viernes, 2 de marzo de 2012

Asiste la Gaviota con guardaespaldas a un funeral


Álvaro Cepeda Neri

Tras la muerte de una mujer y sus dos hijas, por un accidente carretero donde otro hijo resultó gravemente lesionado, se llevó a cabo un velorio la tercera semana de febrero pasado. Eran parientes de Angélica Rivero, esposa de Enrique Peña Nieto, precandidato único del Partido Revolucionario Institucional, a punto de ser ungido candidato, si antes no hay sustitución (tal y como circulan rumores de hacer a un lado a Andrés Manuel López Obrador o que Josefina Vázquez Mota no dará el ancho, por lo cual la relevarían).



Mejor conocida como la Gaviota, por su intervención en una telenovela durante su militancia en el Canal de las Estrellas y convertida en una celebridad, debió asistir al funeral para presentar sus condolencias. Buen alboroto causó su arribo en automóviles blindados, dos atrás y dos adelante del que ella ocupaba. Lo que más generó incomodidades fue que entró rodeada de guardaespaldas.


Todavía se recuerda el fiestón que, siendo la novia-prometida de Peña, éste le organizó, con un costo de 1 millón de dólares y cuya crítica periodística la hizo Roberto Zamarripa en su columna semanal “Tolvanera”, titulada Destilando hedor (Reforma, 10 de agosto de 2009). Dicen los que la vieron que no se “midió” con su despliegue policiaco para ir al funeral. El peñismo ha mostrado en varios actos, durante su administración mexiquense y hoy como precandidato, la prepotencia, despilfarro de dinero (supongo que suyo y no mal habido, aunque quién sabe) y un protagonismo que rebasa los límites. Abusan del poder, cuando aún no lo tienen en toda su magnitud, para demostrar que si llegan a tenerlo serán capaces de cualquier cosa.


El que la segunda esposa de Peña tenga un grupo de seguridad personal tan ostentoso (pues no conocen la discreción) es prueba de que hasta los familiares de la elite política gozan de privilegios que le cuestan al pueblo. ¿Quién paga los guardaespaldas de Angélica? Obviamente no es del sueldo de Peña y todos los gastos deben de salir de algún lugar público. El avance en las comunicaciones tecnológicas es tal, que habría que recurrir a éstas para casos como éste, en lugar de actos personales directos. Pero se trata de ostentarse poderosa ante propios y extraños que ven transitar ese alarde de seguridad, mientras el pueblo se las tiene que arreglar como puede y su dinero es utilizado para que la esposa de un precandidato luzca como una nueva “estrella” del firmamento electorero.


La Gaviota vuela alto tras su matrimonio –dicen que mediante jugoso contrato, de los que se estilan sobre todo cuando se trata de personajes dados a divorciarse– con el priísta que desde siempre ha presumido de ser poderoso y solamente ambiciona un cargo para rendirse ante los lujos del poder. Vicente Fox hizo a su esposa Marta Sahagún casi vicepresidenta y la empujó a la candidatura presidencial, mientras ella hizo mil y un desfiguros con sus hijitos, Manuel, Jorge Alberto y Fernando Bribiesca. La cónyuge de Calderón, Margarita Zavala permanentemente aparece en escena. Mientras la de Peña ya anda como el ajonjolí de todos los moles, al empezar por asistir a funerales tal vez para ganarle simpatías y votos a su esposo que necesita cada vez más, pues está cayendo en las preferencias.


*Periodista

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