¿Los “Zetas” son los rebeldes y los “Chapos” los aliados a EEUU y al gobierno? ¿Cómo manejan la ideología del poder?
Pedro Echeverría V.
1. En México, desde hace cinco años por lo menos, desde que Felipe Calderón asumió la Presidencia y ordenó que el ejército ocupe las calles en unos 15 estados de la República, la principal noticia diaria ha sido la guerra entre el ejército mexicano y los narcotraficantes de diferentes grupos: los chapos, los zetas, los del golfo, los del pacífico, los de la familia michoacana, etcétera, así como el informe de cientos de muertos que llegan ya a 52 mil, o sea, unos 10 mil por año. Las particularidades del caso me aburren, pero el fenómeno en sí me parece importante porque demuestra con crudeza la realidad mexicana. Todos los problemas graves del país: su miseria, el desempleo, los salarios de hambre, la permanente privatización del petróleo, la electricidad, los servicios de salud, de educación, la profunda corrupción del gobierno, pasaron a segundo plano ante la guerra de gobierno y narcotraficantes.
2. La “guerra contra el narcotráfico” le ha servido maravillosamente a Calderón para no resolver los de más problemas graves del país y para que todos los medios de información hablen sólo de eso. Pienso que en cualquier otro país –con muchos menos muertos- el presidente y su gabinete estarían en la cárcel o por lo menos ya los hubieran obligado a renunciar. Pero en México, dado que toda la clase política (PRI, PAN, PRD) y los grandes empresarios viven de los mismos negocios, a la sombra del tradicional presidencialismo, les importa un bledo que los mexicanos muertos (52 mil) –casi todos excampesinos y extrabajadores miserables de diferentes estados- pertenezcan a los sectores más oprimidos. Calderón así terminará su sexenio, en guerra contra el narcotráfico; pasará a la historia como un presidente asesino, pero luego de seis años perdidos porque los problemas del hambre, la salud, la educación, empeoraron.
3. La fascista Hillary Clinton –con el fin de extender la invasión de la CIA, del Pentágono y del ejército yanqui en México- ha declarado varias veces que en México el problema no es el narcotráfico ni la delincuencia organizada, sino la “insurgencia terrorista” que ya ha acudido a acciones políticas e ideológicas como las registradas en Colombia y otros lugares. Obvio, la Clinton no habla al tanteo porque tiene decenas de miles de policías de inteligencia que han penetrado todos los rincones del país. O es real lo que la Clinton apunta o sólo es un chantaje al gobierno para obligarlo a pedir mayor intervención yanqui en México. Por eso hay que preguntarse seriamente acerca de las concepciones políticas que maneja el narcotráfico respecto a este país lleno de lodo y corrupción institucional. ¿Es que acaso los narcos sólo son máquinas de matar, sólo piensan en un gran poder para dominar? ¿Qué pensarán acerca de la pobreza y la riqueza?
4. Todos los seres humanos tienen ideología, es decir, una serie de ideas adquiridas y organizadas con las que dirigen sus vidas. Los narcotraficantes, los políticos, los poderosos y asesinos que someten a un país o al mundo, todos, hasta los seres humanos más simples, tienen una ideología. El problema es entender que idea tiene cada quien, que objetivos se plantea y cómo usa los medios para lograr sus fines. ¿Qué tendrán en su cabeza como idea los narcos que sólo aparecen en la prensa, radio y TV como “viles asesinos”? ¿Matar, matar, para dominar el mundo? ¿Envenenar con droga a todos los seres humanos con el fin de ser los personajes más ricos del mundo? Si ser los más poderosos es su objetivo, si tener grandes propietarios de tierras, de fábricas, de bancos, es su enorme deseo, ¿no coinciden acaso con todos los poderosos y los que sólo buscan el poder? La idea de poder y más poder obsesiona al mundo.
5. Algunos clérigos han hablado del perdón a los narcos por ser también seres humanos. ¿Estarán pensando –desde mi punto de vista correctamente- que el narcotráfico, el robo, los asesinatos, los secuestros, son producto del sistema de explotación, de la acumulación de enormes y riquezas en unos pocos y la enorme miseria entre el 80 por ciento de la población? Yo no creo en perdones, confesiones, premios y castigos. Pienso que no hay que explotar, que no deben acumularse riquezas ni poder y que, al contrario, deben distribuirse con la mayor igualdad o equidad. Pienso que hay que combatir a los explotadores y a quienes giran en torno de ellos, pero a los trabajadores hay que tenerles un profundo respeto. ¿A quién carajos debe pedir perdón el pueblo que trabaja con honestidad y que a diario le roban los burgueses el producto de su trabajo? Para el clero progresista está bien, pero en tanto exista el capitalismo el perdón no sirve de mucho.
6. Desde hace ya varios años los especialistas y estudiosos del narcotráfico han venido denunciado –con base en datos duros- que entre el gobierno de Calderón y el grupo del Chapo Guzmán hay complicidad. Que el gobierno protege al narco sinaloense y sólo persigue a los narcos enemigos del Chapo. Hoy el grupo “Los Zetas” han declarado que “los Chapos” informan a los EEUU, tal como lo hace el gobierno de Calderón. Esto, desde mis reflexiones políticas me hace pensar que los Zetas tienen muy claro los juegos políticos que se dan en México. ¿Quién es quién entre los narcos? Si los 10 mil policías asesores de la Clinton hace mucho que ven política entre los narcos, ¿no deberíamos preocuparnos por conocer la ideología de estos personajes que como los empresarios y los políticos, luchan por el poder? ¿Por qué no sacan tan siquiera una declaración pública para saber si sólo matan por matar, o luchan por otros objetivos?
7. La realidad es que el sistema capitalista nos ha enseñado la lucha por el poder: poder político, económico, académico, cultural, en la familia, la escuela, la iglesia. Todos quieren ser poderosos, mandar, estar por encima de los demás. Desde que nacemos nuestros padres, los curas, la escuela, en todos lados nos enseñan que lo que vale es el poder. Y cuando veo que los narcotraficantes quieren dinero y poder, pues no encuentro diferencia con los empresarios y los políticos; incluso con los campiranos y ciudadanos que arriesgan cualquier cosa para tener poder, dinero, o aunque sea un poquito de él. La realidad es que los narcotraficantes hacen un trabajo ilegal, ilegítimo y asesino; pero a mí me gustaría que me enseñaran si explotar, hacer negocios financieros, mantener a la población en la miseria, poseer gigantescas riquezas es legítimo. Quizá legal porque las leyes fueron hecha para proteger a los ricos. Pero por ningún lugar es justo o legítimo.
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