jueves, 19 de enero de 2012

Aguirre Rivero y García Luna, a juicio político


Álvaro Cepeda Neri


Los que tienen el poder institucional siguen matando para dizque solucionar los problemas. Lo hacen los gobernadores César Duarte Jaquéz en Chihuahua, Rodrigo Medina de la Cruz en Nuevo León y Javier Duarte de Ochoa en Veracruz. En Coahuila, los hermanos Moreira con su caciquismo tienen al estado en la ruina económica y, por su negligencia, a mineros privados de la vida. La responsabilidad en este caso también es de los que han sido titulares de la Secretaría del Trabajo, con Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa. Hay crímenes (y robo de agua) en el panismo arbitrario del calderonista-corderista del gobernador Guillermo Padrés Elías, en Sonora. Feminicidios y narcotráfico en el Estado de México durante el peñismo. En Oaxaca no se procede contra el corrupto exgobernador Ulises Ruiz, mientras que el secretario de Finanzas, Gerardo Cajigas (muy sobrado de justificaciones) defiende a Gabino Cué Monteagudo (gobernador de Oaxaca) y no paran los homicidios… todo se arregla con el abuso del poder policiaco y militar, como pone el mal ejemplo el señor de Los Pinos (el de la misa y la complicidad papal para allegarse votos).


En la embestida brutal en contra de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, en la cual la policía asesinó a dos de sus alumnos (Gabriel Echeverría de Jesús, de 20 años, y Jorge Alexis Herrera Pino, de 21) sin duda participaron policías estatales y federales a quienes sus jefes inmediatos ordenaron disparar; pero el desgobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, y el actual secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, fueron enterados y aprobaron las acciones. Los jóvenes solicitaban que la escuela aumentara la matrícula para que hubiera un mayor cupo de inscripción, y una entrevista con Rivero, quien déspota y prepotente, se negó una y otra vez a pesar de que durante su campaña prometió resolver los problemas y atender el reclamo de la destitución del autoritario director de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.


Esto exige una investigación sin concesiones a la luz de las pruebas, videos y declaraciones que señalan al desgobernador de Guerrero salido del arsenal del Partido Revolucionario Institucional más antiguo (el que apoya a Enrique Peña Nieto y su facción mexiquense) y que Marcelo Ebrard, Manuel Camacho Solís y los Chuchos cooptaron para postularlo por su Partido de la Revolución Democrática. El otro es García Luna, protegido de Calderón y del Partido Acción Nacional, ya de por sí derechista y proclerical (con un papa que encubre la pederastia de los curas) que ha traicionado su doctrina desde que el calderonismo y el foxismo lo usaron, convirtiéndolo en un partido nazifascista y golpista-militarista que hoy encubre a García Luna y los policías que golpearon salvajemente a los estudiantes cuando éstos se retiraban ante la embestida, y los capturados sufrieron la furia policiaca.


Si prospera la presión social contra Aguirre Rivero y éste renuncia o pide una licencia, igual debe de hacer García Luna, para ser juzgados en un juicio político por el Congreso de la Unión donde, con los elementos que se les imputan, no tendrán más salida que destituirlos de sus cargos y ponerlos a disposición de los tribunales penales, junto a los que dispararon. A ningún precio debe tolerarse el abuso policiaco. Ernesto Zedillo Ponce de León y Rubén Figueroa gozan de impunidad por la matanza de El Charco y Aguas Blancas. Y Zedillo, Emilio Chuayffet, Julio César Ruiz Ferro, Liébano Sáenz y Jorge Madrazo sin sanción por la de Acteal. Y si García Luna y Aguirre Rivero son de facto exonerados, entonces en este país no hay esperanza de justicia.


*Periodista

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