenso de Washington (nombrado así por el entonces jefe del Banco Mundial, John Williamson), certificó y dio luz verde a esas medidas de liberación económica, privatización, disciplina fiscal y dolarización.

Esto ha hecho estallar las recesiones en Europa y sus pueblos se han rebelado a las rebajas salariales y jubilaciones, desempleo, aumento de impuestos y alza de precios. Tales medidas están implantadas en América Latina, entre ellos México y la “primavera mexicana” aparecerá en cuanto tengan lugar (si las hay y no prospera el golpismo de la criminalización electoral), las elecciones presidenciales y estallará con tal violencia social que nuestras elites políticas y económicas no están preparadas. Mientras los candidatos presidenciales no se hace uno más o menos capaz, los estertores del neoliberalismo económico amenazan con activar la “tercera guerra mundial” económica, atizada por los conflictos en Oriente Medio y la disputa entre China y los estadunidenses por el control del capitalismo. Ya no soportan más los países europeos. Mientras, Latinoamérica acusa los síntomas de esa crisis. El antineoliberalismo económico quiere apurar la agonía del devastador neoliberalismo económico que data de 1989: más de dos décadas de capitalismo salvaje.

*Periodista

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