El malandrín y sus cómplices |
Escrutinio
Tras las revelaciones sobre la escandalosa vida de su fundador Marcial Maciel —quien además de amante de la buena vida, pederasta y drogadicto, cometió otros delitos tales como bigamia y uso de documentos falsos, sin contar la fortuna que amasó mientras predicaba castidad y pobreza—, los Legionarios de Cristo han comenzado a perder el apoyo de que por décadas disfrutaron en los más altos círculos políticos, económicos y sociales y que les permitió convertirse en una de las más poderosas congregaciones eclesiásticas.
Según se informa en un sitio de Internet dedicado a asuntos del catolicismo y denominado Iglesia Peregrina Santa y Pecadora, que mantiene Teodoro Uckerman Sánchez, “otra fuerte tormenta se avecina para la Legión de Cristo, sobre todo en su bastión español”. Una acaudalada familia que ayudó a Maciel a acrecentar las riquezas de la Legión, no sólo le ha dado la espalda a ésta, sino que trata de recobrar parte de los bienes que le donó.
Se trata de la familia Oriol, una de las más pudientes de España, propietaria de inmensas extensiones de tierra en las cercanías de Madrid y accionista destacada —entre otros grandes negocios— de la compañía transnacional de gas y electricidad Iberdrola. Entre los donativos que la familia hizo a los Legionarios de Cristo, dice Uckerman, sobresalen numerosos terrenos para sus escuelas, en especial la Universidad Francisco de Vitoria, —joya del vasto sistema de instituciones de educación superior de la congregación— y la enorme finca de Cerro del Coto, sede del Centro de Formación del Regnum Christi, el brazo seglar de la Legión.
Igualmente, a través de la familia Oriol —muy influyente en el régimen franquista—, Maciel pudo establecer extensas relaciones en los medios gubernamentales, los círculos financieros, la aristocracia y las cúpulas empresariales.
Más todavía: cuatro de los hijos de Iñigo Oriol Ybarra, conde de Casa Oriol y ex presidente de Iberdrola, se hicieron sacerdotes legionarios, una hija de nombre Malen es superiora de las consagradas de Regnum Christi, y otra, monja de las Carmelitas Descalzas, superiora del monasterio de El Escorial.
Pero después de destaparse aquella cloaca que era la vida de Maciel, la familia Oriol ha optado por romper sus lazos con los Legionarios de Cristo, sin duda porque piensa que Maciel no fue una simple oveja descarriada, una solitaria manzana podrida en un barril de impolutos y saludables frutos, sino que para sus tropelías e inmoralidades gozó de encubrimiento y complicidad en los más altos niveles de la Legión, la cual —después de todo— fue obra del propio Maciel.
Por lo pronto, los sacerdotes miembros de la familia Oriol ya han renunciado a ser legionarios. Y no se fueron solos. Su ejemplo fue seguido por varios sacerdotes y seminaristas. Por su parte, la hermana Malen está en vías de abandonar las filas de Regnum Christi y parece que con ella lo harán otras muchas consagradas.
Pero lo que más preocupa a los Legionarios de Cristo, es que la familia Oriol ha emprendido acciones para recuperar al menos algunas de las costosas propiedades donadas a Maciel y su organización. El argumento principal empleado por su equipo de abogados es que Maciel utilizó engaños y simulaciones para apropiarse de ellas.
Desde luego, la Legión defenderá con uñas y dientes tan valiosos bienes y empleará todas las argucias legales y legaloides a su alcance, así que es de esperarse una larga y enconada batalla jurídica. Y falta por ver si seguirán el ejemplo de la familia Oriol otros de los generosos benefactores que, encandilados por las prédicas de los legionarios y de Maciel —a quien el propio Papa calificó de “ejemplo para la juventud”—, hicieron grandes donativos a esa congregación religiosa, que por su inmensa fortuna se ha ganado el mote de Millonarios de Cristo.
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